La Jornada 9 de diciembre de 1998

En nuestro tiempo, numerosas experiencias devastadoras: Mary Robinson

David Aponte Ť A 50 años de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, la comisión en la materia de la Organización de las Naciones Unidas recibe anualmente 400 mil denuncias de violaciones y abusos en todo el mundo, señala un documento del organismo multilateral.

La promoción y la protección de los derechos humanos es la ``piedra angular'' del trabajo de las Naciones Unidas. En esa tarea, las organizaciones no gubernamentales han contribuido en forma importante y sirven como fuente de información para fomentar los cambios necesarios en la protección de las garantías de las personas, indica.

Con motivo del 50 aniversario de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, la alta comisionada de las Naciones Unidas para esta materia, Mary Robinson, expone que este enunciado debe escucharse una y otra vez en nuestros tiempos, debido a las experiencias devastadoras de millones de víctimas que han sufrido violaciones a sus derechos.

``Incluso, en este año del aniversario se han cometido asesinatos brutales en contra de activistas de derechos humanos en muchos países. Estos (hechos) son dolorosos recordatorios de los inflexibles retos a los que nos enfrentamos en el umbral de un nuevo siglo'', expone.

En su mensaje, Robinson considera que este 10 de diciembre no debe ser la culminación de los esfuerzos, sino un presagio de una nueva época donde las personas del mundo estén unidas por la determinación de que los derechos humanos son objetivos comunes y no ideales nobles.

La firma se realizó en París

Los países miembros de las Naciones Unidas establecieron la Comisión de Derechos Humanos en 1946. La Asamblea General del organismo multilateral aprobó la declaración el 10 de diciembre de 1948, en París, en el Palais de Chaillot, luego del escrutinio de mil 400 sufragios sobre cada una de las palabras y cláusulas.

El contenido de la misma tiene como principio esencial el que los derechos humanos se basan en la dignidad intrínseca de las personas. La dignidad y los derechos a la libertad y la igualdad son indisputables, sin distinción alguna de raza, color, sexo, idioma, religión, opinión política o de cualquier otra índole, origen nacional o social, posición económica y nacimiento.

La declaración no es vinculante. Sin embargo, ha adquirido aceptación universal. Muchas naciones han citado su contenido en sus leyes básicas y algunos convenios y tratados en la materia, concertados desde 1948, tienen como fuente los principios del documento de París.

En el contexto de la declaración, las Naciones Unidas aprobaron en 1966 el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos, y el Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales, que constituyen la Carta Internacional de Derechos Humanos.

A partir de 1948, el organismo ha negociado unas 60 declaraciones y tratados de derechos humanos, con la idea fundamental de crear una cultura de defensa y promoción de las garantías del hombre, y seis comités que supervisan el cumplimiento de los estados miembros.

En ese lapso, las Naciones Unidas han elaborado diferentes métodos para investigar los abusos a los derechos humanos y ejercer presión con el propósito de que las naciones adopten las medidas correctivas. Los expertos indagan los casos llevados a la Comisión de Derechos Humanos y envían cables urgentes a los gobiernos.

No obstante los esfuerzos internacionales, la desaparición del régimen del apartheid en Sudáfrica, y el establecimiento del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, a cargo de Mary Robinson, la comunidad internacional tiene que afrontar miles de casos de abusos cada año, según un reporte del organismo multilateral.

El dato es contundente: la Comisión de Derechos Humanos de la Organización de las Naciones Unidas, con sede en Ginebra, Suiza, recoge unas 400 mil denuncias anuales de violaciones a estos derechos, provenientes de todo el mundo.