La Jornada 8 de diciembre de 1998

Más austeridad, pide Zedillo a burócratas

Rosa Elvira Vargas Ť Si el precio del petróleo mexicano se ubica el próximo año -``en el mejor de los casos''- en un promedio de 10 dólares por barril, ello significará una pérdida de 73 mil millones de pesos de ingresos en comparación con 1997, y equivaldrá a 1.9 del producto interno bruto (PIB), planteó ayer el presidente Ernesto Zedillo, y ante tal panorama pidió a la burocracia federal ``poner el ejemplo de mayor austeridad, más ahorro y más responsabilidad''.

Y añadió: ``Irremediablemente, los primeros en asumir y aun sufrir las consecuencias de toda restricción fiscal debemos ser los servidores públicos''.

Dijo entonces sentirse seguro de que los empleados del gobierno serán ``los primeros en responderle al pueblo, en asumir las medidas necesarias y redoblar el esfuerzo para proteger el crecimiento de la economía''. En síntesis, aseguró, los burócratas demostrarán que son capaces de ``hacer más con menos''.

Celebración sin festejo

El discurso presidencial en Los Pinos literalmente congeló las expectativas e incluso los anuncios anticipados de la dirigencia de la Federación de Sindicatos de Trabajadores al Servicio del Estado (FSTSE), que se manifestó segura de que durante la celebración del 60 aniversario de la expedición del estatuto jurídico de la organización los burócratas recibirían el nuevo monto salarial y un aumento en el número de días por aguinaldo.

Pero nada. Ernesto Zedillo no sólo eludió el tema, sino que reiteró su explicación sobre la continuada caída en los precios del petróleo y la necesidad de que los legisladores consideren ese hecho en las deliberaciones acerca del proyecto de Presupuesto de Egresos para 1999, y sobre todo en relación con la Ley de Ingresos, puesto que, expuso, la Secretaría de Energía ha calculado con la información disponible que para el próximo año ``la mezcla mexicana se situaría entre 9 y 10 dólares por barril''.

Frente a tal postura, el dirigente nacional de la FSTSE, Joel Ayala Almeida, admitió al término de la ceremonia: ``Creíamos que hoy (ayer) darían una respuesta'' a la solicitud salarial presentada por la burocracia ``en tiempo y forma''. A cambio, los servidores públicos salieron de Los Pinos sin el esperado anuncio y aún más: ``No hay un ofrecimiento concreto''.

Señaló que para medir la reacción de sus agremiados, ante la omisión presidencial ``hay que ver los rostros de todos, incluyendo a un servidor''.

Sin embargo, Joel Ayala anunció que este mismo lunes continuarían las negociaciones con el secretario de Hacienda, José Angel Gurría, porque su intención no es llegar ``a un punto extremo''. La demanda de la FSTSE es de 18 por ciento al salario y 70 días de aguinaldo.

Solidaridad en tiempos de crisis

El dirigente sindical resaltó que las conversaciones están sin duda ``atoradas'' en razón de las finanzas públicas hoy aún más limitadas. Asumió también que el hecho de que el gobierno del Distrito Federal haya otorgado un aumento de 18 por ciento a sus empleados, además de implicar el riesgo de que haya una burocracia de primera y otra de segunda, ``inquieta'' a los afiliados de la FSTSE.

La estrategia que ha planteado la dirigencia sindical para este año consiste en que no se amplíe la partida gubernamental para los aumentos salariales, sino que con la misma bolsa existente haya una ``reasignación'', y que de lo que se destina a los bonos y otras prestaciones de los empleados de confianza se tome para los trabajadores de base.

Sería, dijo Ayala, un acto de solidaridad gremial en estos tiempos de crisis. ``Si alguien, por ejemplo, gana 25 mil pesos como empleado de confianza y la tasa de los salarios bajos es de cerca de 2 mil pesos, pedimos que se hagan adecuaciones con el mismo dinero, y así ni se lastiman otras áreas donde debe respetarse la aplicación de los escasos recursos de que se dispone, ni se afectan las finanzas públicas''.

Puntualizó que no se trata de afectar el salario de los empleados de confianza -más de 400 mil, según sus estimaciones-, sino sencillamente de redistribuir. ``Con sinceridad, estamos cansados de que haya privilegios'' para esos trabajadores que reciben remuneraciones importantes, y eso no ocurre con los burócratas que le hacen frente a todas las tareas y a todos los programas del gobierno a través de sus servicios permanentes. ``Ellos merecen una volteada, y eso es lo que está exigiendo la FSTSE'', precisó.

Y aunque en su discurso había reiterado la pertenencia al PRI de los empleados federales, y la presencia de los líderes de ese partido -Mariano Palacios y Elba Esther Gordillo- así lo testimoniaban, Joel Ayala primero pidió analizar por qué se contrata a tanto asesor y luego planteó que la búsqueda para sus agremiados es una cuestión de justicia social. ``Si hablamos de que somos muy priístas, debemos estar acordes con nuestro lema base que es precisamente el de la justicia social''.

Asumir las restricciones

Durante su mensaje, el Presidente había resaltado también que a lo largo de seis décadas los sindicatos de empleados públicos han pugnado por la defensa de los derechos laborales con el trabajo ``constante y leal'' a favor de México.

Mencionó que durante esos años la población mexicana se ha multiplicado por cinco -de 19 millones a poco más de 95 millones-, y afirmó que el país tiene hoy un cuerpo de servidores públicos ``capaces, experimentados, conocedores a fondo de las necesidades y demandas de sus habitantes, con una firme vocación de servicio y en su inmensa mayoría honestos a toda prueba''.

En su disertación sobre las restricciones presupuestales del gobierno, subrayó que éste debe ser el primero en actuar en consecuencia. ``Así es y así debe ser'', dijo a los burócratas, y les pidió no olvidar que el gobierno ``es solamente el depositario de los recursos públicos y que su cometido es asignarlos para los fines del Estado y aplicarlos a las políticas públicas''.

La tarea de los servidores públicos, añadió, es aprovechar al máximo cada peso que ingresa al erario público, y una responsabilidad fundamental es saber adecuar las acciones a la disponibilidad real de recursos.

Entonces se remitió a la ``necesaria austeridad, al ahorro y a la responsabilidad'', les pidió redoblar esfuerzos para que se eleve la calidad de los servicios públicos y confió en que la burocracia procederá de esa manera, ``amparada por la conciencia de tener un empleo digno y respetable, que nos enorgullece ante todos los grupos sociales y ante nuestros hijos''.

Plazo hasta el día 17

Los burócratas manifestaron que esperarán a más tardar al próximo día 17 para tener una respuesta a sus pretensiones salariales, las cuales deberán aplicarse a partir del primero de enero de 1999, pues como había dicho Joel Ayala ante el propio Presidente: ``Abrir espacios en la espera de mejores condiciones económicas del país no significa claudicar en las demandas... Habremos de seguir pugnando por la recuperación económica de los trabajadores, para que por las diversas fuentes de prestaciones podamos obtener un ingreso que les permita, junto con sus dependientes, hacerle frente a la vida cara''.

No habrá, comentó luego en la entrevista, cesión de plazas a cambio de aumento salarial, pero lo cierto es que la burocracia ``aún no tiene un ofrecimiento concreto''.