Una multitud festejó el triunfo; júbilo en zonas pobres
Fernando Bossi, especial para La Jornada, Caracas, 6 de diciembre Ť Miles de caraqueños se lanzaron esta tarde a las calles como una marea humana indetenible, pero pacífica, para festejar el triunfo de Hugo Chávez, quien como candidato de una coalición de partidos de izquierda y su Movimiento Quinta República se impuso en las presidenciales con más del 50 por ciento de de los votos sobre su contrincante, el empresario Henrique Salas Romer, un independiente quien a pesar de estar apoyado por la mayoría de los alcaldes, gobernadores y por los dos partidos tradicionales de Venezuela, no pudo alcanzar al teniente coronel retirado.
Al hablar ante miles de seguidores que lo esperaron hasta entrada la medianoche,y que lo aclamaron entre gritos y lágrimas, música y cohetes, Chávez prometió arrasar con la corrupción y entregarse al pueblo de manera ``total y absoluta''.
Chávez, quien reiteró su llamado a la unión de ``ricos y pobres, trabajadores y empresarios, civiles y militares'' y citó el juramento del Libertador Simón Bolívar, arrancó nuevamente aplausos cuando en medio de su discurso se quitó la corbata que había llevado puesta todo el día.
Ya en la tarde, al conocerse las primeras cifras, en toda la ciudad comenzaron a aparecer banderas venezolanas, mientras caravanas de automóviles y motocicletas atronaban el aire con sus bocinas. El entusiasmo estalló, pero sin violencia alguna.
Los manifestantes se dirigieron hacia el centro de la ciudad, muy cerca del hotel Hilton, donde Chávez siguió paso a paso los comicios. El ex militar se dirigió más tarde al escenario levantado frente al teatro Teresa Carreño, donde ya estaban actuando dos de los grupos musicales, que lo acompañaron durante su campaña, Un Solo Pueblo y el Grupo Madera.
Un gran busto de Simón Bolívar con una inmensa bandera venezolana de unos 25 metros de largo adornaba el palco desde donde Chávez se dirigió a la medianoche a la población.
También hubo festejos en todo el interior del país. La alegría era visible en los barrios pobres. Durante la mañana, caraqueños de los suburbios marginados hablaron de sus esperanzas con estos comicios, y sobre sus problemas más apremiantes: ``Estamos pasando hambre. Lo que ganamos no nos alcanza para comer. No hay trabajo. Queremos un cambio''.
En realidad, la palabra ``hambre'' se repetía una y otra vez, entre la empobrecida población, tanto como la esperanza en Chávez.
Según estadísticas privadas, hay por lo menos 600 mil hogares donde no se come todos los días. Al preguntársele a los caraqueños qué se espera del nuevo gobierno, hablaban de la necesidad de sinceridad ``como lo ha demostrado Chávez'', y que ``haga algo muy rápidamente'' para atender el problema del hambre.
Fue un clásico día venezolano: un poco de sol, luego nublado, lluvias ligeras, pero de calma absoluta. La gente fue a votar temprano y se dio tiempo para ir a la plaza con los niños, como en un domingo común. Por los barrios se veían largas colas de entusiastas electores y soldados desplegados ante las escuelas y centros de votación.
El candidato presidencial del Polo Patriótico, Hugo Chávez, votó a las10.30, hora local, acompañado de su esposa, en la escuela Nuestra Señora del Rosario en Baruta, un barrio de Caracas. Era la primera vez que Chávez votaba en elecciones presidenciales, ya que antes no podía hacerlo por su condición de militar.
Asediado por cientos de seguidores, Chávez tomó su tiempo en llegar hasta la mesa de votación. Luego pidió prudencia en los festejos y, especialmente, evitar la ebriedad y cualquier tipo de ``provocación''.
A la misma hora, su rival, el único que podía disputarle la presidencia y en quien depositaron sus esperanzas las clases empresariales y políticas, Henrique Salas Romer, votó en la industrial Valencia y luego se trasladó a Caracas, para seguir de cerca los resultados.
Una fiesta popular en paz
En el comando de los seguidores de Chávez había gran preocupación, ya que en los días anteriores en los barrios residenciales, los ricos venezolanos vaciaron literalmente los supermercados, como si estuvieran esperando un golpe de Estado, que algunos anunciaban si Chávez resultaba ganador. Otros hicieron largas colas en las casas de cambio para comprar dólares.
Sin embargo, la movilización popular que comenzó casi inmediatamente después de conocerse los primeros datos del triunfo, se hizo en forma efusiva, espontánea, pero a la vez, muy organizada.
Eran los mismos que tres días antes protagonizaron la movilización popular más grande en la historia de Venezuela, en el reciente cierre de campaña, el pasado 3 de diciembre, cuando incluso las propias fuentes oficiales calcularon más de un millón de personas el día en que Chávez dio su discurso final.
Ese día, como el de hoy, el espectáculo fue sobrecogedor, pues se vio llegar a miles de pobres, muchos de ellos descalzos, provenientes de distintos lugares del país.
Los observadores internacionales sostuvieron que todo transcurrió en absoluta normalidad. Se utilizó un sistema computarizado, ya estrenado en las pasadas elecciones legislativas de noviembre pasado, y se temía que hubiera fraude, porque esa vez lo hubo y los seguidores de Chávez, que arrasaron también en esos comicios, lo demostraron ante la Justicia Electoral .
Pero Salas Romer tuvo un gesto que muchos destacaron y dijo que ``había ganado la democracia en Venezuela por la participación alta y el entusiasmo de la población''. Mientras, cientos de venezolanos bailaban en las calles.