Arturo Cruz Bárcenas Ť Lo ideal hubiera sido que la fiesta se realizara en un castillo. Pero el de Chapultepec es sólo para la realeza. Y eso desde Maximiliano y Carlota. Ergo: ¿qué tal el Casino Español? Ahí también hay mármol, altas columnas neoclásicas. Y salones amplios para mostrar la habilidad, si no de un vals, por lo menos de una cumbia.
El pasado martes, la 20th Century Fox hizo la premier de la que asegura es la película de películas de fin de año: Por siempre. Cenicienta, una historia de amor, que será estrenada el 11 de diciembre. Es una realización de Andy Tennant que aporta una versión del clásico de los hermanos Grimm. Es estelarizada por Drew Barrymore (Danielle), Anjelica Huston (Rodmila), Dougray Scott (Príncipe Enrique) y Jeanne Moreau (Grande Dame).
Postfunción, los comentarios fueron positivos y se señaló que la cinta tiene un encanto. Hasta ahí. Cada quien haría después su mejor crónica y sesudo análisis.
De la invitación para la premiere podía desprenderse una zapatilla que llevaba impreso un número para una rifa. Productos de belleza, cremas para el cutis azotado por imecas, cuentas bancarias para enfrentar la cuesta de diciembre, un poderoso arcón navideño para no comer sólo bacalao o romeritos y un diamante que una afortunada y joven chica se sacó.
Los reporteros, invitados y colados tuvieron que portar un antifaz (para dar ambiente palaciego) y bailar con su cenicienta (algunos por fin llevaron a su esposa o x a un baile que no fuera en el Califa) y danzaron hasta pasadas las 12 de la noche. Las bebidas fluyeron sin restricción. Camarones bañados en salsa fueron repartidos sin reserva. ``Ese no. Quiero ese que está más grande'', exigía un exigente ceniciento hecho príncipe por unas horas. La madrugada llegó y la conciencia de que ya no había servicio del Metro y de que no se tenía para el taxi hizo que el sueño se convirtiera en calabaza. ¡Cuaz!