Negativo, el saldo de la gestión, coinciden PRI y PAN en su balance
Entre la esperanza de los ciudadanos que lo eligieron en las urnas y la objeción sin tregua de la oposición a cada tarea que emprende, el gobierno del Distrito Federal, encabezado por Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano, no ha dejado de ser, desde hace un año, el centro de debates por sus acciones u omisiones en todos los ámbitos de la vida privada y pública de los capitalinos. La ciudad de México está más politizada que hace 365 días y es más, mucho más participativa, exigente y crítica. Este fenómeno, nuevo en su historia, se refleja con todas sus aristas en las posiciones de los tres principales partidos. Un PRD que en la transición impulsa con fuerza su proyecto de democracia; un PRI que no termina de asimilar su desplazamiento de las simpatías capitalinas, y un PAN que se resiste, con toda su fuerza, al cambio.
Un respiro en 70 años
Para el perredista Javier Hidalgo, dos veces representante popular, el gobierno cardenista ``está entrando en la etapa de la consolidación'', aunque sólo tiene un año, lapso muy breve, ``un respiro, si lo queremos comparar con los 70 años de gobiernos priístas''.
En entrevista, el dirigente social, fundador de organizaciones demandantes de vivienda y actual vocero de la fracción del PRD en la Asamblea Legislativa, considera que ha comenzado el proceso de estabilidad que marca las diferencias entre una y otra administración. ``Con sus errores y sus aciertos, este gobierno definió un rumbo distinto al de otros años, que lo diferencia del federal''.
Advierte que el mayor error de la administración que encabeza Cuauhtémoc Cárdenas es la falta de una política de comunicación social lo suficientemente fuerte ``para entrar en contacto con los ciudadanos''.
Explica: ``Se han perdido acciones importantes realizadas por Cuauhtémoc Cárdenas o por gente de su equipo, por esta notoria ausencia de una política de comunicación social''. Destaca, sin embargo, el incremento del presupuesto en la materia para el próximo año. Aunque advierte que ``es ridículo el monto asignado para las necesidades de informar a 8 millones de capitalinos''.
Lograr que la gente se involucre en la toma de decisiones de este gobierno y participe más en el destino de nuestra capital será posible en la medida en que la sociedad cuente con más y mejor información. ``En este punto debe acelerarse el paso y que permeen, lo más pronto posible, los mensajes de la autoridad''.
Una de las principales diferencias entre los gobiernos priístas y perredista en esta ciudad, es que ``antes teníamos decisiones autoritarias, todo se hacía por decisión de los de arriba. Ahora comenzamos a entrar en un proceso de intensa participación ciudadana y la gente puede elegir al jefe de gobierno, opinar acerca de acciones que le afectarán en su colonia o calle''.
En materia económica, dice, el más claro ejemplo de lo que está cambiando es la integración del paquete económico para 1999. ``Se plantea un presupuesto de egresos más solidario, enfocado a beneficiar a los grupos menos favorecidos y no a unos cuantos. Hay justicia y equidad: que paguen más quienes más tienen''.
Acerca de la seguridad pública, uno de los renglones prioritarios de esta administración y principal flanco de ataque contra el jefe de gobierno, Javier Hidalgo opina: ``Sin entrar en el debate de si suben o bajan los índices delictivos, creo que se ha dado una nueva forma de combatir la inseguridad pública. Antes, la forma de enfrentar la delincuencia era amedrentando a la población con actos espectaculares, para tratar de imponer, con resultados muy pobres, el orden y la seguridad.
``Es innegable que agravaba más la situación la manera de actuar prepotente e ineficiente de la policía. Su expresión más extrema fue el caso Buenos Aires. También pregunto: ¿cuál era la forma de entrar a la Anáhuac o a Tepito? Con violencia, amedrentando, causando temor en la gente. Hoy eso ha cambiado''.
Se ha subestimado problemas
Lo que diferencia al gobierno cardenista con los emanados del PRI es que actualmente se han ``subestimado'' los problemas, imperado más las actitudes demagógicas y la falta de cumplimiento de los compromisos de campaña, opina el diputado local priísta Eduardo Escobedo, integrante de la II Asamblea de Representantes y ex funcionario de primer nivel en el entonces Departamento del Distrito Federal.
Considera que hasta ahora la viabilidad de la ciudad de México se ha alcanzado gracias a los logros de los gobiernos priístas. La infraestructura urbana, educativa, hidrológica, de salud o vivienda se consolidó en las administraciones priístas.
``¿Qué ha creado el gobierno cardenista? Nada. Más aún, no han asumido la responsabilidad de la descentralización educativa, porque saben que es una enorme responsabilidad y lo que menos quieren es dañar la aspiración de Cuauhtémoc Cárdenas'', expresa.
Agrega que los cambios planteados o prometidos por el PRD y el jefe de gobierno no se han vislumbrado, no son tan visibles. Por ejemplo, en seguridad pública, lejos de resolverse la principal preocupación de la sociedad, ésta se ha agravado sin satisfacer las expectativas de la gente''.
En este tema reconoce que con todo y sus errores, cuando el gobierno era priísta, se creó toda una infraestructura policiaca para evitar los ilícitos. ``Es un hecho que los índices estaban por debajo de los actuales''. Cita que hoy los asaltos bancarios han duplicado a los ocurridos en 1997, que eran los más altos en administraciones anteriores. Los secuestros exprés, por citar otro caso, no se habían desbordado ni tampoco los robos a transeúntes.
``Los contrastes allí están. Y a un año de este gobierno, creo que se ha incurrido en el error de subestimar los problemas, y se habla y promete a la sociedad como si realmente fuera posible acabar con ellos de la noche a la mañana.
Afirma Escobar que una de las lecciones más importantes que dejó el triunfo del PRD en 1997, ``es que este partido no reparó antes en la dimensión de los problemas de la ciudad, no limitó sus ofertas políticas, a sabiendas de que no podían llevarlas a cabo, a pesar del costo que implicaba esto en la confianza y la buena fe de la gente que votó por este gobierno''.
Siento que su inexperiencia se reflejó en una falta de diagnóstico, de estudio real acerca de la problemática de esta ciudad y las formas en cómo debería abordar las soluciones, partiendo del hecho de que es otro partido, con otros objetivos y otras propuestas. Y todo eso, hasta ahora, no lo hemos visto en nuestra realidad diaria.
Ciudad más vieja y al garete
Entrevistado por separado, el coordinador del Partido Acción Nacional en la Asamblea Legislativa, Miguel Hernández Labastida, coincide en que el saldo de la administración cardenista es negativo, por las grandes lagunas en la administración pública, la carencia de un programa rector para la ciudad, la indefinición de prioridades y la nula realización de obra pública.
Tras recordar los cambios ocurridos en el gabinete del Ejecutivo local, Hernández Labastida subrayó que las constantes contradicciones entre el decir y el hacer de los funcionarios, sólo han generado un ambiente de ingobernabilidad y confusión entre los capitalinos, quienes no vislumbran una salida a su precaria situación.
Para el blanquiazul, las características principales de este primer año de gobierno de Cuauhtémoc Cárdenas han sido la anarquía, la inestabilidad y la improvisación. ``No ha sabido ordenar el caos administrativo heredado de las gestiones priístas, en detrimento del bienestar de los casi 9 millones de capitalinos'', admitió Miguel Hernández.
Al cumplirse hoy un año, el líder panista sentenció que tanto Cárdenas como sus colaboradores ha caído en incompetencias, contradicciones y desgobierno.
Enfatizó que el único logro fue el constante combate a la corrupción y descubrir fraudes de funcionarios pasados, quienes lucraron con los recursos públicos en la contratación de obra pública, compras de equipo o en el ejercicio de su presupuesto.
Sin embargo, consideró que se abusó de los ``anuncios espectaculares y de la publicidad gratuita que les reportó la denuncia pública, y se perdió más ante la carencia de sustento legal en las mismas, lo que implicó que se desvaneciera el castigo efectivo a los supuestos funcionarios corruptos''.
En este sentido, citó el caso de Fernando Peña Garavito, director general del Servicios al Transporte durante la gestión de Oscar Espinosa, quien fue encarcelado por irregularidades en su gestión. Pero ante lo endeble de las pruebas, salió libre con la simple restitución de los recursos malversados.
Por todo ello, concluyó Hernández Labastida, ``este primer año de Cárdenas ha transformado al DF en la ciudad de la anarquía y el caos. Ahora toca al ciudadano común juzgar ante el evidente abandono en que se tiene a la urbe y que hace que cada día parezca más vieja y al garete''.