Eduardo Montes
Resistencia necesaria

Con satisfacción debo reconocer una equivocación en mi artículo del sábado anterior, en el que afirmé que los dirigentes sindicales no saben hacer otra cosa que declaraciones y retobos frente a la política económica gubernamental. No es así. Al parecer la inconformidad de los trabajadores está orillando a las direcciones sindicales menos subordinadas al gobierno y su partido a dar pasos concretos encaminados a presentar resistencia a las decisiones económicas del doctor Zedillo y su equipo tecnocrático.

Varios sindicatos agrupados en la Unión Nacional de Trabajadores, entre ellos la Alianza de Tranviarios de México, que agrupa a los trabajadores de la red de trolebuses y tren ligero de la ciudad, el sindicato de telefonistas, la Alianza de Sindicatos de Sobrecargos y Aeromozas y el sindicato de los trabajadores de la UNAM, organizaron diversos actos de protesta y paros parciales, que debieron realizarse ayer, como una forma activa de expresar su rechazo al paquete económico del gobierno, que castiga severamente a la ya muy disminuida economía de los trabajadores. Por razones que tienen el mismo origen, organizaciones estudiantiles preparan la protesta contra los recortes presupuestales a la educación superior.

Desde perspectiva distinta, dice el secretario de Hacienda, José Angel Gurría, el gobierno no decide sus políticas económicas para ganar popularidad. Ideas semejantes expresan otros personajes del gabinete económico y el mismo Presidente, y no hay razón para no creerles. No les importan en lo absoluto los estragos que esas medidas causan en los ingresos y niveles de vida de millones de asalariados y sus familias, les tiene sin cuidado la vertiginosa extensión de la pobreza y la indigencia provocadas por su modelo económico, al cual se aferran de manera dogmática y suicida. Tampoco escuchan las razones, ya no digamos de los analistas independientes, de intelectuales o dirigentes políticos de la oposición, ni siquiera de quienes, militantes del partido oficial, que hoy están preocupados por la situación y piensan en la necesidad de modificaciones al rumbo económico.

A Zedillo y sus hombres, incluyendo a los jefes del PRI, sólo les preocupan las finanzas públicas ``sanas'', los equilibrios macroeconómicos; no pueden ni quieren ver más allá de sus fórmulas monetaristas. En el fondo de la negativa del Presidente para reunirse con López Obrador y otros dirigentes del PRD, está el menosprecio a las opi- niones discrepantes con sus dogmas sobre el llamado libre mercado y las recetas del FMI, su rechazo a quienes ponen en el centro del quehacer eco- nómico el bienestar de la gente. Esa posición oficial ha cerrado peligrosamente todas las puertas para el dialogo y las negociación verdaderas sobre políticas económicas.

Tal cerrazón ayuda a explicar las razones por las cuales direcciones sindicales hasta hace unos cuantos días casi pasivas ahora convoquen a la resistencia activa a las políticas neoliberales. El conjunto de las direcciones sindicales, debe recordarse, perdió hace muchos años su capacidad y fuerza de negociación con el gobierno; desde los años setenta no influyen en las políticas económicas oficiales y, lo que es peor, se habían reducido al papel de justificadores de esas políticas, profundizando su divorcio con los afiliados a sindicatos, aumentando su debilidad frente al poder público. Hace más tiempo aún que habían renunciado a las armas legales del sindicalismo para presionar en favor de los intereses de los trabajadores. Con la convocatoria a diversos actos de protesta y paros parciales, los sindicatos de la UNT dan un paso de enorme importancia. Y, aunque los dirigentes de esos gremios tal vez no tengan idea cabal del significado de su acción (política no gremial), ésta puede marcar un punto de cambio en el escenario social y político del país.

Naturalmente, no debe exagerarse; una golondrina no hace verano, pero puede anunciarlo.

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