La Jornada 2 de diciembre de 1998

El INI ha ``fracasado'', afirma José del Val

Víctor Ballinas /I Ť ``¡No basta con que legislemos a favor de los indígenas!'', sostiene el director del Instituto Indigenista Interamericano (III), José del Val. Mientras no se les destinen cuantiosos recursos para proyectos y programas ``nada va a cambiar para ellos'', añade.

Al hacer una revisión crítica de los 50 años del Instituto Nacional Indigenista, Del Val asevera: El INI ``fracasó'' en sus dos objetivos centrales. Primero, no logró ``desaparecer'' a los indígenas como tales incorporándolos al desarrollo. En esto ``falló por fortuna, pues se ha preservado su cultura''. Y segundo, tampoco pudo coordinar a las distintas secretarías de Estado que tienen relación con la problemática de las diferentes etnias.

En 1940, de acuerdo con datos del censo de población de ese año, el país tenía una población de 16 millones 552 mil 772 habitantes; de ellos, 2 millones 251 mil 86 eran indígenas de cinco años y más que hablaban su propia lengua, aunque el total de población indígena en esa fecha sumaba más de 4 millones de personas.

Esas comunidades eran atendidas en la administración del presidente Lázaro Cárdenas a través del Departamento de Asuntos Indígenas. En el año mencionado se realizó en el país el primer Congreso Indigenista Interamericano, en Pátzcuaro, Michoacán, y en sus resolutivos se aprobó la creación del Instituto Indigenista Interamericano y se acordó que los países firmantes debe- rían constituir institutos indigenistas nacionales, que serían filiales del III.

De esa forma, en 1948 el gobierno de la República sometió a consideración de la Cámara de Diputados la creación del INI, para que ``estudie y planee la resolución de las necesidades y el aprovechamiento de la realización de los grupos indígenas que en el país suman más de 4 millones de personas que, en menor o mayor grado, participan todavía de restos culturales que les dan una fisonomía propia, distinta a la del campesinado mexicano''.

En el segundo considerando de la exposición de motivos para la creación del INI, se indicaba que los grupos indígenas, organizados en comunidades, requerían un estudio especial para proporcionarles mayor atención de la recibida hasta ese momento. La iniciativa que dio origen al INI se discutió en octubre de 1948, y fue aprobada, luego de una prolongada discusión sobre el indigenismo, según se desprende del Diario de Debates de la Cámara de Diputados de ese año, y cuya reproducción se incluye en el libro 30 años del INI.

Esta institución ha tenido en 50 años 9 directores incluida la actual, Melba Pría, quien tomó posesión del cargo en octubre pasado.

El primer director, Alfonso Caso, duró 22 años en el cargo, de 1948 a 1970; Gonzalo Aguirre Beltrán dirigió la institución de 1970 a 1976; Ignacio Ovalle, de 1977 a 1982 ; de 1983 a 1984 la dirigió Salomón Nahmad Sittón; de 1984 a 1988, Miguel Limón Rojas; de 1988 a 1992, Arturo Warman; de 1992 a 1994, Guillermo Espinoza; de 1994 a 1998, Carlos Tello Macías.

De 1948 a la fecha, la ley que dio origen al INI no ha sido modificada, aunque sí sus estrategias. Hasta finales de los sesenta estuvo vigente la idea de que los indígenas se iban a incorporar al desarrollo. A comienzos de los setenta, su estrategia se modificó, y se inició la expansión del INI en todo el país por medio de los centros coordinadores.

Las cifras de la marginación

A 50 años de distancia, los indígenas son los más pobres entre los pobres. Las estadísticas del Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática (INEGI) de 1995 destacan que 40 por ciento de su población es analfabeta, que se hablan más de 90 lenguas y existen 56 etnias.

Durante los últimos cuatro años, el presupuesto anual para la atención a los indígenas es de aproximadamente mil millones de pesos, de los cuales 40 por ciento es para el pago de nómina. Esos recursos deberían servir para la atención de 10 millones de indígenas en el país; sin embargo, ``sólo se atiende a 50 por ciento de esa población''.

El INEGI destaca que en 1990, 33.1 por ciento de la población indígena nacional era analfabeta, contra 12.4 por ciento del promedio nacional de analfabetismo. Asimismo, resalta el censo que en ese año 64.5 por ciento de la población indígena de 15 años y más no contaba con primaria concluida; 20.6 por ciento eran monolingües en municipios donde 30 por ciento de la población era indígena.

Para 1995, de acuerdo con el conteo del INEGI, la población de lengua indígena de 5 años y más sumaba 2 millones 668 mil 803 personas; había 11 mil 924 comunidades con 70 por ciento o más de población indígena, en un 44.27 analfabeta; 35.06 por ciento habitaban en viviendas sin electricidad; 58.12 por ciento de las viviendas carecían de agua entubada y 88.5 por ciento no contaban con drenaje.

El mismo conteo señala que en 1995 la población indígena sumaba 10 millones 40 mil 401 habitantes, y la población estimada por el INI para 1997 sumaba 10 millones 597 mil 488. El INEGI destaca que en 1990 se tenían 2 mil 403 municipios, para 1995 pasaron a 2 mil 428 y el dato estimado para 1997 es de 2 mil 434.

De ese total de municipios del país, en 2 mil 315 hay hablantes de lenguas indígenas; en 113 no hay hablantes de lengua indígena; en 556 municipios, 70 por ciento o más de su población es indígena; en 247 municipios su población es entre 30 y 69 por ciento indígena, y en otros 803 municipios, 30 por ciento de los habitantes son indígenas.

De acuerdo con una estimación del INI, basada en información propia y del INEGI, la población indígena para 1997 sería de 10 millones 597 mil 488 personas. De la población indígena, 40 por ciento se localiza en Oaxaca, con un millón 938 mil 867; Veracruz, con un millón 427 mil 832, y Chiapas, con un millón 375 mil 976.

En la memoria editada por el INI con motivo del 30 aniversario de su fundación, Jerónimo López Castro, chontal, economista del Instituto Politécnico Nacional y quien en 1977 era coordinador de la Comisión Permanente del Consejo Nacional de Pueblos Indígenas señala que ``con muy pocas excepciones, nuestra representación en el INI se vuelve simbólica, pues luego de 30 años, aún faltan los instrumentos operativos para asegurar la participación de los pueblos indígenas en la política indigenista''.

``Eso ha conducido a la inacción del INI; pese a declaraciones y nuevas orientaciones expresas, todavía en muchos casos está llena de paternalismo, paternalismo que se traduce en inmovilidad y en ineficiencia. Se pueden mejorar técnicas administrativas, y ello nos parece adecuado'' agrega.

Otra voz indígena, Natalio Hernández, maestro normalista bilingüe, quien ha trabajado en la UNAM, en el Programa Bicultural de la Dirección General de Extensión Universitaria, expresa en el mismo libro --30 años del INI-- que ``la política indigenista oficial desarrollada desde la fundación del INI se ha caracterizado por haber negado a los grupos indígenas la posibilidad de plantear sus propias demandas e intervenir en la conformación de los planes y programas que se desarrollan en las regiones étnicas del país''.