La Jornada 2 de diciembre de 1998

LA MUESTRA Ť Carlos Bonfil

Abajo de la piel

Tal vez recordará el espectador la exhibición, hace algunos años, de una interesante película inglesa, Ojalá estuvieras aquí (Wish you were here, 1987), primer largometraje del guionista inglés David Leland, y la notable actuación en el rol estelar de Emily Lloyd, una joven de 16 años. Aquella cinta guarda similitudes con Abajo de la piel (Under de skin), también inglesa, opera prima de la brasileña Carine Adler. Ambas describen el malestar emocional de una adolescente (en la historia de Adler, la protagonista Iris tiene 19 años), y la expresión de ese conflicto mediante una sexualidad sin inhibiciones, asumida orgullosamente, en desafío a la moral tradicional. Una diferencia capital con la cinta de Leland es que Abajo de... es obra de una directora interesada en ``explorar la sexualidad femenina y sus experiencias desde un punto de vista femenino''.

La primera experiencia descrita es la vivencia de un duelo. Iris (formidable Samantha Morton) y su hermana Rose (Claire Rushbrook) han perdido a su madre (Rita Tushingham), víctima de cáncer cerebral. Pero las formas de vivir esta experiencia son totalmente distintas para cada una. Rose, refugiada en el hogar con un marido comprensivo, no comprende la lenta desintegración moral de Iris, quien multiplica sus encuentros sexuales y busca afanosamente gratificaciones afectivas que nunca llegan o que se manifiestan mediocremente, como su relación con un hombre violento empeñado en humillarla y someterla sexualmente.

Adler narra esta historia con una gran economía de recursos. La cinta costó apenas un millón de dólares, se filmó en 16 mm, con cámara en mano, a manera de un ejercicio estilístico. Sin embargo, tuvo en el Festival de Edimburgo un éxito sorprendente. Favorita entre 18 películas en competencia, obtuvo el premio Michael Powell a la mejor cinta británica. Carine Adler escribió el guión basándose en las investigaciones de la psicóloga Estella V. Welldon, autora del libro Mother, Madonna, Whore (Madre, virgen, puta) y presentando algunas de sus tesis, en particular las formas de compensación afectiva a las que puede recurrir una mujer luego de la pérdida de un ser querido. Aunque en la película el desarrollo de esta noción es un tanto esquemático, y rudimentarias las escenas oníricas que aluden a la nostalgia por la madre desaparecida, su elemento más sugerente es la anticomplacencia en la presentación del personaje de Iris, considerado no como un caso clínico ni una enferma ni un estereotipo de rebeldía juvenil, sino como personaje complejo de conducta imprevisible.

Buena parte de la crítica estadunidense rechazó la cinta precisamente por la intransigencia de la protagonista, por su aparente amoralidad, pero también por presentar la muerte de una madre como un detonador de violentos conflictos emocionales, de divisiones familiares y no como el suceso que tradicionalmente propicia la cercanía afectiva de los sobrevivientes o su eventual reconciliación.