Yomira John sedujo en Veracruz con su exhuberancia y picardía
Arturo Jiménez, enviado, Veracruz, Ver., 29 de noviembre Con un repertorio basado en las superclásicas del son, lo cual le aseguró, junto con su exuberancia y picardía, la seducción del respetable, la panameña Yomira John encabezó anoche el cierre del tercer Festival Internacional de Son Montuno, que según organizadores ya aseguró, ``con o sin apoyos oficiales'', su cuarta versión.
La velada en el Rincón de la Trova, que se prolongó hasta casi las cuatro de la madrugada, comenzó con un interesante experimento a cargo del decimero Don Rodrigo Castellanos y su Solamente Son, grupo de son jarocho al que se integraron instrumentos de son cubano.
Fue así que, por ejemplo, el famoso y polisémico Querreque, cantado en décimas, tuvo esa noche un sensual aire caribeño de bongó, tumba y tres, y que, a su vez, la Guantanamera conociera la picardía y dulzura de la jarana y el arpa.
Pese a que estos sonidos no se percibieron del todo logrados, es claro que aquí hay una vía abierta para la hibridación.
La segunda sorpresa vino del vecino puerto de Alvarado, con el cuarteto de son La Clave Azul (Agustín Lara Dixit). Las secas y limpias percusiones, junto a los acertados coros, consiguieron el inmediato reconocimiento a este grupo, que pese a tener apenas seis meses está bien integrado.
Hugo Cevallos y su Trópico realizaron un buen papel con ``el rey de todos los sones montunos'', el Son de la Loma, de Miguel Matamoros. Rindieron también homenaje a José Macías con aquello de ``acelera, Tapa, acelera''.
El rincón trovero y la plazuela del Callejón de la Lagunilla eran ya un hervidero de gente y espíritus, como el de las ``señoras de edad'', cuya elegancia se acentuaba con los suavesísimos movimientos montunos de sus caderas. Eran barcas ancladas en el malecón.
Hugo Cevallos comentó que el resurgimiento del son en este puerto ``está costando mucho trabajo, pero parece que poco a poco está cediendo la juventud. Por lo menos ya se acabó aquí esa mala música de sombrerudos. Aquí queremos seguir con el son y yo he de seguir con él''.
La cosa iba en ascenso y la llegada de los Pregoneros del Recuerdo, de Alfredo y Arturo Pitalúa, tuvo el don de la pertinencia. Ellos, simplemente, son quizá el mejor grupo sonero del puerto.
Así, Yomira John y Los Pregoneros del Son (excelente grupo cubano-defeño-veracruzano que la apoyó a última hora) encontraron terreno fértil para sus recreaciones de Moliendo café, Veracruz, El manisero, El yerberito y Panameña.
La monumental mulata de cortísimo cabello imbricado y rubio, sudorosa, hizo del gran ambiente un ambientazo de rumbeo, palmas e improvisados adoradores con los hombros de flores destornilladas, de coros masivos de ``café, colao y colao''. Su potente voz subía y bajaba por toda esa casona de dos siglos de ausencia.
Sólo un intento de popurrí mexicanizado rompió un momento el encanto. Pero Yomira incluso regaló un estreno con ``como quieres tú, así no quiero yo que me quiera nadie''. El veracruzano Domingo Valdivia y su tresillo le robaron algunos aplausos a Yomira.
La Trova Jarocha Clave de Oro, con su clásica limpieza en la ejecución del ``son típico-tradicional'', clausuró la madrugada. El Rincón de la Trova es su sede y sin exagerar, su razón de vivir, pues tan sólo hay que ver la devoción en la mirada sin luz de don Pepe Sosa.
Anoche, sin ninguna explicación, no se estreno el Son del rincón, canción del musicólogo y compositor Eduardo Soto Millán, que estaba programada desde el viernes.