La Jornada 30 de noviembre de 1998

Recuerdos, fantasmas y anécdotas crudas de Helena Paz en la FIL

Mónica Mateos, enviada, Guadalajara, Jal., 29 de noviembre Cobijada por dos de los apellidos más importantes de las letras mexicanas, Helena Paz Garro apareció en la Feria Internacional del Libro (FIL) con su costal de muchas palabras, que tejen historias aderezadas con sueños, poemas hilvanados con anécdotas crudas, recuerdos salpicados de fantasmas.

Presentó una novela, hasta ahora inédita, de su madre Elena Garro: Mi hermanita Magdalena. Es uno de los muchos textos que, asegura, se encuentran en el baúl de las obras que no llegó a ver publicadas la escritora, que falleció el pasado agosto.

El próximo año se darán a conocer dos de cuentos y quizá la poesía que Elena Garro escribió, a través de Ediciones Castillo, cuyos directivos afirman que Mi hermanita Magdalena es tan importante como Los recuerdos del porvenir, y no dudan en declarar que ``quizás estamos frente a la última novela inédita de Elena Garro y que se convertirá en un clásico de la literatura mexicana''.

Totalmente en desacuerdo con la autora del prólogo de la citada novela, Patricia Rosas Lopátegui, la voz de eterna niña desvalida de Helena Paz Garro se agita cuando explica que ``no es verdad que los personajes femeninos de Mi hermanita Magdalena sean el alter ego de mi mamá, siempre dicen eso de sus protagonistas, sobre todo si son paranoicas y autodestructivas. Esta novela no tiene nada que ver con nosotras. Magdalena y Estefanía, los personajes, no tienen líos, no tienen temores. No sé por qué Patricia Rosas lo afirma''.

En 1986 el manuscrito de Mi hermanita Magdalena fue rechazado por varios editores, ``tal vez porque fue leído durante la crisis económica de México, o porque Testimonios sombre Mariana había producido cierto descontento. Ediciones Castillo la rescata del olvido'', señaló Rosas.

Así empieza la novela, que ``contiene tintes autobiogróficos'' de Elena Garro: ``La desdicha empezó en mi casa con la desaparición de mi hermanita Magdalena. No sé por qué digo desdicha. Es difícil escoger las palabras que definen las vidas y las situaciones, sobre todo cuando la complejidad de los hechos y de los personajes escapan a la imaginación de una mente provinciana y medianamente dotada como es la mía. Quiero decir que no estábamos preparados para la catástrofe que se abatió sobre nosotros''.

La única hija de Octavio Paz -también fallecido este año- guarda los manuscritos de Elena Garro en una caja fuerte: ``Tengo 96 libretas sobre la Revolución Rusa, y todos sus poemas, que son bastante buenos. Ella no quería que se conocieran, porque nunca se consideró una buena poetisa, pero era genial, dos o tres de sus poemas son francamente magníficos''.

-¿Recuerdas alguno?

-Hay uno que se llama Las hijas del rey pobre, y dice, más o menos: ``Erase un rey muy pobre, pero tenía el oro de sus cabelleras...'' Otro esta dedicado a su hermana Beba: ``Niña, te tengo agarrada de la mano, te han castigado y estás buscando monedas de oro y estrellas en el cielo''. ¡Qué bonito!, ¿no? Los dedicados a su padre y a su familia son los mejores. A mí me escribió algunos, pero como que no la inspiraba mucho.

Para los primeros meses de 1999 Ediciones Castillo tiene planeado lanzar al mercado dos libros de cuentos de Elena Garro y una autobiografía de Helena Paz Garro, quien actualmente se encuentra escribiendo los recuerdos de su infancia, adolescencia y primera juventud al lado de las personalidades que solían frecuentar su casa paterna: André Breton, Albert Camus, Ernst Junger: ``Llevo escritas 111 páginas y apenas voy en los 11 años. No los pongo como personajes de novela, todos bellos, pero tampoco eran unos demonios. Los describo como los viví. Soy como el ojo de una cámara''.

Un mundo de letras en el que deambulan, desde expertos lectores que van a la búsqueda de garbanzos de a libra, hasta novatos que se entretenienen tanto en los stands de libros esotéricos como en los anaqueles de enciclopedias ilustradas, se extiene en los 14 mil 400 metros cuadrados de la FIL 98.

Aproximadamente, 30 mil las personas llegaron ayer a la exposición para mirar libros que, para desilusión de muchos, mantienen los mismos precios que normalmente tienen en las librerías. Ya lo dijo una expositora: ``Esta es una feria de novedades, no de baratas''. Y esos libros novedosos, que cuando concluya la FIL estarán disponibles en los locales de costumbre, no se cotizan en menos de 100 pesos (los delgaditos), y ya ni hablar de las ediciones de lujo o aquellos que superan las 200 páginas, como el último de los diarios de Anaís Nin, Incesto, que pellizca los 200 pesos.

Inversión de 15 millones de pesos

La FIL tuvo una inversión de 15 millones de pesos. 500 personas atienden a los visitantes que buscan y buscan, a veces sin saber exactamente qué, entre los stands de las 923 editoriales participantes, entre las que destacan Alfaguara, Océano, Trillas, FCE, Planeta, Plaza y Janés, verdaderas minilibrerías que se comen a los localitos que ofrecen desde piedras para la suerte hasta estampitas de San Judas Tadeo, métodos rápidos para aprender inglés y cómics eróticos.

En este ambiente los jóvenes boricuas que vienen de la Universidad de Puerto Rico son los rostros amables que platican con quien se los solicita, para explicarles cómo es su ``Borinquen querido''. Diariamente están editando un periódico, en el que informan acerca de las actividades que la delegación puertorriqueña ofrece a los tapatíos, como la presentación del libro La patrografía del escritor Angel Lozada, quien retrata la vida de los seres marginados en el Puerto Rico de la posmodernidad.

José Agustín, Federico Reyes Heroles, Mempo Giardinelli son algunos de los escritores que ayer charlaron con sus lectores y firmaron libros. La poeta argentina Olga Orozco sigue recibiendo elogios. Por ejemplo, ayer por la noche durante una mesa a la que asistió casi una decena de sus amigos, entre ellos Myriam Moscona, le obsequiaron letras de muchas texturas. Esta mañaana, más relajada que en los actos de ayer, Olga Orozco se encontró con jóvenes, entre cuya candidez se sintió a sus anchas, y les platicó sus queridas anécdotas al lado de su abuela, ``una hechicera blanca'' que le descubrió ese mundo misterioso del que brota su poesía. Su esperado recital de poesía se llevó a cabo por la tarde del domingo. Tronó su voz: ``Y no sé dónde estás./ En vano te invoco en nombre del amor, de la piedad o del perdón,/ como quien acaricia un talismán,/ una piedra que encierra esa gota de sangre coagulada capaz de revivir en el más imposible de los sueños''.

A las 20:30 horas, las puertas del FIL cerraron, pero los últimos visitantes se pusieron a bailar y cantar en la explanada, acompañando a Marco Antonio Muñiz, quien unió en su voz a José Alfredo Jiménez y al jibarito Rafael Hernández, en un recital sabrocito y cálido. Y los que empiezan a despertar al acercarse la medianoche, todavía encontraron buen ambiente en las tertulias sobre cine, poesía, narrativa y nueva trova puertorriqueña que el grupo Canto Libre de Puerto Rico organiza, desde ayer y hasta que concluya la FIL -el próximo 6 de diciembre-, en un restaurante del centro de esta ciudad.