El sábado pasado fue inaugurada, en Guadalajara la 12 Feria del Libro, acto que ha adquirido una gran importancia por las empresas editoriales que participan y por el interés que despierta en la sociedad.
Personalidades del mundo de las letras, intelectuales y artistas, de la diplomacia y la política se dieron cita, junto con jóvenes estudiantes, profesionistas y personas que se interesan en las ideas y el conocimiento.
Obviamente el personaje central fue el libro. Pero, ¿qué es el libro?
Para quien escribe, el libro es el medio a través del cual aporta sus ideas, se compromete con el conocimiento, propone el análisis o el debate sobre algún tema, sugiere cómo utilizar el tiempo libre; el que justifica el innegable reto de la página en blanco y las interminables horas antes del punto final. Para quien lee, el libro es la incógnita del saber, el placer de recrear e imaginar, la ordenada agrupación de conocimientos, la síntesis de tesis o antítesis, la búsqueda y el encuentro.
Hay libros que nos hacen sufrir y otros que nos hacen gozar, los hay buenos, también los hay malos: hay libros que esclarecen y otros que nos provocan dudas.
Tienen los libros el privilegio de ser, casi siempre, los principales autores de otros libros.
Desde la perspectiva física, todo libro es un conjunto de manchas impresas en un papel y empastadas para evitar su dispersión.
Si se profundiza más, el libro es un conjunto de letras que se ordenan en sílabas, palabras y frases.
Más allá de las frases, el libro son ideas, imágenes, conceptos que penetran en el entendimiento e interpelan la razón. Y todavía después de la razón, el libro son emociones, olores, sabores; certidumbres y dudas; angustia y serenidad.
Mientras el hombre articule, razone y, más, sea capaz de sentir, habrá un espacio y un reclamo por el libro.
Es el libro la diferencia entre la ignorancia y el saber, entre la sombra y la luz, cualquier libro algo deja, algo aporta... algo enseña.
Ojalá haya muchas ferias más como la de Guadalajara, y más que eso, muchos autores que estén dispuestos a exponer sus ideas, a exponerse a la crítica, y muchos lectores decididos a hacer de la lectura, razón de vida.