Polivalencia: excluyendo al tercero excluido

Juan Soto Ramírez

Polivalente, además de remitirnos a la escotada terminología de la química y hacernos comprender que valencia es el número máximo de átomos de hidrógeno que pueden combinarse con un átomo de un cuerpo simple, también nos remite a la lógica polivalente de Charles Sanders Pierce, del siglo pasado: una invitación acuciosa a pensar que la lógica de las funciones veritativas no puede reducirse a dos valores (verdadero o falso), sino a tres o más de ellos. Polivalencia nos lleva no a una, sino a múltiples imágenes: diversidad de utilidad, fines, significados, etc.; en síntesis, al espectáculo que brinda el resquebrajamiento del principio del tercero excluido. Pensar que una proposición puede ser verdadera o falsa, pero no puede ser verdadera y falsa a la vez, es cosa del pasado.

En efecto, existen las verdades a medias (como las grandes teorías que sólo duran por un tiempo y terminan por romperse), las mentiras piadosas (como las que uno tiene que decir cuando se le acaban los argumentos para tratar de demostrar que lo que siente es cierto) y las realidades engañosas (como la realidad virtual), etc.

Las nociones de la lógica convencional no aceptan fluctuaciones porque se conducen en un esquema en el que la irreversibilidad de sus componentes es algo inadmisible: jamás se esperaría que el agua de las cascadas, en vez de caer, subiera. Es obvio que la realidad no es un mar de correlaciones (como han pretendido pensarla desde psicólogos sociales obstinados en su terquedad y deslumbrados por la estadística multivariada, hasta biólogos numéricos, vanguardistas y respetables), y si lo fuera sería bastante fructífero perderse en esas corrientes submarinas o sentidos por donde regularmente no se viaja. Un mecanismo en cascada, aparte de inducir un flujo dirigido de correlaciones, ya sea porque la información específica contenida en el antecedente puede encontrarse en el último de sus consecuentes, no sólo dibuja un plano monocorrelacional que pueda analizarse a partir de una cronología de sucesos donde cada uno va adquiriendo un grado más elevado sino, por el contrario, abre un espectro de realidad que se regodea en lo posible.

La coherencia, por ejemplo, es un reparto uniforme de la disponibilidad de información entre lo que se hace y lo que se dice, porque se cuenta con valores invariantes matizados por la regularidad. La incoherencia, muy por el contrario, es una incompatibilidad o una característica de descomposición de la información disponible en valores intermedios, es decir, los que no se han cristalizado, los que no son verdaderos ni falsos sino las dos cosas al mismo tiempo.

Cuando uno piensa en catástrofes no piensa que existe un antecedente que podemos denominar crisis, o que existe un consecuente que podemos llamar desastre, pero así es el pensamiento de engañoso, pensamos en un solo orden de tiempo, olvidando quizá que la simetría de los objetos ayuda a analizar una colisión desde tres aspectos más: la anticolisión, la poscolisión e incluso la precolisión. ¿Requerimos entonces alejarnos de un proceso de regularización para entender la multiplicidad de las diferentes contribuciones de los distintos componentes que, a pesar de aparecer en un mismo tiempo, viajan a diferentes velocidades? Parece ser que sí. Eso porque las monocorrelaciones sólo existen en laboratorio, donde pueden aislarse variables cómodamente, pero también porque las correlaciones liberan espacios vacíos que en términos rimbombantes podemos llamar varianza no explicada o efectos espúreos, etc.

Un espacio vacío puede ser también lo que hay entre el párrafo presente y el anterior, o lo que hay entre palabra y palabra, o lo que hay entre un artículo y otro del presente diario, o lo que hay entre una idea completa y otra incompleta, o lo que hay entre lo que se dijo y lo que no se dijo o lo que se quiso decir, etc., y entender que la polivalencia no es como la flecha del tiempo o los sueños que atraviesan el aire en una sola dirección ayudaría bastante a pensar al lector por qué trató de dar lectura final al presente texto en vez de estar haciendo otra cosa. cl

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