Resulta difícil imaginar al personaje de La dama de las camelias, libro escrito por Alejandro Dumas II, tomando un sofisticado tratamiento para combatir su tuberculosis, en lugar de morir trágica y románticamente víctima de ese mal.
Sin embargo, ese personaje literario es sólo un espejo del estado de salud de la sociedad del siglo pasado, cuando las enfermedades infecciosas eran la principal causa de muerte en el mundo.
Hoy, dicha dama sería obesa y padecería diabetes mellitus o algún mal cardiaco, quizá estrés y depresión, o tal vez alcoholismo como consecuencia de su atormentada vida; probablemente debido a tanta emoción haya olvidado practicarse el papanicolau y sufriera cáncer cérvico-uterino.
Ella, desesperada y enferma, sólo sería parte de la llamada transición epidemiológica derivada de las variaciones demográficas y socioeconómicas que predominan en el mundo actual, y que ha producido un cambio en los patrones de salud y enfermedad.
De acuerdo con la Encuesta Nacional de Salud II, los patrones de morbilidad y mortalidad en México atraviesan por un periodo de cambios profundos. Hace algunos años, las principales causas de mortalidad eran las enfermedades infecciosas, pero hoy, las crónico-degenerativas y neoplasias ocupan los primeros sitios.
Según registros de la Secretaria de Salud, en 1930 y 1950 las primeras causas de muerte entre los mexicanos eran la diarrea y la neumonía, mientras que en 1970 aparecen en tercer lugar las enfermedades del corazón, mismas que en 1996 ocupan el primer lugar, seguidas por el cáncer, accidentes, diabetes y enfermedades cerebrovasculares.
En 1950, la población tenía una esperanza de vida de 49.9 años y en 1996 ascendió a 73.2 años. Sin embargo, a pesar de que esas transiciones han ocurrido de manera global, no se puede hablar de los mismos índices en Estados pobres, donde los niveles de vida son aún muy bajos. (Mirna Servín) cl