Masiosare, domingo 29 de noviembre de 1998



Cinco


Voces

de la sucesion


Alberto Aguirre M.


Las visiones de cinco de los 11 aspirantes a suceder a Andrés Manuel López Obrador fluctúan de la crítica al ``pragmatismo'' del PRDa la reivindicación de las candidaturas externas. Desfilan en sus planteamientos los retos presentes del sol azteca. En relación con el futuro, los aspirantes a la presidencia perredista sólo vislumbran el 2000.

Justo hace tres años el PRD debatía sobre si avanzaba en la construcción de un gobierno ``de salvación'' -como había propuesto Cuauhtémoc Cárdenas después de la elección de 1994-, o si se aventuraba en la participación política con la premisa de impulsar la ``transición pactada''.

Luego de que el tabasqueño Andrés Manuel López Obrador llegó a la presidencia del CEN perredista no ocurrió ni lo uno ni lo otro: emergió la maquinaria electoral en amarillo y negro que actualmente constituye la segunda fuerza política en el Congreso (con 250 diputados), gobierna tres estados y más de 350 ayuntamientos en todo el país.

Con esa fuerza electoral, y sumergido en la querella por el Fobaproa y el presupuesto, el PRD se acerca al relevo de su dirección nacional. La carrera que comenzó anticipadamente ya tiene once corredores, once aspirantes a la presidencia nacional del partido del sol azteca. Todo indica que pronto habrán descartes y se amarrarán alianzas.

Masiosare entrevistó a cinco de los aspirantes, quienes trazaron los primeros esbozos de sus propuestas políticas y sus ideas del PRD por venir.

Armando Quintero Martínez

La nueva cara del PRD

El nuevo dirigente debe mantener los principios y el ideario del partido. (También se necesita) que tenga la sensibilidad de mantener la unidad, que garantice institucionalidad respeto a la pluralidad, y se proponga ampliar su influencia, sobre todo en la sociedad civil.

Una cabeza conservadora no reflejaría al PRD. No puede haber una cabeza del ala moderada del partido. Eso no lo aguanta el PRDÉ

De las candidaturas externas

No debemos permitir que el pragmatismo carcoma al PRD. En los últimos tiempos hemos visto una exagerada cantidad de candidaturas que no son de la sociedad civil y que particularmente tienen origen en el PRI. No puede ser que los internos ya no puedan tener arraigo electoralÉ esas son lógicas simplistas, miopes.

De las alianzas

Debe darse una política amplia de alianzas, pero con la sociedad civil, aquella que no está en los partidos.

De la competencia interna

Algunos que andan diciendo que ellos son la mayoría, pero son autocalificaciones. Lo cierto es que en los estados grandes, ninguno de los dirigentes que se están postulando tienen fuerza propia. Seguiré al frente del PRD en el Distrito Federal sin sacar provecho ni ventaja de mi cargo. No usaré ni un solo centavo ni un solo recurso del partido para una concentración.

¿Qué hay que corregir?

Antes que nada, el CEN debe reflejar los intereses que cohabitamos en el PRD. Nuestro objetivo fundamental no es ganar elecciones, sino transformar la estructura de explotación, miseria, marginación, sumisión e intolerancia que se vive en el país.

Mario Saucedo

La nueva cara del PRD

Debemos enarbolar una propuesta de nación que no sólo contemple quitarle las aristas al modelo neoliberal que padecemos actualmente, también que culmine de una vez por todas con la transición a la democracia, resuelva los principales problemas políticos y dé cauce a la solución del conflicto de Chiapas, establezca las bases para elecciones justas y transparentes. Una propuesta de incorporación de la sociedad como actor permanente, activo, que no sólo la vea como base electoral.

Necesitamos un partido comprometido en serio con el cambio democrático, con la democracia interna, que corrija los excesos y abusos de sus instancias de dirección, donde haya una relación de respeto entre las instancias de dirección y las bases.

¿Qué hay que corregir?

Hay la necesidad de un esfuerzo permanente para corregir desviaciones que nos alejan del partido que quiere la sociedad, porque se toleran acciones de instancias directivas, no se actúa en casos donde no se respetan los derechos de la militancia y se es condescendiente con prácticas de autoridades perredistas que son contrarias. Luego, esto se nos cobra en las urnas.

Hay que ser menos tolerante con conductas que nada tienen que ver con la vida democrática, con transparencia en el manejo de los recursos. Y darnos una estructura ``judicial'' que atienda de manera expedita aquellas desviaciones de dirigentes y militantes, que pongan en riesgo la congruencia, la imagen del partido.

Las elecciones del 2000

Tenemos vocación real de poder, no solamente testimonial. Por eso, tenemos que consolidar un partido con estructura electoral, con comités de base en todo el país. Y además, una propuesta programática fundamentada en los distintos sectores que culmine con la construcción de un gran espectro que nos permita ganar.

Las alianzas, ¿con quién?

Con empresarios, con priístas honorables, con organizaciones sociales independientes y hasta con el EZLN o el mismo EPR.

Necesitamos armar un gran espectro que permita ganar el 2000. Hay que impulsar una gran alianza, también hacia la izquierda o -digamos- más a la izquierda, y a veces eso incomoda a ciertos sectores del partido.

Amalia García

La nueva cara del PRD

Se requiere una dirección que cuente con liderazgo en el partido y en la sociedad, que tenga la autoridad para convocar a toda la militancia a emprender la tarea de organizarse para ganar y transformar al país, dispuesta a entablar alianzas con otras fuerzas políticas y sociales para lograr el cambio, que actúe con absoluta independencia, firmeza y verticalidad frente al gobierno.

¿Dónde hay que profundizar?

Al PRD le hace falta definir su carácter de partido que empieza a ser gobierno y contribuir a sentar las bases que le den vida a una nueva República democrática, en la cual la ética en la función pública sea lo que permee.

Las candidaturas externas

Debemos ser más escrupulosos con quienes se desprenden del PRI. Sin caer en sectarismos ni cerrar las puertas; sí debemos reservarnos el derecho de admisión. Quienes sean candidatos viniendo de rupturas deben ser personas comprometidas con la transformación democrática y, sobre todo, honestas.

De la competencia interna

Para actuar con congruencia decidí presentar mi renuncia al CEN para no ser juez y parte. Otros no lo hicieron.

Una visión burocrática o limitada -del PRD o del país- hoy no serviría para nada. Tengo una formación política muy consistente, una gran congruencia, una gran verticalidad, y una disposición a sumar; pero igualmente a ser absolutamente independiente frente al gobierno.

La transición a la democracia

Si la transición se produce no será a través de un pacto. El gobierno se niega a reconocer que habrá alternancia. Lo que vamos a vivir es un periodo de lucha política muy aguda, intensísima, entre quienes queremos el cambio y quienes se resisten a él. Hoy, como nunca, estamos viviendo una disputa por la nación.

Las elecciones del 2000

El PRD deberá hacer todo, dentro y fuera, para ganar la presidencia de la República y contribuir a la conformación de una nueva pluralidad en el Congreso. Debe construir una nueva mayoría política en el país.

Jesús Ortega

La nueva cara del PRD

Nuestra propuesta es construir un partido con capacidad, con suficiencia para sacar al PRI del Palacio Nacional y conformar un gobierno democrático. También debemos consolidar al PRD como un partido de la nueva izquierda, moderno, democrático, eficaz, congruente con los principios que le dieron origen y con los valores más caros de la izquierda. Un partido que entienda las nuevas realidades políticas del país, las nuevas realidades del mundo.

La transición

a la democracia

A pesar de todo lo que ha impulsado la sociedad mexicana, hay intentos por detener este proceso. Sin duda, la elección del 2000 será un punto medular de esta lucha. O avanzamos hacia la consolidación, hacia la instauración de un régimen plenamente democrático en México, o a partir del triunfo del PRI se instaura nuevamente el autoritarismo, la regresión.

Las candidaturas externas

Hay muchos priístas de buena fe que buscaban la transformación del país, aun en las condiciones de régimen de partido de Estado militando en ese instituto político. Si no, ¿cómo se explica uno la existencia de la Corriente Democrática dentro del PRI?

No podemos negarle a alguna gente que cambie de posición política. Yo no puedo ser tan intolerante y creo que no es un signo de un partido de izquierda. Necesitamos aplicar una política inteligente, de alianzas amplias. ¿Cómo podríamos ganar la presidencia de la República si no hacemos esta política de alianzas amplias?

Las elecciones del 2000

Necesitamos terminar con el PRI. Ese reto necesitamos enfrentarlo con un pueblo de pie, dispuesto a la lucha, convencido de que ha llegado la hora del Gran Cambio para la transformación de México.

Laura Itzel Castillo

La nueva cara

del PRD

Se necesita una presidencia fuerte. Una dirección nacional profesional, comprometida, responsable y eficaz que siga retomando la tradición pluralista y democrática del PRD. Un liderazgo que concite las simpatías y los esfuerzos necesarios para transformarlo.

La competencia interna

Se requiere organizar unas elecciones internas participativas y abiertas, aunque no descarto -si se dan las circunstancias- conformar una planilla de unidad.

La transición a la democracia

Estamos comprometidos con una transición pactada. La transición pactada debe tener fuerza para lograrse, hay que construirla. Debemos reconocer que nuestro partido no es el único que desea y lucha por la democracia.

Las alianzas

El PRD debe convertirse en el polo de atracción para otras fuerzas políticas y sociales que, sin adherirse, coincidan en objetivos específicos. Deben continuar estableciéndose tanto para la participación electoral como para la búsqueda de soluciones políticas, sociales y económicas que sean comunes, sin por ello dejar de defender enérgicamente nuestras propuestasÉ

Las elecciones del 2000

Es crucial que esas elecciones no se conviertan únicamente en una lucha por el poder. Nuestro país espera una nueva forma de hacer política y una nueva relación entre gobernantes y gobernados, donde la finalidad del gobierno sea la de procurar el bien de la sociedad.