Por distintas razones, incluso contradictorias entre sí, tanto partidos de oposición, sindicatos y empresarios como las cúpulas de la Iglesia y un buen número de analistas, han expresado críticas severas o rechazo al presupuesto y Ley de Ingresos propuestos por el Ejecutivo, que deberán aprobarse tal como se proponen o con modificaciones en las próximas semanas. Con críticas y enojo justificado fueron recibidos también los aumentos a los de precios de las gasolina, luz y tarifas de las carreteras.
Al mismo tiempo, empresarios y gobierno federal quieren imponer a los sindicatos la aceptación de un mísero aumento de 13 por ciento a los salarios mínimos, idea que de manera intransigente defiende el secretario del Trabajo y tal vez imponga en los próximos días en la Comisión de los Salarios Mínimos, pese a los retobos de los líderes sindicales incapaces de hacer otra cosa que declaraciones.
Así, con su paquete económico, el gobierno, como pocas veces en el ocurrido, consiguió unir en un solo frente a diversos sectores. Sin embargo, Zedillo y Gurría dogmáticamente defienden su política económica sin importarles las opiniones distintas y menos los estragos que ya están causando en la economía de las familias de todos los trabajadores con ingresos fijos; sólo el reciente aumento al precio de la gasolina provocó el inicio de una escalada de precios en los productos de consumo necesario, y las cosas serán peores en los próximos meses: seguirá la tendencia del empobrecimiento constante de las mayorías, ya en niveles alarmantes, si en la Cámara de Diputados se aprueban las propuestas del Ejecutivo sin cambios sustanciales.
Pese al rechazo y la irritación generalizada entre la población, con cinismo demagógico infinito, el Presidente y sus hombres afirman que su programa económico para el próximo año es para beneficiar a la gente de menores ingresos; el secretario de Hacienda, a falta de argumentos convincentes, ofende a los diputados que las rechazan y dice que con ellas ``gana México'', afirmación que debe preocupar pues a nombre de México, de la patria, se han producido no pocos atracos a los intereses y derechos de los mexicanos, incluso ``fraudes patrióticos'' como el asestado al PAN en 1986, en Chihuahua. Aunque --paradojas de la historia-- ahora este partido va a proponer que una buena parte de los pasivos del Fobaproa se conviertan en deuda pública porque ``es para el bien de México''.
Por ahora está en manos de los partidos de la oposición en la Cámara de Diputados la posibilidad de frenar la desastrosa política económica impulsada por el gobierno de Zedillo; sólo frenar pues para alcanzar el cada día más necesario cambio de rumbo de la economía nacional, se necesita algo más que una limitada y débil mayoría en ese órgano de representación popular. Más aun cuando no pocos diputados de la oposición difícilmente van a romper con la lógica económica dominante, dentro de la cual, como es evidente, hay sólo estrechos márgenes de maniobra para defender los intereses populares.
En las cámaras se puede hacer, y la hacen los diputados y senadores de la oposición, sobre todo de izquierda, la crítica necesaria a la estrategia económica del grupo en el poder; sin embargo, es impensable superar esa estrategia sin cambios políticos funda- mentales, sin el desplazamiento del bloque que tiene el poder en sus manos desde hace decenios y que en los últimos años ligó su existencia a la defensa del modelo neoliberal.
El desmantelamiento del sector estatal de la economía, la apertura total de la misma, la inhibición del Estado para intervenir de manera directa en los procesos económicos, violando incluso la Constitución, el culto dogmático al llamado libre mercado, todo ello sometió a la economía nacional y con eso el destino de millones de mexicanos a las decisiones de un grupo reducido de empresarios e inversionistas nacionales y extranjeros. Por ello, sólo cambios políticos de fondo permitirán la rectificación del rumbo de la economía nacional y romper con la lógica económica dominante. Las elecciones del año 2000 serán una oportunidad para esos cambios.
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