LA MUESTRA Ť Carlos Bonfil
LA MUESTRA
Carácter
El principal atractivo del filme holandés Carácter (Karakter), del joven Mike van Diem, es su capacidad de sumergir al espectador en un relato de corte clásico, cercano a las novelas de aprendizaje (Balzac, Mann) en su fina exploración del tema de la relación padre e hijo. La acción se sitúa en Rotterdam a principios de los años treinta, un puerto comercial golpeado por las repercusiones de la crisis mundial del 29, por el desempleo, las carencias económicas, el endeudamiento y la voracidad de industriales oportunistas. Carácter describe el itinerario de Katadreuffe (Fedja van Huet), un joven estudiante de abogacía, acusado de asesinar a su padre, el prestamista y alguacil implacable Deverhaven (Jan Decleir).
Van Diem explora, mediante la indagación policiaca y un largo flash-back, la infancia de Katadreuffe, su condición de hijo bastardo, las dificultades de comunicación con su madre, Joba (Betty Schuurman), su proceso de madurez y su apetito de revancha social y su afán de promoción profesional. La brillantez del joven (un manejo del inglés que le permite asegurarse un buen empleo, un espíritu de empresa y una elocuencia seductora), tiene como contrapartida su frialdad emocional y un temperamento parecido al de su padre.
Carácter transcurre en atmósferas pesadas que sugieren las formas de un relato de misterio inspirado en la tradición fílmica noir de corte expresionista. Sin embargo, no es el gusto de la ambientación lo más presente o notable en esta cinta, sino su estudio de los personajes centrales, el análisis de la complejidad en la relación padre, madre e hijo, que a su vez refleja y resume estados de ánimo colectivos en tiempos de crisis, un clima de la desigualdad social y la imagen obsesiva del autoritarismo patriarcal.
El fantasma del parricidio es igualmente un eco de las luchas contra el Estado a las que alude la cinta al presentar al personaje comunista Jan Maan (Hans Kresting), inquilino de la madre de Katadreuffe, amigo y tutor espiritual del joven. Los movimientos de cámara y el notable trabajo de edición imprimen a la cinta un ritmo ágil, por momentos nervioso, que refleja atinadamente las inquietudes y temores del hijo, así como las violentas intemperancias del padre.
Un relato de iniciación, con un héroe joven, Katadreuffe, con las ambiciones de un Rastignac balzaciano, enfrentado a una autoridad paterna que acusa rasgos de villanía y desmesura propios de un personaje de Dickens. Breve estudio del resentimiento y de la frustración -el personaje emocionalmente acorazado de la madre-, con un fondo social de luchas sociales en la Europa de los años treinta. Aunque el planteamiento de las razones por las que el padre maltrata con tanto encono a su hijo, pueda parecer un tanto esquemático, en su conjunto Carácter tiene apuntes psicológicos y sociales poco frecuentes en el cine de corte comercial. La cinta obtuvo el Oscar de la Academia a la mejor película extranjera.
Carlos Bonfil