La Jornada 28 de noviembre de 1998

Las grandes historias surgen en cualquier sitio, dice Katzenberg

Raquel Peguero ¿Qué hubiera sucedido si unos días antes de la llegada de Hernán Cortés a América, los aztecas hubiesen visto a hombres cabalgando y aunque, igual, los imaginaran como dioses y que a final de cuentas a los jinetes no les importara la gloria y el oro, sino salvar a la ciudad de la destrucción? No lo sabemos, pero Jeffrey Katzenberg se lo imaginó y esa es la parte sustancial El camino a Eldorado, su nueva película de animación que está a punto de concluir.

El productor de Hollywood, que tiene 25 años en el negocio, diez de los cuales estuvo al frente de los estudios Disney, y quien en 1994 fundó con Steven Spielberg y David Geffen la productora DreamWorks, sonríe ante el juego que hará en la historia de Eldorado, una idea que se le ocurrió ``después que leí mucho sobre Cuauhtémoc, Moctezuma y algo de la mitología de los mayas, aztecas y esas culturas. Una imagen que se quedó conmigo, fue que por el solo hecho de que Cortés estaba sobre un caballo, el primero que vino aquí, hizo que las personas se lo imaginaran como un dios.''

A partir de esa idea, explica, Cortés pudo ``destruir ese mundo, así que quise retomar la historia, pero siendo irreverente ante rufianes que no tienen ningún valor, y de los cuales uno no esperaría nada, salvo la avaricia y la ambición''.

Luego de un año de investigar en México para conocer los sitios en los que se realizó la conquista, y con la música encargada a Elton John, Katzenberg asegura que este proyecto no tiene nada que ver con la idea que sobre el tema presentó el cineasta alemán Werner Herzog a Steven Spielberg, a quien le interesó pero para concretarla en animación.

``No sé nada al respecto, las grandes historias -afirma- pueden surgir en cualquier sitio y puedo decirle que es más sencillo tomar las que hay en libros, pero eso significa un reto porque debemos ser leales a la misma. Ahora, si se crea una historia original como El camino a Eldorado, surge otro tipo de retos, algunos más difíciles porque hay que crear todo, y otros más fáciles porque elegimos cómo hacerlo. Mi idea para esta película es contar una historia diferente, y si para El príncipe de Egipto nos inspiramos en Lawrence de Arabia, para Eldorado lo hicimos en Butch Cassidy y Sundance king''.

No se trata de ``una historia verdadera, es un cuento, somos cuentacuentos y queremos comprometernos en ello lo más que podamos'', afirmó.

De visita en nuestro país para presentar El príncipe de Egipto -filme dirigido por Brenda Chapman, Steve Hickner y Simon Well-, el productor que consiguió con La Bella y la Bestia que una película de animación fuese nominada al Oscar, explica que existen dos cosas de la animación que le gustan:

``Primero, que todo proviene de la imaginación del artista. No dependemos de la realidad para nada y ahora con las nuevas herramientas tecnológicas de que se dispone, si podemos soñarlo, podemos hacerlo. Es decir, si queremos que el sol salga, sale cuando lo decimos y ahí no hay más que pura imaginación.

``La otra cosa es que, a diferencia de la acción en vivo, no tiene mucho que ver con la visión de un solo individuo. Cuando Steven Spielberg hace una película, en todos sentidos es su visión, su empeño y creación. La animación, en cambio, es como un deporte de equipo, como el futbol. Puede uno tener el mejor futbolista del mundo pero si juega solito, por sí mismo, es un perdedor; él necesita el equipo, a los compañeros para jugar su mejor partido.''

Rendir tributo a seres con fe

-Decía que la animación no tiene que estar tan apegada a la realidad, pero El príncipe de Egipto lo contradice por lo apegado en su diseño a la historia real.

-Con esta película es como si le diéramos vida a un cuadro. Es un realismo pintado, pero no es verdad. Recrea el Egipto de hace tres mil años de una manera en la que el público puede advertir qué se sentía estar ahí, pero es impresionismo y no la realidad.

``El hecho de que recogiéramos para nuestra inspiración a artistas como Claude Monet -quien fue un impresionista- lo reafirma, pues él no hace realidad pintada.''

En cuanto a la historia de Moisés que relata el filme, cuenta que le hicieron algunos pequeños cambios ``que no modifican su esencia. Es una película sobre la esclavitud, la libertad y la fe''. Asegura que ``no es un cuento de hadas ni una cinta política, sino una de las historias más importantes que hemos conocido. Son los cimientos de la fe y no tenemos derecho de cambiarlos. Hemos contado la historia de la manera más fiel y tratamos de ofrecer un cuento que entretenga, comprometa y atraiga a las personas. Nuestra ambición es que, a los seres con fe, le hayamos rendido tributo''.

Con duración de 90 minutos, el reto fue ``compactar la historia. Hacer una película así significa asumir muchos riesgos, pues es la más larga que se ha hecho en animación, pero he encontrado que las recompensas vienen de tomar riesgos y fue un privilegio hacer esta historia''.

-Con todo lo que ha logrado, ¿cuál es ahora su mayor reto?

-Después de que salga El camino..., para mí es el final del primer acto, porque en DreamWorks es como si tuviéramos una obra de tres actos. No sé cuál va a ser el tercero, pero puedo decir cuál va ser el segundo, desde el punto de vista de lo que pensamos para los próximos años.

``Me gustaría que hiciéramos varias películas animadas y cada una completamente diferente a cualquier cosa que hayamos visto. Quisiera que nuestros demás negocios encuentren el flujo normal que caracteriza la producción de películas de acción viva. Vamos a tardar un par de años más para que eso suceda. Quiero construir los nuevos estudios y, el lunes pasado, ya cerramos un trato por 50 acres para edificar un domicilio permanente. Eso es muy importante para la compañía y para ello tardaremos tres años.

``Además quiero pagarle a nuestros inversionistas, porque hubo quienes aportaron mucho dinero para financiar a DreamWorks y deseo devolverles su dinero.''

-Son muchas querencias, ¿juega con ellas como con su imaginación?

Tras una sonrisa cómplice, responde:

-Todo mundo se lo puede decir: estoy loco. Me encantan las grandes ideas.