Monsiváis y Restrepo hablaron del promisorio futuro de los mexicanos
El aculturamiento inexplicable, nueva práctica delictuosa
Arturo García Hernández Todos los que se oponen a la política económica del gobierno no han entendido las bondades y beneficios que ésta tiene para el pueblo de México. En primer lugar, la humildad: ``A aquellos que sentían que tenían un porvenir, estas medidas les demuestran que el porvenir es una ilusión burguesa''.
Pero eso no es todo: ``También nos dan la sensación de insignificancia, que es tan grata a los ojos de Dios. Ser insignificante es volver al origen. ¿Para qué que tenemos esa noción orgullosa, fanfarrona y ególatra de ciudadanía, si podemos ser perfectamente aquellos que aplaudan todas las medidas que se toman, aunque repercutan temporalmente en nuestros destinos? (30, 40 50 años, ¿qué son en relación con la historia de la humanidad?)''.
Los anterior fue expuesto la noche del miércoles por el ``profeta de la esperanza'', Carlos Monsiváis, quien sostuvo: ``Me parece que todas estas lecciones de humildad y reconocimiento de que somos nada, de que somos polvo y en polvo se convertirán nuestros ahorros, es una manera de decirnos que gracias al régimen, el mexicano se reconcilia con la idea más ausente que tenga de sí mismo. ¡Es un gran avance! Si yo no estoy, no me pasa nada. Ese es el éxito del programa que se hace por el bien de México''.
Estas palabras fueron respaldadas por Iván Restrepo, en su papel de maestro y guía de Monsiváis, a quien enseñó a entender y mirar con optimismo lo que el gobierno hace por los mexicanos: ``Todas las mañanas que hablamos por teléfono se lo recuerdo: Carlos, es por México. Saberlo a mí me da una sensación de tranquilidad y de armonía. Por eso ya no me indigna nada, porque previamente, a las seis o siete de la mañana, ya he asimilado el regaño de papá gobierno, que tiene razón al decirnos que somos unos insensatos y que no nos damos cuenta de que cinco o seis personas tienen la libertad y la capacidad para decirnos cómo este país se debe comportar, crecer y sacrificar''.
Dedicatoria al juez Baltasar Garzón
Monsiváis y Restrepo participaron en la presentación del número inicial de la primera y única revista hablada del mundo: Diálogos con la ciudad, en el Museo de la Ciudad de México, cuyo patio principal se llenó de quienes salieron de su casa desafiando la violencia urbana.
El autodenominado ``dueto de sabios'', hizo un paréntesis para celebrar y dedicar la sesión al juez español Baltasar Garzón, quien obtuvo un logro ``extraordinario'' cuando los lores ingleses decidieron que la inmunidad diplomática no era aplicable al ex dictador chileno, Augusto Pinochet.
Hecha la dedicatoria, Monsiváis cuestionó a la ``dizque ciudadanía que quiere oponer su furia e indignación a medidas justas que han demostrado que la esencia del pueblo es el sacrificio. ¿Para qué? Para que le den la oportunidad de poder seguirse sacrificando''. Con su proverbial lucidez, el autor de Los rituales del caos advirtió: ``Es una oportunidad única'', que sólo han tenido personajes de la dimensión de San Sebastián, San Pedro, San Pablo. Fue más concreto: ``¡Qué maravilla saber que voy a recorrer la ciudad de busca de empleo y no encuentro! ¡Qué maravilla verificar que no sólo yo, sino también mi refrigerador se siente ausente!''.
Por supuesto, no todo es color de rosa. El escritor y ensayista denunció la existencia de una nueva práctica delictuosa entre los funcionarios gubernamentales: ``aculturamiento inexplicable''. Por fortuna, aseguró, ``se está pensando tipificarlo''.
En su digresión multitemática -ante una audiencia heterogénea en la que había desde amas de casa hasta oficinistas y un ingeniero agrónomo- Monsiváis hizo notar la escasez de bibliotecas en la ciudad, situación festejada por Restrepo, dado que los libros son portadores de ``doctrinas exóticas'', un peligro ``que sabiamente recordara el ex presidente Luis Echeverría hace unos días''. Y abundó: ``Tenemos que trabajar para el futuro y el peor enemigo del futuro es un libro''.
Respaldando las palabras de su maestro, Monsiváis hizo notar que ``quien vive en el presente está condenado a no entenderlo. Para qué vivir en el presente cuando uno puede vivir en el futuro. Eso es lo que nos está pidiendo la Secretaría de Hacienda''.
Sin embargo, cuando Monsiváis dijo que la violencia ha reducido la posibilidad de frecuentar espectáculos y que, por otra parte, la televisión sigue sosteniendo la misma noción de entretenimiento que hace 40 años, Restrepo tuvo que reconvenirlo: ``Estás mal, adoptas una actitud sectaria porque estás desconociendo el fondo del problema: te quejas de que no hay bibliotecas, pero ¿para qué las necesitamos si tenemos una televisión en cada hogar? ¿Qué necesidad tienen las personas de salir si todavía pueden reírse con El Chavo del Ocho? El gobierno, de una manera muy inteligente, se ha dado cuenta de que es un peligro que los individuos anden en la calle''.
La brillantez del acto sólo fue ensombrecida por un reflector del Canal 22 que daba de lleno en los ojos del ``dúo de sabios'', impidiéndoles ver al público. La reportera del canal, quien pedía un poco de paciencia y tiempo para grabar, estaba a la caza de alguna intervención de Restrepo y Monsiváis que pudiera transmitirse por la pantalla. Es decir, que diera la idea equivocada de que estaban criticando al gobierno.