¿Quién está detrás de Eleocadio? Pregunta inquieta y amenazante la burocracia partidaria, legitimando con ella la cultura del oficialismo, el cual determina como criterio básico de la unidad el arreglo cupular de intereses y convirtiendo todo cuestionamiento, duda o pregunta en un atentado a la estabilidad del partido.
Dos grupos oficiales del aparato controlan la vida interna del PRD. Son ellos responsables de la pobre actividad política existente, formación y debate; con su particular estilo y alcances, desde las instancias de dirección consideran como lo más importante las tareas administrativas del partido, control de recursos, padrones y convocatorias; son juez y parte en los conflictos entre expresiones locales y administran el ingreso de candidatos y corrientes externas bajo criterios estrictamente pragmáticos.
Ellos han impuesto, desde la ``institucionalidad'', que todo afiliado al PRD debe incorporarse luego a un grupo interno, pues los grupos dejaron de ser corrientes de pensamiento y se convirtieron en una estructura de intereses. Ambos grupos, respaldados por el control que poseen dentro del Consejo y el Comité Ejecutivo Nacional, administran los estatutos y los interpretan en función de sus propósitos más inmediatos y a favor de reproducirse burocráticamente en todas las instancias del partido.
A los dirigentes de ambos grupos, más de 25 años como funcionarios en órganos de dirección de partidos les dan una experiencia muy precisa en el ramo.
Son ellos quienes le han dado una ``interpretación'' y aplicación discrecional al estatuto en lo referente al artículo 19, inciso III, que señala contundente y preciso: ``En ningún caso un integrante podrá ocupar un cargo en los comités ejecutivos por más de dos periodos consecutivos''. Por ello, el Consejo Nacional, sin facultades y forzado por ambos grupos, hizo en su pasada sesión una declaración política en contra del candado estatutario, con el fin de abrirle el camino a los dos precandidatos oficiosos. ¿Con qué autoridad aplicarán en el futuro la ley quienes no la respetan de origen?
Los aparatos burocráticos de los cuerpos políticos han creado la cultura del oficialismo, la cual tiene una función muy práctica y necesaria para aquéllos; es la justificación para su reproducción en los momentos donde los aparatos deben pasar por la opinión abierta y el voto. De la cultura del oficialismo es fácil pasar a las prácticas autoritarias y antidemocráticas donde un síntoma claro es la recurrencia a interpretar la ley, ajustarla a negociaciones y pactos internos entre grupos y es, sin duda, un síntoma de envejecimiento prematuro en un partido joven como el PRD
El oficialismo en el PRD se asombró sobre la rapidez con la cual la Comisión Nacional de Garantías y Vigilancia emitió su opinión sobre el artículo 19, inciso III. ¿Cabía alguna interpretación o discusión acaso sobre éste?
El oficialismo se preguntaba también quién era Eleocadio, un ignorado miembro del partido que ningún grupo avalaba y conocía (y por lo tanto no deberían existir ni él ni sus derechos) y que había roto el consenso y la civilidad. Se llegó a decir por parte del oficialismo que Eleocadio era una conjura secreta en contra de la estabilidad del partido, con el fin de obstaculizar una amplia y justa contienda democrática, pues ``si alguien respaldara la aplicación del estatuto, estaría coincidiendo con Eleocadio''.
El oficialismo, cuando le da por el autoritarismo, sataniza todo lo que le estorba. Es una vieja práctica en los partidos donde se socavan las prácticas democráticas con el burocratismo. Para el oficialismo la política es una práctica que sólo es legítima hasta donde le alcanzan los brazos o llegan sus intereses, y por eso, en un partido con más de un millón de afiliados, que gobierna a más de 10 millones en el país, la campaña contra Eleocadio significa un mensaje claro de la burocracia partidaria: ningún miembro de base que no sea conocido o reconocido por ella puede reclamar legalidad y cumplimiento a un estatuto que fue aprobado por un Congreso Nacional.
El oficialismo expresa vicios políticos graves en el cumplimiento de la legalidad partidaria, que se complementan con propuestas como las de celebrar un congreso extraordinario para restituir la legalidad, como acto de buena fe.
Ante esto se recordará que el debate sobre el artículo 19-III ya fue decidido democráticamente en el cuarto Congreso Nacional en Oaxtepec, pues en la mesa de estatutos las propuestas de reforma a este artículo no alcanzaron siquiera el 20 por ciento reglamentario para que aquéllas pasaran a discutirse en la plenaria.
Fue, por tanto, el congreso el que optó por la renovación constante de sus instancias de dirección, en el espíritu del artículo 19. Los que defienden la experiencia, como justificación para violar el estatuto carecen de razón, pues existen muchas instancias de trabajo y participación para estos cuadros experimentados, y uno de ellos es el Consejo Político del partido, en el cual se integran los ex presidentes, miembros fundadores y reconocidos dirigentes. En esta instancia podrían incorporarse, en todo caso, los aspirantes actuales que no cumplen con el requisito estatutario, pues en este órgano siempre será útil la opinión conservadora de la burocracia.