En otro cuadro, las barras demuestran cómo la enfermedad ha reducido en algunas naciones la esperanza de vida hasta en 20 años. Otra lección del VIH, es que las apuestas otrora mencionadas de que la mayoría de las infecciones ``pronto se controlarían'', ha sido defenestada. Se calcula que en América Latina, en el año 2020, más del 70 por ciento de las muertes por infecciones serán secundarias a sida.
Las figuras también reflejan que el porcentaje de huérfanos maternos ha aumentado y que en 17 países de Africa más del 20 por ciento de las trabajadoras sexuales están infectadas por el VIH. Más doloroso aún es fijar los ojos en las curvas que explican que en algunas regiones más del 30 por ciento de las embarazadas son seropositivas. Otro motivo de reflexión es la gráfica que demuestra que el porcentaje de hombres y mujeres que utilizan condones en relaciones casuales es inversamente proporcional al nivel de educación. Derek Book decía, ``si piensas que educar es caro, prueba la ignorancia''.
En el mismo contexto, el pie de una figura explica que tratar un paciente con sida por un año equivale a educar a diez estudiantes de primaria por el mismo tiempo. Sorprende, también, que tan sólo 50 por ciento de las personas en países con epidemia diseminadas, conocen el papel del condón. La relación entre el sida de ricos y el sida de pobres queda pasmada en la gráfica que explica que en Estados Unidos los pacientes con sida tienen menos infecciones oportunistas. En Tailandia o México es frecuente que un enfermo tenga hasta tres infecciones a la vez.
Los cuadros también demuestran los aciertos de las acciones para mitigar el daño de la pandemia. El porcentaje de seroprevalentes disminuye considerablemente después de las campañas encaminadas al uso del condón o a la modificación de conductas de riesgo en adictos a drogas intravenosas. De igual forma, el número de soldados seropositivos en Tailandia bajó gracias al uso del preservativo. El Banco Mundial reporta a la vez, los enormes beneficios, económicos y humanos en Uganda al sistematizar el estudio de la sangre.
Experiencias alentadoras demostraron también la disminución de las enfermedades de transmisión sexual en Tailandia cuando se instruyó a las prostitutas en el uso del preservativo. Son también cruciales los datos que evidencian la importancia de educar a los adolescentes en relación a la prevención de VIH/sida y otras patologías.
En el libro de marras, retóricas aparte, queda claro que el sida es un problema humano que refleja las virtudes y desvirtudes de la globalización. El VIH ha puesto o pondrá en entredicho la economía mundial. Dice el texto: ``Dado que el sida afecta a los adultos en su etapa más productiva... y casi siempre tiene consecuencias fatales, suele, por ende, exacerbar la pobreza y la inequidad''. Pregunto, ¿es acaso el VIH más poderoso que el ser humano?, ¿se podrá romper el círculo del sida?, y finalmente, ¿empieza el VIH a ahorcarnos?
Las lecciones del sida son parteaguas para no olvidar que en el mundo de las enfermedades la diferencia entre tener y no tener es abismal. No parece exagerado aseverar que la epidemia semeja un cadalso cuyo nudo, el virus, aprieta cada vez más la soga. La epidemia del sida en nada semeja a las de la peste, el cólera u otras. Sumidos en la abundancia tecnológica y molecular, ninguna enfermedad de origen infeccioso en el tercer milenio puede compararse con las de otros siglos. El VIH ha evidenciado las caras de la pobreza y las torpezas de las moralinas falsas.
El sida también es fuente de discusiones filosóficas, pues los tratamientos incompletos por cuestiones monetarias a la falta de medicación, son embrollos éticos insoslayables. Lo mismo puede decirse del indudable éxito de las nuevas terapéuticas que han logrado transformar el sida de los ricos en un padecimiento crónico. Huelga decir que el destino de los no tratados es, usualmente, fatal a corto plazo. En ese sentido, el sida recuerda que los recursos médicos son limitados y fortalece la idea de la prevención como la única posibilidad de detener, ya no vencer, la epidemia.
Finalmente, quisiera decir que a pesar del rápido conocimiento en relación a la biología del virus, a los avances moleculares y a la gran cantidad de conocimientos epidemiológicos adquiridos como bien se analizan en Confronting Aids. Public priorities in a global epidemic, el sida sigue siendo la enfermedad del otro, de los otros. O bien, otra de las patologías del no saber. En el prólogo se lee que ``los costos de la inacción son potencialmente enormes''. Sin embargo, a pesar del progreso de la epidemia el común denominador de las 353 páginas del libro narra la acción de incontables individuos, gobiernos y organizaciones mundiales. Hay esperanzas, hay deseo.
No hay soluciones prontas. El sida tiene tiempo. Nuestra especie no. El virus ha comprendido mejor la biología del ser humano que nosotros la de él. Por eso continúa mutando y ganando la lid. La enfermedad es de todos y no sólo de ``los otros''. Entender que el futuro de la humanidad depende de su gente, equivale a comprender que el sida de otros es nuestro y actual.
* Texto leído el viernes 13 de noviembre en la Secretaría de Salud en la presentación del libro Confronting Aids. Public Priorities in a Global Epidemic. Edición del Banco Mundial (1997).