Mariana Frenk-Westheim es una mujer lúcida y fascinante
Ana Garduño, especial para La Jornada A la edad de 74 años, Mariana Frenk empezó a trabajar en el Museo de Arte Moderno con la experiencia de toda una vida en el mundo de las artes, y después tuvo una larga cadena de empleos y actividades varias, desde traductora de libros de ciencia en el Instituto Politécnico Nacional y docente en la Preparatoria 1 (en San Ildefonso), hasta profesora de literatura alemana en la Universidad Iberoamericana y la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM.
Cuando se jubiló, aproximadamente a los 90 años, en lugar de disminuir el ritmo de sus actividades, incrementó las horas dedicadas a la lectura y a la redacción de cuentos, aforismos y rimas.
Sin embargo, hace más de dos años, quedó imposibilitada para la lectura que le era cotidiana. Desesperada, Mariana decidió escribir un libro en alemán y así nació Viele Reime fir Grosse und Kleime, de próxima edición en Hamburgo, su ciudad natal.
Cultivar el nexo México-Alemania
Otro de sus libros es Y mil aventuras (Universidad Autónoma Metropolitana) que contiene aforismos y cuentos cortos, en el que de manera amena, con tono irónico y especial sentido del humor, ofrece profundas reflexiones sobre el sentido de la vida, la vejez y las relaciones humanas.
Uno de los pasatiempos de Mariana Frenk es deslumbrar a todo el que la visita con su conversación ágil y reflexiva, cargada de extraña ironía y ternura, auxiliada por una memoria prodigiosa y con conocimiento de lo que ocurre en México y el mundo, como una manifestación más de su deseo por seguir viva, lúcida y fascinante.
Mariana llegó a México con su familia, en ese entonces formada por su primer esposo, Ernesto Frenk, y sus dos hijos, Silvestre y Margit (su descendencia incluye diez nietos y 27 bisnietos). Salieron de Alemania en 1930 y evitaron las dolorosas experiencias que vivieron millones de familias judías durante el nazismo.
Su participación en las artes plásticas se dio a partir de su estrecha colaboración con el reconocido crítico de arte y portavoz del expresionismo alemán, Paul Westheim, quien llegó al país en 1941, después de pasar largos años en diversos ``campos de internación'' en Francia y de haber perdido su colección de arte moderno.
Como Westheim nunca pudo hablar y escribir bien el español, aunque aprendió a leerlo en tres meses, Mariana fue su traductora y gracias a su meticulosidad las ideas de uno de los más importantes críticos de la época pudieron ser conocidas en México, pues tradujo centenares de artículos sobre arte moderno, mexicano y europeo. Prácticamente al final de la vida de Westheim, y Mariana viuda, se casaron.
Mariana hizo la traducción al español de las interpretaciones del estudioso alemán Eduard Seler al Códice Borgia, así como múltiples ensayos y libros sobre arte mesoamericano de Westheim. También tradujo el libro de Wilhelm Worringer, Abstraktion und Einfuhlung (Abstracción y naturaleza). Asimismo, es la traductora de todas las obras de Juan Rulfo en los países de habla alemana.
En mérito a su labor de enlace entre México y Alemania, el Instituto Goethe rinde homenaje a Mariana Frenk con Todo un siglo y un poquito más... Después de un concierto de sus nietos, músicos profesionales, participarán Héctor Azar, Teresa del Conde, Montserrat Gali, José María Pérez Gay y Raquel Tibol. La cita es hoy, a las 19:30 horas, en Tonalá 43, colonia Roma.