PURASANGRE Ť César Güemes
1. Se trata de uno de los tres títulos del más reciente libro de Rafael Aviña: El cine oscuro, El placer criminal: crónicas del infierno(México, Times Editores, 134 pp). En efecto, es un texto sobre cine, pero lo es también sobre la parte menos iluminada de los seres humanos, aquella en la que reside un placer ciertamente nocturno y que es por necesidad antisocial.
2. El trabajo de Aviña, crítico de cine de tiempo completo, en lugar de regodearse en la sangre, las vísceras y el sisear de las sierras eléctricas, es el de un taxidermista que establece las relaciones entre hechos reales o ficticios, todos ellos violentos, y su reflejo literario y cinematográfico. De este modo el volumen arranca con el célebre enigma de La Dalia Negra (la joven Elizabeth Short, cuyo cadáver minuciosamente partido en dos apareciera en enero de 1947 en una zona próxima a Beverly Hills) y termina con el humor corrosivo de Delicatessen, la cinta de los franceses Jean-Pierre Jeunet y Marc Caro.
3. Un breve repaso por el capitulado nos da noticia de los temas y personajes que habrá de abordar: El impacto de Psicosis, Homofobia y criminalidad, Baby killers, El placer de la mutilación, Los hijos de Sam, Dahmer: su paso por los medios y En el infierno caníbal, por citar en principio siete apartados. Uno de ellos llama poderosamente la atención, en buena medida porque no es nada sencillo, a diferencia de los otros rubros, hacerse con una copia en video de los materiales. Se trata de Las cintas del Hielero, que versan sobre quien en el nombre llevó la fama: Richard Kuklinski, ``el hielero de Nueva Jersey''.
4. Se trata el producto visual del Hielero realizado por HBO, de la vida y obra de un personaje real, concreto, a partir de 17 horas de video que la empresa hiciera en una larga y fructífera entrevista. Dice Aviña, uno de los pocos que en México ha tenido en sus manos la cara especie: ``Aprendí que era mejor dar que recibir, declara Kuklinski, refiriéndose a su juventud, cuando decide a los 16 años golpear con una barra de hierro a los chavos que se encajaban con él (...) Esposo modelo y padre de tres hijas, que traficaba con droga y pornografía, al mismo tiempo que organizaba secuestros y más, empieza a ser seducido por el asesinato en serie, por el trabajo cada vez más metódico y enfermizo: rociar con cianuro los alimentos de extraños, congelar individuos o disparar a bocajarro desde su auto en semáforos en rojo''.
5. El talante periodístico del libro es claro. Escribe su autor al final del prólogo: ``Estamos ante un espejo imaginario tan procaz como inteligente y disparejo que intenta cuestionar la brutalidad de la nota roja en un país donde imperan el miedo, al paranoia y la injusticia, y donde la única pena de muerte en vigencia es para el ciudadano común y corriente: usted y yo, que aún no cometemos asesinato alguno. Los siguientes textos pueden verse como una cruel humorada de sociedades hiperdesarrolladas, frustradas y violentas, y quizá también como un aviso sobre el inminente colapso. Cuando el destino nos alcance tal vez sea demasiado tarde''.
6. Mientras esto no ocurre, quien tenga el video de El Hielero (transmitido en México por Canal 22) y quiera compartirlo, será muy bienvenido.