La Jornada 25 de noviembre de 1998

Alertar los sentidos, afán de El cuerpo aludido: anatomías...

Merry Mac Masters Ť Como ``punta de lanza'' para concebir exposiciones en el medio museístico fue como Graciela de Reyes Retana, directora del Museo Nacional de Arte (Munal), describió El cuerpo aludido: anatomías y construcciones. México, siglos XVI-XX, próxima muestra del recinto.

Al anunciar la nada convencional exhibición, la titular del Munal apuntó que, aparte de ser académica y didáctica, en ésta ``el público ha sido un factor muy importante desde el momento de concebir y montarla, con una museografía que pretende justamente alertar los sentidos y los cuerpos de los espectadores''.

Se trata, entonces, de ``una lectura más'' para la historia del arte que comprende pintura, escultura, cine, fotografía, gráfica e instalación (Yolanda Pausen y Carmen Mariscal recrearán, en lo individual, una de estas obras efímeras).

Un tópico inabarcable

Karen Cordero, coordinadora del equipo de curadoras, integrado también por Monserrat Galí, Paula Mues, Sylvia Navarrete e Isabel Vivanco, dijo que aquí el tema se aborda por medio del ``diálogo'' entre obras que parten del eje del cuerpo de la ``representación'' y el del espectador.

Así que por un lado se explora cómo en diversas épocas de la historia del arte en México se ha representado el cuerpo, mientras por el otro, se aborda cuáles son los aspectos de la experiencia del cuerpo en su carácter de imagen presentada hacia el exterior, así como una vivencia proyectada hacia el interior, pues ambas se interrelacionan.

Esto se logra a partir de núcleos temáticos, siete en total, que no pretenden ser exhaustivos de la experiencia corporal, un tema ``inabarcable'' por su naturaleza.

La exposición comienza con la sección ``La levedad de ser'', en la que el cuerpo ``reta'', se desprende de su materialidad o en la que experiencias como la caída por gravedad se manifiestan de forma evidente. El segundo apartado enlaza dos temas: ``En busca del cuerpo perfecto'' y ``El cuerpo de carne y hueso''.

Mientras en la primera se intenta mostrar los diferentes conceptos estéticos del cuerpo perfecto, manifestados en el arte desde las referencias académicas, la idealización de la divinidad del arte colonial, así como las imágenes que comunican los medios de comunicación masiva, y que afectan nuestras expectativas respecto de nuestro propio cuerpo, la segunda resalta la idiosincrasia corporal que nos hace diferentes.

En ``El cuerpo y sus semejantes'' se confrontan los cuerpos y a raíz de esta experiencia se construyen categorías que igual que nos unen, funcionan para separarnos. Seguida de ``La experiencia subjetiva del cuerpo'', están ``El cuerpo erótico'' y ``El cuerpo doliente''. En la primera se guarda el aspecto de la sensorialidad dirigida hacia el placer y las diferentes formas en que esto se concibe socialmente, como perversión, mediante la sublimación y desde luego del gozo.

Reflexión múltiple

En ``El cuerpo doliente'' se exploran aspectos del dolor, representados en los gestos que luego son codificados en el arte. En el último núcleo, ``El cuerpo fragmentado'', los artistas recurren a ``partes'' o ``mutilaciones'' para expresar ``o bien una experiencia entendida a partir de una visión trascendente, o bien a través de la incompletud que en ocasiones sentimos o una especie de esquizofrenia que muchas veces aparece en nuestra sociedad contemporánea'', indicó Karen Cordero.

La muestra termina con una ``sorpresa'' que es una sala de espejos, de diferentes épocas; ahora el espectador se encontrará frente a frente con su propio cuerpo.

Incluye varias ``cajas de sonido'' en las que el público escuchará testimonios anónimos que tienen que ver con experiencias corporales.

En ``El cuerpo doliente'', por ejemplo, se emplean sonidos ``viscerales'', creados por la artista Hebe Rossell, que aluden al carácter ``inexpresable'' del dolor.

A su vez, Sylvia Navarrete se refirió a la ``difícil tarea'' de insertar las obras en un discurso, ya que el cuerpo es un tema ``muy complejo, con muchísimas ramificaciones de nivel filosófico, antropológico, social, estético-religioso''.

Para la investigadora el ``reto'' de la muestra consistió en reunir obras de diferentes épocas y encontrarles una coherencia ``no sólo visual'', sino con ``una lógica de sentido'', pues una pieza religiosa se ha colocado junto a una obra profana del siglo XX.

Por su parte, Paula Mues señaló que el proceso llevó al equipo curatorial a desarrollar ``investigación de campo'' en otros lugares del país. Aparte de las obras ``canónicas'', también hay trabajos que a lo mejor ``nadie sabe que existían''. Agregó, ``vamos a reflexionar acerca de no un cuerpo, sino de los múltiples cuerpos de nosotros mismos''.

Como parte del proceso de investigación se trató de concretar un proyecto educativo integrado al aspecto curatorial, con la asesoría externa de Graciela Smilschuk. Así, esta exposición ``no convencional'' evaluará los resultados de esa propuesta.

(El cuerpo aludido: anatomías y construcciones. México, siglos XVI-XX será inaugurada hoy, a las 20:00 horas, y se podrá visitar hasta el próximo 30 de mayo, en el Museo Nacional de Arte, Tacuba 8, Centro Histórico.)