¿Cuál fue la mejor película de las 14 que circularon en la muestra trigesimaprimera? El círculo perfecto, de Ademir Kenovic (Sarajevo, 1950). ¿Por qué? Por recrear con maestría ``el último infierno creado por el hombre en los postreros años del milenio''. También valoricé positivamente otras tres películas: Martin (Hache), de Adolfo Aristarain; El gran Lebowski, de los hermanos Coen, y Los enredos de Harry, de Woody Allen.
Ahora bien, dos aclamadas cintas no lograron conmoverme. Me refiero a El sabor de la cereza, que obtuvo Palma de Oro en Cannes, y Fuegos artificiales, que mereció el León de Oro en Venecia.
¿Y quién fue el mejor director? Evidentemente, Kenovic. Sin embargo, es justo mencionar a Alain Berliner (Bruselas, 1963) cuyo primer largometraje Mi vida en rosa, me conmovió.
Ahora, ¿quién fue el mejor actor? De inmediato surge un nombre, Federico Luppi, el padre de Martin (Hache). Enseguida aparecen otros, por ejemplo, Homayun Ershadi, encarnando al suicida Badil de El sabor de la cereza; Allen, el desafocado Harry Block de Los enredos...; Mustafá Nadarevic, el poeta Hamza de El círculo perfecto; John Turturro (Jesús Quintana) y Jeff Bridges (el cuate) de The big Lebowski.
¿Y la mejor actriz? Acaso la francesa Valentina Cervi, quien dio aliento a Artemisia, de Agnés Merlet. Quizá Lynda Steadman, la Annie de Sueños y realidades (Career girls), de Mike Leight, o tal vez Cecilia Roth, quien dio carne y hueso a Alicia en Martín (Hache), o Pernilla August, como aseveraron críticos españoles en la Semana Internacional de Cine de Valladolid (España), y estadunidenses en la versión 22 del Festival Internacional del Filme de Chicago.
Para terminar con las presencias estelares de la muestra pasada, dos últimas designaciones. La de mejor fotografía corresponde a Roger Deekins por su memorable trabajo en Kundun, de Martin Scorsese, y mejor música a Philip Glass, quien también laboró con el cine-director neoyorquino en Kundun.
La versión 32 de la Muestra Internacional ocurrirá del 26 de noviembre al 10 de diciembre en la Cineteca Nacional. Los cuatro cineastas más destacados, de los 15 que estarán presentes, son: Michael Curtiz (Casablanca, 1942), Alain Resnais (Siempre la misma canción, 1997), Shohei Imamura (Dr. Akagi, 1997), Kenneth Loach (Mi nombre es Joe, 1998). Curtiz (nació en Budapest 24 de diciembre de 1888 y murió en Hollywood 10 de abril 1962) tuvo medio siglo de fructífera carrera en Hungría, Alemania, Francia y EU, y creó desde 1912 hasta 1961 un centenar de filmes, entre los que destacan, Captain Blood, interpretada por Errol Flynn; Robin Hood, Mildred Pierce, con Joan Crawford, y desde luego Casablanca, con Ingrid Bergman, Humphrey Bogart y el siempre convocado ``Sam...''
Resnais (nació en Vannes el 3 de junio 1922) de quien la crítica ha escrito: ``El es exigente, inquieto, minucioso... Es un verdadero autor, indiscutiblemente el mejor de la Nouvelle Vague. Especialista en la escritura y realización de filmes sobre arte contemporáneo (Van Gogh, Gauguin, Guernica), sobre la barbarie que estremeció a nuestra sociedad (Nuit et Brouillard, documental acerca de los campos de concentración nazis y Hiroshima mon amour, a propósito de la bomba atómica). Es también un maestro para recrear la problemática temporal (Marienbad o Muriel) y personal (Providence o Mon Oncled'amérique).
Dos últimos perfiles: uno, el que identifica a Imamura (Tokio, 1926), realizador incluido en la tradición realista del cine japonés desde sus primeros filmes (Introducción a la antropología y a la pornografía). Realismo descarnado que continuó con La balada de Norayama, Lluvia negra y Dr. Akagi. Otro, el que nos aproxima al británico Kenneth Loach (1936), creador de Family life, Black-Jack, Fools of fortune y otras cintas siempre influenciadas por la televisión y el cine-directo, aquel que utilizaron en décadas pasadas los adictos al New-American Cinema. Estilo cinemático capaz de sacudir hasta sus cimientos la pequeña moral burguesa y doméstica. En la versión 32 de la muestra, Loach estará presente con Mi nombre es Joe.