La Jornada 23 de noviembre de 1998

Rescata la PGJDF a José y Benjamín Zaga, tras 102 días de cautiverio

José Galán Ť En una operación tipo comando, más de 25 agentes de las policías judiciales del Distrito Federal y del estado de México, con la colaboración de sus colegas de Hidalgo, y coordinados por agentes del Grupo Interinstitucional Contra Actos Terroristas (GAT) del Centro de Inteligencia y Seguridad Nacional de la Secretaría de Gobernación, lograron rescatar sanos y salvos, luego de 102 días de cautiverio, al empresario José Zaga Senado, de 43 años, y a su hijo Benjamín Zaga Buzali, de 16. Hay 11 detenidos.

Plagiados por un comando armado de 10 hombres, que a la postre resultó ser una de tantas ramas de la organización delictiva del secuestrador Juan Manuel Caletti López, ambos rehenes están sanos y salvos, sin que se haya pagado el rescate que por ellos pedían los secuestradores: 5 millones de dólares.

Todo comenzó la mañana del pasado 12 de agosto, cuando el empresario y su hijo se disponían a llegar a la fábrica de ropa y textiles propiedad del primero en la delegación Iztapalapa. En el cruce de Relojeros y Biólogos, colonia El Retoño, fueron interceptados por tres vehículos de los cuales descendieron 10 individuos fuertemente armados, que de inmediato los obligaron a salir de su auto para ser introducidos en uno de los coches robados utilizados por los matones.

Las autoridades policiacas del Distrito Federal de inmediato se avocaron a las pesquisas, y lograron descubrir en la cercanía del lugar uno de los vehículos, una camioneta último modelo, dos rifles cuerno de chivo, una pistola automática calibre .38 y una granada de mano. Ni una señal de los plagiarios y sus rehenes.

La agencia 44 del Ministerio Público tomó conocimiento de los hechos y abrió la averiguación previa 44/6219/98-08, que radicó las diligencias primordiales y dio intervención a la Policía Judicial del Distrito Federal a cargo de atender las denuncias de secuestro, en coordinación con la Dirección de Investigaciones a cargo del comandante Juan Marcos Báez.

Las indagatorias comenzaron posteriormente a dar frutos. El 21 de agosto, los detectives a cargo del caso lograron la captura de uno de los sujetos más peligrosos, Víctor Anduaga Campos, El Negro o El Jarocho, quien en ese momento confesó pertenecer a la banda de los Caletti y haber participado en por lo menos otros tres secuestros. En la actualidad está preso en el Reclusorio Oriente en relación con la averiguación previa DGSP/89/98-05. Anduaga Campos confesó además las señas particulares de sus secuaces.

Confesó que en el secuestro participaron Oscar Alpízar Medina, El Chalán, y Ricardo Sánchez Iglesias, también conocido como El Negro, quien por cierto ya se encuentra detenido en el estado de Hidalgo por el secuestro en esa entidad de Jorge Rivero Rivero, según consta en el acta 12/dap/392/98-08.

Alpízar Medina reveló la participación de otros dos cómplices. La Policía Judicial capitalina solicitó y obtuvo la colaboración de su contraparte del estado de México, para lograr la detención, días después, de César Jesús Bárcenas Vázquez y de Norma Badillo Ramos, quienes a su vez llevaron a los agentes judiciales sobre la pista de Reyna Ericka Bárcenas Vázquez, José Santiago Genaro Sandoval Melchor, El Mohicano, y de Alejandro Acevedo Ventura, El Guerrero, quien fue detenido por los detectives afuera del cine Real Cinema, en esta ciudad, cuando se disponía a entregar a los familiares de las víctimas un casete como prueba de que los plagiados todavía estaban con vida.

Ellos fueron quienes guiaron a los poli- cías a la casa de seguridad en el valle de Xico, donde tenían a los secuestrados. En una de las tantas misérrimas viviendas de la zona nadie esperaba ningún sobresalto la madrugada del 20 de noviembre, luego de que en el barrio se había celebrado con grandes cantidades alcohol un aniversario más de la Revolución Mexicana.

A pesar de que El Guerrero no había regresado con noticias sobre la entrega del casete, Domingo Romero Lugo, El Lobo, y Pablo Contreras González se sentían casi a salvo. Pero ya el operativo policiaco estaba en marcha.

Ubicada la casa, los policías cubrieron la parte trasera, que da a una casucha igual de paupérrima, así como la entrada de la calle, además de una barda de la construcción contigua. A una señal silenciosa, comenzó el ingreso a la casa, y los dos secuestradores cayeron sin disparar un solo tiro.

Padre e hijo fueron encontrados en un gran estado de suciedad, desnutridos y con las caras marcadas por las vendas que por más de tres meses debieron soportar sobre sus rostros. En la cárcel están ya sus 11 secuestradores. La policía busca a otros dos prófugos.