Raphael en el Metropólitan: digan lo que digan, no olviden mis cancione

Vestido de riguroso negro se presentó el pasado jueves en el teatro Metropólitan, Raphael, el divo de Linares, quien deleitó por más de 2 horas a las más de 2 mil personas que se dieron cita en el inmueble para escuchar un recital con las canciones más clásicas y además la selección de los temas de su más reciente producción discográfica: Punto y seguido. El público que se reunió, entre los que se podía ver a la actriz Verónica Castro, lo ovacionó con gritos, aplausos, coreando sus temas y arrojándole decemas de claveles rojos y blancos.

Con la vitalidad que se recuerda, Raphael salió faltando un cuarto para las 21 horas; el escenario se iluminó, sus cinco músicos tocaron como introducción una pieza instrumental trenzada con temas como Qué sabe nadie y Yo soy aquel, que fue el principio de lo que sería una velada con sabor a nostalgia, adornada con las luces del escenario que palidecían con la luz propia del astro rey de esa noche: Raphael.

Después de que el respetable, maduro en su mayoría, lo recepcionó de pie y aplaudiendo, El ruiseñor de Linares agradeció a su público llevándose las manos a la altura del corazón, con una franca sonrisa y una reverencia. Luego temas como Macorina, Digan lo que digan, La noche, Los amantes y Mi gran noche cayeron en cascada. Pero los momentos de mayor éxtasis estaban por venir, cuando Raphael, con su vitalidad tan característica, se atavió con un jorongo y una capa roja, lo que provocó que el auditorio rompiera en aplausos nuevamente; en ningún momento se puso en duda el profesionalismo del cantante español y, de paso, demostró que su voz se mantiene intacta, con la fuerza y la potencia de aquel Raphael que cantaba Desde aquel día, e incluso se dio el lujo de chiflar y cantar a capela fragmentos de Qué tal te va sin mí y En carne viva.

En su primera intervención hablada reconoció que una de sus mejores canciones es Me estoy acostumbrando. Pidió: ``No olviden mis canciones... y miren que son miles ya''.