GALERIA Ť María Villanueva Sagrado

Costo biológico de la desigualdad social

``Como consecuencia del deterioro de las condiciones de vida de la población en edad escolar del medio rural, y en particular de las comunidades indígenas, esas regiones sufren una situación muy alarmante en su desarrollo'', expone la antropóloga física María Villanueva Sagrado, quien recientemente presentó, en colaboración con el doctor Carlos Serrano Sánchez, la investigación El costo biológico de la desigualdad social: crecimiento físico y estado nutricional en niños indígenas de México.

Villanueva Sagrado (DF, 1946), maestra en ciencias antropológicas de la UNAM y con estudios de doctorado en la Facultad de Filosofía y Letras, durante 25 años ha desarrollado su trabajo en el Instituto de Investigaciones Antropológicas. Dentro de ese periodo participó en el estudio de la comunidad infantil tojolabal de Las margaritas, Chiapas, para después profundizar no sólo en índices de crecimiento, sino también, en su estado nutricional.

El estudio citado, además de presentar el marco histórico del poblamiento de México y su evolución, muestra un análisis del perfil biológico de los niños y niñas tojolabales mediante una comparación de parámetros físicos como estatura, peso y área grasa y muscular del brazo, usando como referente un estudio longitudinal de niños de la ciudad de México pertenecientes a un nivel socioeconómico medio.

Para evaluar los resultados se consideraron factores ambientales y genéticos, porque influyen en los índices de manera natural. Las diferencias fueron muy significativas: mientras que un niño tojolabal a los 5 años alcanza menos de 1 metro, uno de la ciudad mide casi 1.10. A los 15 años, un niño de la ciudad mide en promedio 1.60, contra 1.40 del indígena.

Lo peor, afirma Villanueva, es que ``con los años las diferencias se tor- nan mayores. Eso quiere decir que aunque nazcan con proporciones corporales aceptables, conforme crecen en la pobreza sus condiciones físicas empeoran''.

En cuanto a peso, cuando ambos niños tienen cinco años la diferencia es de apenas 2 o 3 kilogramos, mientras que cuando un tojolabal cumple 15 años pesa en promedio 35 kilos, contra uno de la ciudad que pesa poco más de 50. En las comparaciones de los cuadros de niñas las diferencias son muy semejantes a las de los varones.

``Ese estudio es como una denuncia ante la situación de guerra que enfrentan las comunidades chiapanecas. A partir de 1994, algunas miradas han regresado hacia la región, pero no ha mejorado nada. El Ejército irrumpe en las comunidades de manera que no les permiten cultivar. Los indígenas tienen que volver a sus ciclos agrícolas para tener algo de alimento.

``En las poblaciones indígenas los niños tienen una participación muy activa en las labores y responsabilidades de la comunidad. Sus trastornos alimenticios y de crecimiento pueden ser irreversibles si no se toman las medidas adecuadas a tiempo. Se necesita el desarrollo sustentable y no sólo ayuda temporal que se acaba de un día para otro''.

María Villanueva, coautora del libro 100 años de antropología física en México. Inventario bibliográfico -aún en prensa-, explica que a través del tiempo se ha presentado un aumento de la estatura a escala mundial, sobre todo en los países del Primer Mundo. Pero aclara: ``Ese no es el caso de los indígenas, incluso se observa que varias poblaciones, como algunos grupos mayas, han disminuido en estatura en relación con la época prehispánica. Así que hablamos de una pobreza ancestral''.

Para Villanueva, ``el patrimonio de la humanidad no es sólo cultural, sino también de orden biológico. Tan importantes son las características biológicas y culturales que compartimos como las que nos diferencian, ya que la variabilidad está en relación directa con la supervivencia del hombre y su cultura''. (Mirna Servín) (Fotos: María Meléndrez)

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