Axel Didriksson
La universidad, la investigación y la UNESCO
Durante la Conferencia Mundial sobre Educación Superior de la UNESCO -una de las más grandes e importantes que han ocurrido sobre el tema en este siglo-, celebrada durante la primera semana de octubre de 1998, el tema de la investigación científica y académica fue abordado dentro de las nuevas perspectivas y resoluciones que ese organismo internacional ha ubicado para propiciar un gran cambio educativo.
Para la UNESCO, la educación superior ``ha de emprender la transformación y la renovación más radicales que jamás haya tenido por delante'' (Proyecto de declaración mundial sobre la educación superior en el siglo XXI: visión y acción). De forma consecuente, por ello, la investigación que realizan sus instituciones deberá estar acorde con los grandes desafíos que le presenta como atender la espectacular expansión de la demanda social que se proyecta; reducir las enormes disparidades entre los países desarrollados, en desarrollo y los más pobres; potenciar el intercambio de los conocimientos y el uso y manejo de nuevas tecnologías, y reorganizar una nueva manera de llevar a cabo la cooperación internacional.
Al respecto, en la declaración final de la Conferencia Mundial se lee: ``El progreso del conocimiento mediante la investigación es una función esencial de los sistemas de educación superior que tienen el deber de promover los estudios de posgrado. Deberían fomentarse y reforzarse la innovación, la interdisciplinariedad y la transdisciplinariedad en los programas, fundando las orientaciones a largo plazo en los objetivos y necesidades sociales y culturales. Se debería establecer un equilibrio adecuado entre la investigación fundamental y la orientada hacia objetivos específicos''.
Junto con esa orientación general, se indica que las instituciones deberán velar por que los investigadores cuenten con recursos y apoyos suficientes y sus resultados deban utilizarse en provecho de la sociedad. Asimismo, se señala que debe ocurrir un equilibrio en el desarrollo del conjunto de las áreas del conocimiento y los campos de estudio, en el contexto de las políticas nacionales, regionales e internacionales.
Al abogar por una nueva modalidad de investigación, que algunos autores han denominado ``contextualizada'', la UNESCO recomienda la interrelación entre las disciplinas y los equipos de trabajo de áreas distintas, el balance entre la investigación fundamental y la aplicada, impactar la pertinencia de la educación superior y superar el anacrónico economicismo en las concepciones respecto al papel de la investigación.
Ese tipo de investigación representa un ``nuevo paradigma'' para la educación superior y su pertinencia respecto de las relaciones con la sociedad. Las diferencias con el modo tradicional de llevar a cabo la investigación en las instituciones, caracterizado por Michael Gibbons (quien presentó el documento base sobre el tema en la conferencia) como el modo 1, frente al modo 2, esto es, el emergente que está en proceso de desarrollo, son las siguientes:
Frente a la problemática que enfrentan muchas universidades, donde el peso de las tareas de investigación nacionales son muy importantes, la UNESCO señala que, cuando la condición de investigador es de ``mera etiqueta'', es porque se potencian mutuamente muchas causas: ``Demasiadas tareas de enseñanza y orientación para jóvenes investigadores durante los años en los que pueden ser más creativos; falta de verdaderos laboratorios con una masa crítica cualitativa y cuantitativa suficiente en personal, material y logística; demasiado poca o incluso falta total de orientación por parte de los académicos locales senior; carencia total de documentación o dificultad para acceder a los servidores; ausencia de financiamiento; necesidad de buscar actividades complementarias para alimentar a la familia. Esta situación se da particularmente en los países en desarrollo, donde abundan las necesidades de investigaciones ``contextualizadas'' (que tienen por objeto problemas locales de resolución urgente) que interesan tanto a las ciencias humanas como a los de ciencias y tecnologías''.
Esos resolutivos, como otras políticas y acciones, fueron suscritos por la gran mayoría de las delegaciones oficiales asistentes a esa Conferencia Mundial, y por supuesto por la mexicana que estuvo presente. Como tales, son recomendaciones, pero en ello existe un compromiso de actuar de forma concertada, porque si no, ¿para qué se participa?