La Jornada 22 de noviembre de 1998

Los salarios, en el menor nivel de 38 años, revelan cifras oficiales

Roberto González Amador Ť Víctima de una crisis económica de larga duración, la capacidad real de compra de los salarios en México descendió este año al nivel más bajo de las últimas tres décadas, en una tendencia que será agravada por el repunte inflacionario de 1998 y por la escalada alcista impulsada por el gobierno con los aumentos en las gasolinas, electricidad, gas, agua y peajes, cuatro precios que inciden de manera directa en el resto de los productos de consumo generalizado entre la población.

El nivel real de los salarios mínimos en México, es decir la capacidad de compra de las remuneraciones, se ubicó este año en un nivel 60 por ciento inferior al que tuvo en 1965, de acuerdo con información oficial del Banco de México y el Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática (INEGI), contenida en el anexo del cuarto Informe de Gobierno del presidente Ernesto Zedillo.

A la par de la caída en la capacidad de compra de las remuneraciones, el deterioro en la calidad de los empleos registrado en la última década y media provocó que actualmente 83.2 por ciento de la población ocupada -que asciende a 33.8 millones de mexicanos- deba sobrevivir con un ingreso que no supera los tres salarios mínimos, unos 93 pesos diarios.

Según la Encuesta Nacional de Empleo e Información del INEGI y la Secretaría del Trabajo y Previsión Social, del total de la población ocupada en el país, calculada oficialmente en 33.8 millones de personas, 15.4 por ciento -5 millones 205 mil- no perciben un ingreso monetario fijo y sobrevive de propinas y pagos en especie.

Las mismas fuentes detallan que otro 20 por ciento de la población ocupada, esto es, 6 millones 760 mil mexicanos, percibe menos de un salario mínimo diario, unos 30.4 pesos. Otros 11 millones 86 mil trabajadores, que representan 32.8 por ciento de la población ocupada, obtiene como remuneración un ingreso de uno hasta dos salarios mínimos, mientras que 15 por ciento de la población ocupada -5 millones 70 mil personas- gana de dos a tres salarios mínimos.

Los planes de ajuste económico aplicados por los sucesivos gobiernos, a partir del que encabezó el ex presidente Miguel de la Madrid (1982-1988), han recargado en los salarios el mayor peso de la crisis económica, a tal extremo que el bajo nivel de las percepciones se ha convertido en una importante ventaja competitiva para las actividades industriales ubicadas en México, afirman especialistas.

``El deterioro de los ingresos salariales constituye uno de los indicadores más fehacientes de los efectos de la crisis económica de larga duración que afecta al país desde principios de los años 80'', establece el economista León Bendesky en su más reciente libro, México: de la euforia al sacrificio.

Aun antes de la escalada alcista emprendida por el gobierno en la última semana, que se inició con el incremento en el precio de las gasolinas y anuncios sobre un mayor costo en servicios de electricidad, agua potable, gas y peajes de carreteras, el salario real de la población acumulaba un deterioro en la última década, que en términos reales lo había llevado a reducir su capacidad de compra a la mitad de la que tenía en 1987.

De acuerdo con el Banco de México y el INEGI, en 1987 el salario mínimo real era de 22 pesos, mientras que en 1997 se ubicó en 10.78 pesos, también en precios reales -esto es, aplicando el efecto de la inflación durante el periodo-, variación que representó una caída de 50.5 por ciento en la capacidad de compra, durante ese periodo.

En el caso de la industria manufacturera, los salarios promedio -también medidos en términos reales- subieron de 74.45 pesos en 1987 hasta 102.48 pesos en 1994 y luego se redujeron a 77.20 pesos en 1997.

Estas variaciones indican que desde el inicio de la administración del presidente Ernesto Zedillo -quien hizo campaña política con la oferta de llevar bienestar a las familias- y hasta diciembre de 1997, los salarios promedio en el sector manufacturero, una actividad que contribuye con 20 por ciento del producto interno bruto (PIB), tuvieron una pérdida de 24.6 por ciento en su capacidad de compra, que se verá mermada en otros cuatro puntos con la inflación de este año, que será en el mejor de los casos de 18 por ciento, seis puntos más que lo estimado por el gobierno.

Pero el deterioro salarial no ha hecho más que profundizarse en esta década, para continuar una caída iniciada a mediados de los años sesenta.

Con base en información oficial contenida en el anexo del cuarto Informe del presidente Zedillo, el salario mínimo de 1997, medido en términos reales -es decir aplicando el desgaste provocado por la inflación- fue inferior en 60 por ciento al de 1965. En 1998 ese deterioro continuó: los sueldos mínimos fueron incrementados en enero 15 por ciento, con la oferta de que ese aumento superaría la inflación, pero el crecimiento promedio de los precios será de por lo menos 18 por ciento, lo que anulará cualquier posibilidad de recuperación en el poder de compra.

Un caso similar ocurre en el sector manufacturero. Las remuneraciones pagadas en este sector en 1997 fueron menores en 26.11 por ciento, en términos reales, a las que percibían los trabajadores del sector en 1980.