Arnaldo Córdova
¿Por qué pagar por los bancos?
Creo que todos podemos estar de acuerdo en que el país necesita un sistema financiero sano y fuerte. El problema no es ése. El problema es que para lograr que nuestro sistema financiero sea eso, sano y fuerte, cada quien tiene una opinión diferente. Todo está hoy centrado en el Fobaproa. Hay quien dice (desde el gobierno, sobre todo) que hay que legalizar como deuda pública los colosales pasivos que fueron adquiridos a través del Fondo. También los que afirman que no hay salvación posible del sistema bancario en virtual quiebra si no es la que obligue a todos los mexicanos a pagar lo que los banqueros perdieron. Y existen también los que afirman que se puede hacer cierta magia legislativa para que el ``costo fiscal'' se reduzca al mínimo.
Todos estamos en ascuas, porque en ningún caso vemos una verdadera solución y la pregunta que nos hacemos todos los días es la misma: ¿por qué tenemos que pagar lo que ineptos y delincuentes perdieron estúpidamente? Ese es el hecho real, por sobre el hecho indudable de que tenemos que salvar y fortalecer nuestro sistema bancario y financiero. Este gobierno ya no convence a nadie, porque sencillamente nadie entiende las razones que quiere hacernos pasar por buenas. ¿Cómo quiere convencernos de que sólo se podrá salvar el sistema financiero sobre la base de que todos los mexicanos paguemos lo que aquél perdió por ineptitud, pillerías y corruptelas de todo género?
Hace un par de meses, más o menos, Carlos Slim, empresario y banquero él mismo, propuso que la deuda del Fobaproa se devolviera toda a los bancos y que éstos la pagaran con sus ganancias a largo plazo. No he oído mejor propuesta que ésa. Los chistosamente llamados bancos vivos no están descapitalizados en modo alguno y sus ganancias son muy buenas, aun en esta época. Slim también propuso que se hiciera uso de la enorme reserva de divisas del Banco de México. No dijo cómo, pero cabe suponer que empleándola para capitalizar los bancos quebrados con garantías adecuadas. Si fueron los banqueros los que cometieron los errores y las corruptelas que hoy nos tienen al borde del abismo, son ellos los que deben pagar y no nosotros. Los funcionarios corruptos tal vez no tengan con qué hacerlo, pero sería justo que simplemente se les metiera en la cárcel, de por vida si se puede.
Entre bromas y veras, Slim también comentó que si alguien tiene ``lana'' en este país para pagar los entuertos cometidos son los banqueros (aunque no a veces sus bancos), y no los ``jodidos'' a los que se les quiere hacer pagar, sea por parte de un gobierno irresponsable y arbitrario, sea por panista y priísta que siguen la línea de que hay que pagar a como dé lugar, y eso debemos hacerlo todos (esto último, por supuesto, es de mi cosecha). Los panistas se hacen tontos diciendo que su iniciativa no convertirá en deuda pública los pasivos del Fobaproa. Hay un costo fiscal de la mitad de los 65 mil millones de dólares que entraña y eso es deuda que habremos de pagar nosotros. Los priístas son unos cínicos sin remedio, porque ellos quieren que todo el costo fiscal recaiga sobre nuestros hombres. Francamente, panistas y priístas dieron pena en la presentación de sus iniciativas el pasado jueves en la Cámara.
El proyecto de presupuesto del Ejecutivo federal, por lo demás, nos ha hecho enojar a todos. Todavía no está discutido ni aprobado y ya los precios de casi todas las mercancías han aumentado. Pero, además, el Presidente se alcanzó la puntada de pensar que el asunto del Fobaproa se va a aprobar como él quiere. Ya está incluida en su propuesta de presupuesto la cantidad que deberá destinarse a pagar los intereses de la deuda del Fondo, como si los pasivos ya fuesen deuda pública. Su iniciativa de Ley de Ingresos es, por lo demás, algo así como un atraco en descampado para todos los mexicanos. ¿Cómo puede decirnos que las gasolinas aumentarán en el año fiscal próximo 30 por ciento y, para empezar, 15 por ciento inmediato, pero que esto no afectará los precios al consumidor en todo género de mercancías? Se trata de una burla sangrienta y a nadie le escapa eso.
En este punto, el cinismo de nuestros gobernantes, decididamente, no tiene nombre. Nos han dicho hasta la saciedad que con este presupuesto astringente los rubros dedicados al gasto social no sufrirán merma alguna; pero cuando vamos a cada uno de ellos podemos constatar sin lugar a dudas que las limitaciones no se dan sólo como mera congelación de partidas, sino, además, como efectivas reducciones del total presupuestado. Por eso, es casi una burla que se nos venga a decir que la justicia social no se hace sólo con dinero. Claro, el dinero va a ser para nuestros banqueros trinqueteros y ladrones. Y lo peor de todo es que se trata de nuestro dinero. ¿A quién le consta lo contrario?