La Jornada 21 de noviembre de 1998

Firme, nuestra determinación por una paz digna: la comisión

La Cocopa ha trabajado para su encuentro con el EZLN en los términos de lo solicitado por el Comité Clandestino Revolucionario Indígena, Comandancia General del EZLN. En tal virtud, la comisión no acepta los términos ni el contenido del comunicado emitido recientemente por la delegación zapatista.

Reiteramos nuestra firme determinación de trabajar por una paz digna en el marco de lo dispuesto por la Ley para el Diálogo, la Conciliación y la Paz Digna en Chiapas. Particularmente, reiteramos nuestra voluntad de cumplir con los compromisos contraídos para la realización de nuestro encuentro con el EZLN; incluso hemos realizado tareas que no nos atañen y cuya ejecución ha sido necesaria para posibilitar dicho encuentro.

Hace unas horas, en nuestro primer encuentro con la comandancia zapatista, fuimos enterados por ellos de su requerimiento de reforzar la seguridad con un cordón policiaco. Hemos comenzado las gestiones para atender esta solicitud. También se nos notificaron deficiencias en las condiciones de la estancia de la delegación zapatista, mismas que atenderemos inmediatamente.

San Cristóbal de las Casas, a 20 de noviembre de 1998


Texto leído por Tacho tras la reunión con la Cocopa

Comunicado del Comité Clandestino Revolucionario Indígena-Comandancia General del Ejército Zapatista de Liberación Nacional

A los pueblos y gobiernos del mundo

A los participantes del encuentro de la sociedad civil con el EZLN

A la prensa nacional e internacional

Hermanos:

La delegación del Ejército Zapatista de Liberación Nacional manifiesta su inconformidad por lo siguiente:

Primero: El día 6 de noviembre de 1998 el EZLN respondió afirmativamente a la propuesta de la Cocopa de tener un encuentro con representantes del CCRI-CG del EZLN.

Los zapatistas le propusimos a la Cocopa el lugar, fecha y hora para el encuentro y le pedimos que se hicieran responsables de la seguridad en los traslados y estancia de la delegación zapatista, así como del hospedaje, la alimentación y equipo necesario para los días que estaría nuestra delegación en San Cristóbal.

El EZLN propuso los días 20 y 22 de noviembre de 1998 para reunirnos con los representantes de la Cocopa, a las 18:00 en San Cristóbal, Chiapas, y las fechas, hora y lugar de las reuniones con la Cocopa.

Avisamos también que nuestros delegados viajarían a San Cristóbal de las Casas el día 19 de noviembre de 1998 y retornarían a sus lugares de origen el 23 de noviembre. Solicitamos también condiciones de seguridad y apoyo del Comité Internacional de la Cruz Roja en el tránsito y estancia de nuestra delegación.

Segundo: El día 7 de noviembre de 1998, la Cocopa respondió públicamente que aceptaba el lugar, fecha y hora propuesta por los zapatistas y se comprometió a cumplir los requerimientos zapatistas en cuanto a seguridad, traslado, hospedaje, alimentación y equipo.

Tercero: La Cocopa no cumplió su palabra porque cuando llegamos el 19 de noviembre a las 17:30 horas no estaba listo el lugar del hospedaje, faltaban camas, cobijas, colchones; sólo tenían unos miserables catres y colchonetas. No había instalación de teléfono, tampoco había línea, ni fax, ni papelería. No funcionaban los sanitarios, ni los boilers, que estaban en malas condiciones. En los cuartos para descansar sólo había uno, donde estuvimos de pie varias horas por falta de condiciones. Para esto tuvimos que exigir que se cumpla lo indispensable.

Para el alojamiento de nuestra delegación se tardaron desde las 17:30 horas hasta las 22:00 en resolver el problema, lo que hizo que exigiéramos que se quitaran los catres y se pusieran camas y colchones. En lo que se refiere a la alimentación sólo han dado 10 mil pesos en calidad de fondo revolvente, al estilo de las viejas mañas, justificando con facturas y notas de remisión. Creemos que esta actitud es falta de responsabilidad y la peor es la de no cumplir con lo que se comprometieron.

Cuarto: La Cocopa se comprometió también públicamente diciendo que garantizaba la seguridad de nuestra delegación y el día de hoy queremos manifestarles que no hay condiciones de seguridad porque en los encuentros anteriores del EZLN con la Cocopa había cinturón de policía desarmada para evitar atentados de cualquier tipo y ahora en cambio no hay nada que garantice la seguridad zapatista. Además la Cocopa nos envió un mensaje verbal el día de ayer que ellos no podían garantizar la seguridad nuestra, que a ellos les preocupa que la delegación vaya a ser agredida y que por lo tanto están preocupados.

Quinto: La delegación del CCRI-CG del Ejército Zapatista de Liberación Nacional le manifestamos a la Cocopa la falta de seriedad, de respeto y de responsabilidad con sus compromisos, ya que demuestran una actitud racista y de humillación. Parece que quieren seguir tratándonos como en tiempos de la conquista, como hicieron con nuestros viejos hermanos de sangre y de lucha que sometieron bajo dominio haciéndolos esclavos. No obstante no pudieron terminar con ellos ni con su historia que ya es nuestra. Por eso le decimos a la Cocopa que no permitiremos más humillación como indígenas o no indígenas y les decimos que sepan que ya no nos vamos a dejar; por eso luchamos para que nosotros los indígenas de México y el mundo ya no seamos tratados como animales, porque todos somos humanos y dignos, todos merecemos respeto.

Sexto: La delegación del CCRI-CG del EZLN no estamos pidiendo hoteles lujosos que se paguen con el presupuesto que el pueblo pone, ni les estamos pidiendo grandes comilonas o servicios de cantina; sólo les pedimos las mínimas condiciones dignas y de seguridad para poder dormir un rato, para comer un poco y reunirnos con todos ustedes nuestras hermanas y hermanos. Reunirnos con los que estamos en este importante encuentro, con los que están aquí presentes. Por eso también estamos nosotros aquí presentes y después estaremos con nuestras hermanas y hermanos de todos los municipios de este territorio nacional mexicano.

Por todo esto demandamos a la Cocopa que explique públicamente su actitud y se comprometa a abandonar esa posición que va en contra del mandato que le encomendó el Congreso de la Unión y el pueblo de México de ayudar a construir la paz justa y digna.

Democracia, libertad, justicia.

Desde el Sureste mexicano, por el Comité Clandestino Revolucionario Indígena-Comandancia General del EZLN


Los zapatistas y la consulta sobre el reconocimiento de los derechos de los pueblos indios.

20 de noviembre de 1998.

Hermanos y hermanas:

Queremos decirles nuestra palabra sobre la consulta de la iniciativa de ley indígena de la Cocopa.

Queremos que conozcan nuestro pensamiento para que sepan cómo vemos nosotros lo de la consulta.

En nuestra Quinta Declaración de la Selva Lacandona nosotros llamamos a todo el pueblo de México a que se movilizara por el reconocimiento de los derechos de los pueblos indios y contra la guerra de exterminio del gobierno mexicano.

No llamamos a un acto solamente.

No llamamos a realizar una acción nada más.

Llamamos a una movilización.

Y esto es lo principal porque nosotros pensamos que la consulta debe de ser una gran movilización de los mexicanos, parte del movimiento nacional por el reconocimiento de los derechos indígenas y en contra de la guerra.

Así que pensamos que todo lo que se haga debe ser una movilización en sí, y debe ser parte de la movilización a la que llama la Quinta Declaración.

Y vemos, por ejemplo, que la preparación de este encuentro de la sociedad civil y el EZLN fue una movilización, porque tuvieron que moverse muchas fuerzas para conseguir todo lo que se necesitaba, para difundir el encuentro, para cuidar la seguridad de todos nosotros, para organizar las mesas de trabajo, para la alimentación, para el descanso, para poder hablarnos y escucharnos unos a otros.

Y vemos también que este encuentro es una movilización porque han venido personas de varias partes de México para estar presentes y muchas otras están pendientes de lo que aquí se diga y se acuerde.

Entonces, les decimos que nosotros pensamos que el paso que sigue es otra movilización en todo el país para preparar la consulta, y luego otra movilización para ya hacer la consulta, y luego otra para dar a conocer los resultados a todos, y luego otra movilización para que esos resultados sean escuchados y atendidos por el Congreso de la Unión.

Por eso les decimos que siempre tomemos en cuenta en los acuerdos que lleguemos todos sobre la consulta, que haya movilización, que no se piense en sólo una forma de difundir la consulta, o sólo una forma de hacerla, ni sólo un acto para dar a conocer los resultados o para que el Congreso atienda.

Les pedimos que pensemos en todo momento en una movilización del mayor número de personas, en todas partes del país, e incluso de mexicanos en el extranjero, y de muchas formas de participación.

En nuestros acuerdos sobre la consulta tenemos que tomar en cuenta que puedan participar todos los que quieran hacerlo y no sólo algunos.

Tenemos que tomar en cuenta que puedan participar mexicanos y mexicanas, sin importar en dónde vivan o trabajen. Que puedan participar los mexicanos y mexicanas que viven y trabajan en la ciudad y en el campo de nuestro país o en otros países.

Que puedan participar los indígenas, los obreros, los campesinos, los empleados, los colonos, los estudiantes, los maestros, los desempleados, los choferes, los presos, los homosexuales, las lesbianas, los jubilados y pensionados, los discapacitados, los niños, los ancianos, los banda, los mexicanos que viven en el extranjero, los religiosos, los empresarios, los artistas e intelectuales, los trabajadores al servicio del Estado, los diputados y senadores, los miembros de la Cocopa; todos los mexicanos y mexicanas sin importar su edad, su sexo, su color, su cultura, su posición política, su credo religioso, su posición social, su nombre, su rostro o su tamaño.

En nuestros acuerdos de la consulta tenemos que tomar en cuenta que todos puedan participar de la forma que quieran y en el nivel que quieran.

No debemos decir que sólo de una forma se puede participar, sino que de muchas maneras.

Si alguien quiere participar con una opinión o con una moneda, o con una canción o con una poesía, o con un dibujo o con una marcha, o con una asamblea o con una casilla, o con un vehículo o con una mano, o con una sonrisa o con un chiste, o con un poquito de tiempo o con mucho tiempo, o con mucho trabajo o con poquito trabajo.

Nosotros pensamos que si hacemos un acuerdo muy amplio, abierto e incluyente, entonces va a participar mucha gente, se va a movilizar.

Y se va a movilizar porque va a estar de acuerdo en que se le tome en cuenta, en que se le pida su opinión.

Y esto también queremos de la consulta, o sea, que sea parte del esfuerzo de todos aquellos que están preocupados por hacer otro tipo de política donde se tome en cuenta lo que dice la gente y que eso que la gente piensa, siente y dice sea la orientación que se siga.

Nosotros pensamos que el pueblo de México tiene bueno su pensamiento, que sabe que la lucha por los derechos indígenas es buena y sabe que la guerra contra los indios es mala, y que va a querer dar su opinión sobre este asunto.

Pero no sólo porque esté preocupado por lo que pasa con los indígenas, también porque el pueblo quiere ser escuchado y lucha por ser escuchado, y ésta debe ser una oportunidad para que nuestro pueblo hable y sea escuchado, y nosotros tenemos que buscar el modo y la forma para que nuestro pueblo tenga el modo y la forma de hacerse oír y hacer sentir el peso de su pensamiento.

Por eso decimos que la consulta es parte de la lucha del pueblo mexicano por la democracia.

Porque es una forma de que el pueblo le haga saber a los gobernantes lo que piensa y lo que quiere.

Y también decimos que la consulta es parte de la lucha del pueblo mexicano por la justicia.

Porque las demandas de los pueblos indios son demandadas de mexicanos, y son justas, como son justas las demandas de los obreros y los campesinos, de los colonos y de las amas de casa, de los estudiantes y de los maestros, de los jóvenes y de las mujeres, de los niños y de los ancianos, de todos los mexicanos.

Y también decimos que la consulta es parte de la lucha del pueblo mexicano por la libertad, porque un pueblo que no puede hacerse oír es un pueblo esclavo. Porque el hablar y el escuchar con el corazón y la cabeza es lo que nos hace humanos. Y ningún hombre o mujer nace para ser esclavo.

Entonces queremos decir que pensamos que la consulta debe ser:

1. Amplia, abierta e incluyente en la participación de la gente, en el modo y en la forma de la consulta, en los niveles y formas de participación, de promoción, de organización y de realización.

2. La consulta debe ser entendida como parte de la lucha del pueblo mexicano por la democracia, la libertad y la justicia, y así debe ser explicada, difundida, promovida y realizada.

3. La consulta debemos entenderla todos nosotros como parte de la búsqueda de una nueva forma de hacer política y así debemos pensarla, acordarla, planearla y realizarla.

Hermanos y hermanas de la sociedad civil:

Queremos decirles aquí que nosotros tenemos listos ya a cinco mil delegados zapatistas para cubrir todo el territorio nacional. Tenemos a dos mil 500 compañeras y dos mil 500 compañeros preparados para ir a difundir y realizar la consulta. Un hombre y una mujer zapatistas para cada uno de todos los municipios del país. Todos ellos y ellas están dispuestos a arriesgar sus vidas, su libertad, sus bienes, para llevar el mensaje de la consulta a todos lados. Están dispuestos a pasar hambre y enfermedad, a andar en caballo o en burro, o en tren o en camión, o en carro o en avión, o en barco o en helicóptero, o en bicicleta o a pie, y llegar a todos los municipios, no importa qué tan lejos queden o cuánto se tarden en llegar.

Y también les decimos que estos cinco mil delegados nuestros no van a ir a los municipios a hablar o a encontrarse sólo con unos de determinado grupo político o creencia, sino que van a encontrarse y a hablar con todos los que quieren participar en la consulta, sin importar su color, su partido, su tamaño, su lengua, su sexo, su religión o su edad.

Y esto es nuestra ponencia principal a esta mesa sobre la consulta:

Cinco mil delegados zapatistas para promover y realizar la consulta, dos mil 500 son varones y dos mil 500 son mujeres.

La movilización para la consulta ya empezó y ya hay cinco mil zapatistas preparándose para cubrir todo el territorio nacional.

Es toda nuestra palabra, hermanos y hermanas de la sociedad civil.

¡Democracia!

¡Libertad!

¡Justicia!

Comité Clandestino Revolucionario Indígena-Comandancia General del Ejército Zapatista de Liberación Nacional.

México, noviembre 1998.


Comunicado del EZLN leído en el encuentro con la sociedad civil

Palabras en la inauguración del Encuentro Sociedad Civil-EZLN en San Cristóbal de Las Casas, Chiapas, del 20 al 22 de Noviembre de 1998.

``Nosotros los plebeyos; nosotros los andrajosos; nosotros los hambrientos; los que no tenemos un terrón donde reclinar la cabeza; los que vivimos atormentados por la incertidumbre del pan de mañana para nuestras compañeras y nuestros hijos; los que, llegados a viejos, somos despedidos ignominiosamente porque ya no podemos trabajar, toca a nosotros hacer esfuerzos poderosos, sacrificios mil para destruir hasta sus cimientos el edificio de la vieja sociedad, que ha sido hasta aquí una madre cariñosa para los ricos y los malvados, y una madrastra huraña para los que trabajan y son buenos''.

Ricardo y Enrique Flores Magón, Librado Ribera y Anselmo L. Figueroa

Hermanos y Hermanas:

Les hablamos a nombre de los niños, ancianos, hombres y mujeres, milicianos, insurgentes, oficiales y comandantes del Ejército Zapatista de Liberación Nacional.

A nombre de todos ellos y ellas los saludamos.

Primero que nada queremos darles las gracias por habernos invitado a este encuentro con ustedes, por haberse movilizado y organizado para abrir este espacio de diálogo, y por haberse esforzado y conseguido una nueva oportunidad para la palabra.

Durante este tiempo que pasó el gobierno no ha detenido su guerra en contra nuestra. Más armas y más soldados amenazan a nuestros pueblos. Más muertos y más presos nos hace la guerra del gobierno para romper nuestra resistencia.

Para el gobierno la guerra contra los indígenas es un negocio. No sólo porque sus soldados ganan más dinero, más del doble de su salario normal; también porque los gobernantes participan en los negocios de la prostitución y la venta de alcohol en las cercanías de los cuarteles y guarniciones. El narcotráfico internacional ha encontrado apoyo y protección en el gobierno a través de las fuerzas armadas que ocupan territorio chiapaneco.

Por eso el gobierno de Zedillo hace todo lo posible para bloquear o impedir los esfuerzos de paz de la sociedad civil, de la Iglesia progresista y de diversos actores políticos.

Cada vez que alguna señal permite abrigar esperanzas de diálogo y paz, el gobierno y el ejército montan provocaciones que buscan hacer fracasar cualquier iniciativa que no sea de aniquilamiento.

Los soldados no sólo mandan en sus cuarteles, también lo hacen en la casa del gobierno del estado de Chiapas y en las policías estatales y federales que operan en estas tierras.

Chiapas vive hoy la realidad de un gobierno de facto, dirigido por militares. El PRI y las autoridades estatales no son más que unas patéticas marionetas que fingen hacer política.

Desde que se iniciaron los diálogos por la paz y en todo este periodo en que se encuentran suspendidos, el gobierno no ha dejado de hacer una guerra de exterminio en contra de los pueblos indios de México y especialmente en contra de los indígenas chiapanecos.

Frente a esto, los pueblos zapatistas resisten. una y otra vez son agredidos. Cotidianamente se les hostiga. Todos los días deben soportar una campaña de mentiras y simulaciones en su contra. Y cada tanto se les intenta comprar su dignidad y vergüenza.

Echando mano de su historia y conocimientos, y apoyados por personas y organizaciones buenas y honestas, los pueblos zapatistas resisten la guerra de exterminio organizándose en trabajos colectivos para resolver sus problemas de salud, educación, alimentación y vivienda. Los pocos recursos que poseen las comunidades indígenas zapatistas no son destinados a la compra de armamentos o equipos militares, sino a proyectos que mejoren sus condiciones materiales. No para vivir mejor, sino para poder resistir y seguir luchando hasta que todos los pueblos indios de México vean reconocidos sus derechos y tengan en sus manos su historia y su destino, y todos los mexicanos tengan democracia, libertad y justicia.

Para el gobierno resulta intolerable que un puñado de indígenas se haya atrevido a desafiar su imperio de mentiras y corrupciones. Por eso a nuestros justos reclamos se ha respondido con la burla, el desprecio, el olvido y la muerte.

Pero no sólo hemos encontrado desmemoria y estupidez en nuestro camino.

En medio de vientos y lluvias terribles, su palabra de ustedes llegó hasta nuestra tierra y le hizo casita al pequeño fuego de nuestra esperanza.

La sociedad civil, esa fuerza real que tanto desespera a politólogos y gobernantes, no ha quedado callada e inmóvil frente a esta guerra en contra de nuestras raíces.

En México y en todo el mundo se han levantado voces y pensamientos que nos hablan y nos escuchan, y que exigen que se detenga la guerra y deje lugar a la razón y la palabra.

Hombres y mujeres han encabezado esta movilización civil por la paz.

En los momentos más difíciles y oscuros, cuando organizaciones de ayuda humanitaria, legisladores y personalidades se hayan paralizados en sus escritorios y oficinas, cientos de hombres y mujeres en todo el mundo se organizan, realizan campañas de acopio, conciertos de rock, bazares de arte, grupos de observadores de los derechos humanos, y se movilizan desde rincones de los cinco continentes y de todo México y se vienen hasta nuestras comunidades a veces para llevar toneladas de alimentos, ropa y medicinas, a veces para ver y escuchar lo que el gobierno no quiere que se vea ni que se escuche, y a veces para traer sólo un saludo, un ``aquí estamos'', un ``no están solos''.

Por eso queremos dar aquí un reconocimiento público, a nombre de todos y todas los zapatistas, a los hombres y a las mujeres de México y de todo el mundo.

A todos ellos y ellas que, sin nombre como nosotros y como nosotros sin rostro, han estado junto nuestro resistiendo, luchando y soñando, que es una forma algo complicada de resistir y vivir en estos tiempos de cinismos y cómodas conformidades.

Salud, pues, hombres y mujeres de México. Salud, pues, hombres y mujeres de Europa, de América, de Asia, de Africa y de Oceanía.

Salud a los hombres y mujeres indígenas, a los hombres y mujeres obreros, a los hombres y mujeres campesinos, a los hombres y mujeres empleados, a los jóvenes y mujeres estudiantes, a los hombres y mujeres maestros, a los hombres y mujeres presos políticos, a los hombres y mujeres desempleados, a los jóvenes y mujeres banda, a los jóvenes y mujeres rockeros, a los hombres y mujeres artistas, a los homosexuales y lesbianas, a los hombres y mujeres jubilados y pensionados, a los hombres y mujeres discapacitados, a los hombres y mujeres de la tercera edad, a los hombres y mujeres que en México dicen y se dicen ¡ya basta!

Salud a los hombres y mujeres que en la Unión Americana, en Canadá, en la Península Ibérica, en Italia, en Suecia, en Francia, en Suiza, en Dinamarca, en Noruega, en Grecia, en Alemania, en el País Vasco, en Irlanda, en Holanda, en Japón, en Australia, en Uruguay, y Chile ,en Argentina, en Brasil, en Colombia, en Venezuela, en Bolivia, en Perú, en Ecuador, en Nicaragua, tienden puentes de resistencia y rebeldía, y hacen caminar por ellos la memoria y el mañana.

Hombres y mujeres de México y el mundo:

Les pedimos a todas y a todos, no importa dónde se encuentren, que acepten este pequeño homenaje de los zapatistas.

Con estos hombres y mujeres como vehículo, motor, combustible, camino y destino, la sociedad civil logra su nombre más limpio y su rostro más bello y digno, su mañana mejor.

Por estos y estas hombres y mujeres, con ellos y ellas, de ellas y ellos, vino la invitación para este encuentro, un encuentro entre firmantes, firmados y los que no son ni firmantes ni firmados.

Nosotros escuchamos. Estos hombres y mujeres nos han enseñado a escuchar y resulta que salimos buenos para aprender y escuchamos su voz que invitaba a una palabra más grande, una donde cupieran más voces, voces distintas y diferentes, otras veces.

Escuchamos y por eso estamos aquí con ustedes.

El día de hoy nos encontramos aquí reunidos. No fue fácil llegarnos. Muchas fuerzas hubieron de ponerse en movimiento, muchas necedades debieron derrotarse, muchos obstáculos debieron ser removidos aunque sea momentáneamente. Pero aquí estamos.

Todos nosotros, ustedes y el nosotros que somos ustedes, hemos llegado hasta acá movidos por razones tan distintas como diferentes son las banderas que levantamos, los pensamientos que caminamos, los colores que vestimos y las esperanzas que nacemos en nuestros corazones.

Motores distintos han hecho andar nuestros pasos hasta este lugar y aquí estamos todos juntos.

Pero, aunque hayan sido diferentes los motivos que nos hicieron encontrarnos, habrá algunos que son los mismos:

Por ejemplo, tal vez todos creemos que el otro es otro y es, y que siendo otro no es menos ni es más, sino que es.

Y por ejemplo, tal vez todos creemos que la palabra que va y viene creciéndose, el diálogo pues, es camino bueno si son verdaderos los corazones que se encuentran.

Y tal vez, por ejemplo, todos creemos que la paz, la justicia y la dignidad no se pueden separar y que omitir cualquiera de ellas es hacer la guerra, repartir la destrucción y decretar la muerte para el otro.

O puede ser, es un ejemplo, que todos creemos que la democracia es la democracia, el gobierno del pueblo, por el pueblo y para el pueblo. Y que el pueblo somos todos los otros que somos.

Durante la preparación de este encuentro, hemos tomado contacto con varios de ustedes. A ellos les hemos dicho lo que ahora les repetimos a todos:

Queremos un encuentro amplio, abierto, incluyente, donde todas las voces encuentran lugar y respeto si son verdaderas y brindan respeto.

Queremos un encuentro de ideas y propuestas concretas para la consulta sobre la ley de derechos y cultura indígenas.

Queremos un encuentro de búsqueda de la paz.

Queremos un encuentro de análisis de la situación nacional.

Queremos un encuentro para empezar a buscar, encontrar y andar el camino de un país mejor, más justo, más libre y más democrático. Nosotros pensamos que todo esto empezará a construirse desde aquí porque es bueno el tiempo para hablar y para escuchar.

Antes de que saliéramos para acá, el SupMarcos nos contó una historia que dice que le contó el viejo Antonio para la mar. El sup nos contó esta historia para que nosotros la conociéramos y la contáramos a ustedes...

Fue en medio de uno de esos grandes vientos mojados y luminosos que ustedes llaman ``huracanes'' o ``ciclones'', que el viejo Antonio se dio el modo y la maña para encender su cigarro hecho de doblador y, haciéndole casita con las manos al fuego y a la palabra que calentaban su boca, empezó a hablar, para que todos escucháramos...

La historia de Hurakán y la palabra que acuerdo nace

Cuentan los más viejos de nuestros viejos que sus grandes abuelos decían que el mundo se nació de la palabra. Pero no de la palabra de uno solo, que se habla a sí mismo o nomás para dentro habla.

Dicen los grandes abuelos que los dos que son uno se encontraron en la oscuridad de la noche y que se hablaron uno al otro mutuamente y que se meditaron, que es una forma de hablar sin palabras.

Dicen los más viejos abuelos que algunos llaman al uno que es dos nombrándolos Tepeu y Gucumatz.

Y dicen también que el uno que es dos, por siete veces es.

Es el Tzacol y el Bitol, que son la madre creadora y el padre formador.

Es el Alom y el Qaholom, que son la madre que cría y el padre que cuida.

Es el Hunahpú-Vuch y el Hunahpú-Utiú, que así llaman a la madre mañana y el padre noche...

Es el Zqui-nima-tzhs y el Nima-Ac, la madre abuela y el padre abuelo.

Es el Tepeu y el Gucumutaz, que quiere decir la madre que lucha y vence y el padre que bien gobierna.

Es el U Qux Paló y el U Qux Cah, que es como se nombran la madre mar y el padre corazón del cielo.

Es el Ah Raxá Lac y el Ah Raxá Tzel, rostros que son de la madre tierra y el padre cielo.

Y siete veces son el uno que es dos de los dioses más primeros, los que nacieron el mundo.

Y dicen que ése uno que es dos siete veces se pusieron de acuerdo y juntaron sus palabras y sus pensamientos y entonces acordaron y planearon el nacimiento del mundo.

Dicen que los más grandes abuelos que los dos que son siete veces uno, se llamaron entre sí en el Hurakán, que es otra forma de llamar al ``corazón del cielo''.

Y dicen los más antiguos que nacer el mundo no es fácil, que varios se necesitan, que la palabra es herramienta y material de construcción, y que es en el tiempo de Hurakán cuando se nacen las palabras, que por las palabras nacen acuerdos y que los acuerdos amanecen mundos.

Así dicen los más antiguos, nuestros abuelos más abuelos, que el corazón del cielo se hace Caculhá Hurakán, nombrado también solamente Hurakán y en mojado viento de luz hace su plan de nacer mundos nuevos.

Así dijo el viejo Antonio para que nosotros supiéramos, para que nosotros camináramos este tiempo de ciclones y huracanes no sólo con el dolor que moja nuestros suelos y cielos, también para que, con la luz que regala ahora el Caculhá Hurakán, con ustedes nos habláramos y con palabras nos acordáramos y planeáramos algo simple: nacernos otro mundo, uno mejor, uno más bueno, uno donde haya lugar, respeto, oído y voz para todos los otros que somos todos.

Por eso es en estos tiempos de huracán en los que se realiza este encuentro, por eso llegaron ustedes, por eso llegamos nosotros, para eso nos encontramos.

Por eso es en estos tiempos de huracán en los que se realiza este encuentro, por eso llegaron ustedes, por eso llegamos nosotros, para eso nos encontramos.

Salud pues hermanos y hermanas de la sociedad civil.

Gracias por habernos invitado a este encuentro.

Gracias por darnos lugar, respeto, oído y voz con ustedes.

¡Democracia!

¡Libertad!

¡Justicia!

Desde el Sureste Mexicano.

Comité Clandestino Revolucionario Indígena-Comandancia General del Ejército Zapatista de Liberación Nacional.

México, Noviembre de 1998.