Mixcoac, una isla perdida que Paz buscó más allá de la modernidad
"Borró el jardín circundante para volverlo universo de ficción"
Arturo Jiménez Ť Un texto inédito de Octavio Paz lleno de humor y fantasía mostró el historiador Jacques Lafaye, al leer fragmentos de una carta del poeta a Teresa Guillén, escrita el verano de 1945 en una banca neoyorquina.
Ayer, en la Facultad de Filosofía de la UNAM, Lafaye dictó la conferencia magistral El jardín de Mixcoac en la obra poética de Octavio Paz, dentro de la cátedra extraordinaria que lleva el nombre del autor de Posdata, y a la que asistió Marie Jose Paz.
Con el eje temático del mítico y poliforme jardín paciano, su ``capital de la nostalgia'', Lafaye abordó también la búsqueda de la unidad, el descubrimiento de la tradición de la modernidad, la ambientación en torno de la muerte y el tiempo, así como las fuentes poéticas y literarias de las ideas de Paz sobre la vida como tránsito.
Para comenzar, Lafaye citó a Paz y con ello enmarcó su exposición el historiador francés: ``No se puede reducir un artista a sus fuentes, como no se le puede reducir a sus complejos''. Asimismo dijo que ``en literatura, nada viene de nada''.
Paz, señaló, ``tuvo que abandonar temprano su isla de Itaca, el jardín de Mixcoac, donde no lo esperaba otra Penélope que su propia musa, la que inspiró sus monólogos de niño y su obra de hombre''.
Más que la modernidad, siguió Lafaye, la verdadera búsqueda de Paz fue la de esta isla perdida, Mixcoac. ``Pero al fin se la comió nuestra señora, la tolvanera madre, la monstruosa capital, la Coatlicue urbana''.
Luego de una disertación para ubicar el descubrimiento de Paz de la ``tradición moderna'', Lafaye dijo que trató de ``aclarar la obra poética en conjunto y su peregrinación humana, su relación con el tiempo''.
Citó a Paz: ``No hay más jardines que los que llevamos dentro'', o de otro modo: ``Sólo son paraísos los que se han perdido''. A partir de ahí describió cómo se fue diseñando y metamorfoseando en la mente del poeta aquel jardín originario hasta llegar a su versión última, la de la conferencia en Estocolmo, al recibir el Nobel, en 1990.
El ombligo de la poesía paciana
En la carta a Teresa, hija del poeta Jorge Guillén, Paz escribió: ``Vivía en un pueblo de las afueras de la ciudad de México, en una vieja casa ruinosa con un jardín selvático y una gran habitación llena de libros. El jardín se convirtió en el centro del mundo y la biblioteca en caverna encantada''.
Paz en Estocolmo: ``El jardín es la naturaleza, pero naturaleza transfigurada, es el reino perdido, la inocencia del primer día. En mi caso dos jardines: el de mi niñez, en Mixcoac, y el de mi madurez, en Delhi. Nostalgia de la unidad primordial entre el mundo humano y el natural. Restaurar esta unidad, así sea precariamente, es entrever nuestra condición original''.
Indicó que Paz, como Marcel Proust, ``borró el jardín circundante para sustituirlo con todo un universo de ficción''.
Entre sus conclusiones, Lafaye señaló que Mixcoac ``es el ombligo del mundo poético de Paz'', como se evidencia por el mero hecho de su carácter recurrente en su obra. Lo ha evocado desde los 25 años, en el poema Jardín, cuatro muros de adobe, bugambillas.
A los 35 años, Paz hizo una descripción del lugar de Mixcoac: Jardín con niño, aparecido en Aguila o sol. ``El poeta sueña que regresa a su paraíso perdido. El niño Octavio ya había salido a la conquista del mundo real'', comentó Lafaye.
Con más de 50 años, en 1965, Paz evocó de nuevo el jardín de Mixcoac, cuando residía en Delhi como embajador de México. ``En Cuento de dos jardines ofrece una visión a la vez paralela y divergente del jardín de Mixcoac y un jardín de la India que fue para él como una resurrección, o mejor, una reconciliación''.
Para 1974, en Pasado en claro, Paz refleja la necesidad de clarificación interior respecto de su infancia. Fue el poema ``más denso'' que le inspiró Mixcoac. ``Al llegar a los 60 años, el poeta sentiría la imperiosa necesidad de exorcizar la pesadilla de su infancia''.
Lafaye dijo que aquí se percibe ya un contraste entre el verde paraíso de la infancia y la casa de los fantasmas en que Paz medita sobre el tiempo. ``Se concentra aquí el exilio interior del poeta, su soledad y su qué de la unidad''.
En 1986, Paz hizo la penúltima mención a su jardín. En el escritor se percibe lo que no queda y lo que sí de la primera selva verde y de aquel poeta en la higuera.
(Mañana, Jacques Lafaye expondrá La Sor Juana de Octavio Paz, a las 12 horas, en Filosofía y Letras.)