Frank Devlyn: el apoyo ciudadano, clave en la lucha contra el hampa
Bertha Teresa Ramírez Ť Frank J. Devlyn, propietario de una de las firmas de anteojos más importantes del país, actualmente presidente del Club Rotario Internacional e impulsor del programa Vecino vigilante en el Distrito Federal y a nivel nacional, aseveró que dicho plan pretende contribuir al combate de una delincuencia ``que no actúa por hambre'', sino por sistema, y que ataca a personas que tiene ampliamente ``etiquetadas''.
Para el empresario, la ciudad se enfrenta a delincuentes organizados que conocen ``lo débil del sistema y se aprovechan de nosotros''. Esa delincuencia no podrá ser combatida sólo por la seguridad pública, ``a pesar de los esfuerzos que, me consta, están haciendo el presidente Ernesto Zedillo, Cuauhtémoc Cárdenas y muchos otros gobernadores, pues no cesan los golpes del hampa y se requiere del apoyo de los ciudadanos''.
El empresario, que este año ha enfrentado dos cuantiosos robos de material óptico, dijo que el problema ha llegado a tal situación que para combatir la amenaza delictiva, además de la vigilancia vecinal, ``yo no vería mal que el Ejército Mexicano patrullara las calles, que los ciudadanos pudieran portar armas igual que lo hacen los delincuentes y que se reglamente la seguridad privada''.
La idea de traer a la ciudad de México el plan Vecino vigilante estuvo inspirada en uno de los tantos viajes que Devlyn hizo a Sudáfrica --tierra de Nelson Mandela, quien luchó contra el régimen del apartheid-- en donde observó los sistemas de seguridad que efectivos retirados de la fuerza castrense de aquel país pusieron a funcionar en barrios de gente acomodada como medidas privadas de seguridad.
En su sobria sala de juntas, sobre una larga mesa, el empresario extendió un paquete de trípticos, placas de plástico, volantes y textos que dan cuenta del programa Vigilancia vecinal, que ya ha entrado en operación en varias colonias de la capital, hasta donde el Club Rotario Internacional ha distribuido un promedio de 100 mil avisos en placas con señales blanco y rojo de ``alto a la delincuencia'' (cada una costó diez pesos).
Mediante esta medida de protección ciudadana, explica, los vecinos se convierten ``en observadores que llegan a formar una cadena de ciudadanos que cooperan entre sí para vigilar cada calle, cada edificio, cada condominio horizontal de su colonia y se responsabilizan de reportar todo aquello que les parezca sospechoso o tenga que ver con personas extrañas al barrio, que sean detectadas incluso a 20 kilómetros de distancia de donde se encuentra su hogar''.
Señaló que en muchas ciudades se ha comprobado que la mejor protección contra robos, asaltos, plagios, violaciones y demás delitos, ha sido la ayuda indirecta que han prestado vecinos a los afectados, aun cuando nunca lo hubieran solicitado.
--¿Qué papel juega la actividad pública de la gente en cualquier calle? ¿Podría ser vista como sospechosa por el solo hecho de estar en la vía pública?
--A ver si esto responde tu pregunta. La idea es que se reporten anomalías aun a distancias de 20 kilómetros. Por el momento, nosotros pensamos en frenar la delincuencia, habrá algunos que se pasen y digan vamos a observar todo, desde cómo se comporta el presidente Clinton hasta si tal o cual vecino tiene su casa chica.
El empresario rechazó que el programa Vecino vigilante pudiera conducir a los habitantes hacia otras cosas como la vigilancia moral ``asuntos de allá de la Santa Inquisición, ahorita de lo que se trata es de defendernos de la delincuencia''.