Ernesto Márquez Ť El último gran antro del siglo veinte y el primero del siglo naciente es lo que ofrece el Salón 21, un enorme espacio destinado principalmente para el dancing afroantillano y los grandes espectáculos musicales, que a partir del próximo sábado 21 abre sus puertas como una opción más de divertimento en el DF.
Propiedad del trombonista puertorriqueño Willie Colón y de los empresario mexicanos Miguel Nieto y Marcial Dávila, ampliamente conocidos en el medio por sus producciones en la música afroantillana, el primero, obras de teatro y cine, el segundo, el 21 se perfila justo a finales de siglo como un foro importantísimo que dará cabida a todas las expresiones de la cultura y a todos los eventos de tipo social, como bien señala en entrevista Miguel Nieto, en quien recae la parte administrativa del lugar.
``El 21 no será estrictamente un salón de baile, ni una discoteca o salón de fiestas --asegura Nieto --, es más bien un centro de espectáculos en el que se podrán llevar a cabo eventos varios como convenciones, congresos, exposiciones plásticas, actividades teatrales, multimedia... Es decir, un lugar propositivo que por esas características pienso que será único en la ciudad de México''.
Ubicado en la calle de Andrómaco 17, casi esquina con Molire, colonia Polanco, el 21 está construido en un terreno de 6 mil metros cuadrados, lo cual le ha permitido a sus propietarios, aparte del espacioso salón con cupo para 2 mil 500 personas cómodamente sentadas, contar con bar y restaurante anexos: un foro para galería, una tienda para venta de recuerdos, amplio lobby de espera y un estacionamiento para 200 automóviles. En el diseño del lugar han intervenido todos quienes tienen que ver con él, desde el arquitecto Jesús Ortiz, encargado de la obra, hasta Willie Colón, Marcial Dávila y Miguel Nieto, quienes han aportado sus particulares ideas sobre el proyecto.
El resultado final ha sido un espacio bastante neutro: un salón rectangular, con mezzanine integrado que no está anclado en ninguna época y que no hace referencia a un estilo determinado. ``Es un lugar tan neutro --comenta Nieto-- que permite todo tipo de cambios escenográficos. Aquí cualquier productor o diseñador podrá inventar o armar el ambiente que desee. Esto, sin serlo, será como un set de televisión, ya que las amplias superficies blancas permiten proyectar sobre ellas todo tipo de luces e imágenes. Asimismo, se pueden instalar mamparas, colgar cuadros o colocar todo tipo de accesorios que se imaginen. Por ello insisto en decir que lo mismo se podrá realizar un concierto de rock que la presentación de espectáculos de tractocamiones''. La inversión, según cálculo de los propietarios, ha sido hasta el momento de 6 millones de pesos.
Por su parte Willie Colón, quien por compromisos en el extranjero no estará en la inauguración al público este 21 de noviembre con la Sonora Ponceña, sino hasta el 27 y 28 alternando con la misma agrupación boricua, dice tener confianza en esta aventura ``chévere''.