Juan Soto Ramírez
Catástrofes
(...) el reconocimiento de un mismo ser bajo la infinita multiplicidad de sus aspectos pone para él un solo problema (el clásico problema filosófico del concepto), que sólo los psicólogos de la escuela de la Gestalttheorie han puesto en una perspectiva geométrica accesible a la interpretación científica.
No se puede dejar de admitir que el espectáculo del universo es un movimiento incesante de nacimiento, de desarrollo, de destrucción de las formas. El objeto de toda ciencia es el de prever esta evolución de las formas y, si es posible, explicarlas.
Thom, R. (1972): Stabilité structurelle et morphogénse
Pensemos detenidamente. Una sola gota hace que el agua se derrame del vaso, si y sólo si se cumplen determinadas condiciones para que eso suceda, tanto en el tiempo como en el espacio. Cuando la estabilidad se rompe, viene la catástrofe. El análisis de un ejemplo tan simple requiere, entre otras cosas, acomodar la mirada en donde habitualmente no solemos situarla.
Eso estaba allí antes de que todo sucediera
La evolución de los fenómenos no es del todo rigurosa, no aparece en cadenas lógicas de desenvolvimiento (AàB; BàC; AàC), porque la realidad, muy aparte de escapar socarronamente a los modelos de explicación formal, caprichosamente juega a las escondidillas con el lenguaje (el problema del concepto). Sin embargo, el espíritu o, en este caso, la mirada, se habitúan a considerar que, detrás de todo, existe una sucesión obligatoria de las formas, impuesta por una noción de causalidad. A toda causa corresponde un efecto o viceversa.
Resulta lógico pensar que la tristeza es provocada por algo y que si alguien llora es porque está triste (aunque se pueda llorar de alegría, coraje, impotencia, etc.). Cuando alguien explica la razón de su tristeza, entonces todo queda más claro; en ese momento, la sucesión de las formas parece tener una implicación lógica. La tristeza provocada por el engaño y el llanto provocado por la tristeza, resultan obvios si la cadena lógica muestra que todo estaba allí antes de suceder (o lo que pedantemente podemos llamar: sistemas de consecuencias de apariencias). Sin embargo, existe la lógica polivalente.
Todo sucede porque antes estaba allí
Como las historias, aunque se cuentan en tiempo pasado, sólo pueden contarse en el futuro próximo -es decir, la historia del presente sólo sucederá en el futuro (no antes)- el determinismo de la evolución de las formas sólo adquiere el grado de obviedad cuando, por el establecimiento de relaciones simples (A entonces B), puede comprenderse el sistema de apariencias. Debemos admitir que de un conjunto de premisas se puede desprender un gran número de consecuencias distintas, incluso opuestas entre sí.
No todas las situaciones de engaño amoroso llegan a la ruptura, aunque éste, por sí mismo, sea catastrófico, más aún cuando desemboca en el suicidio. Lo interesante es que, dadas las particularidades espacio-temporales de cada situación de engaño, no siempre provoca tristeza o llanto. Es cierto, cada situación aloja un cúmulo de elementos invisibles o, si se quiere, inobservables, en tanto que la multiplicidad de formas temporales es inaprehensible gracias a la velocidad con la que se van relacionando la causa y el efecto, y el efecto que se convierte en causa de otro efecto, y así sucesivamente. Que el agua se derrame del vaso no es tan grave como descubrir que a uno lo han engañado durante años por su inapetencia sexual. Sin embargo, ambas situaciones son catastróficas porque es un solo elemento (si acaso mínimo: una gota o una mancha de lápiz labial en la solapa) lo que rompe la estabilidad.
Eso sucede porque simplemente sucede
Una mentira lleva a otra. Un efecto remite a una causa. La repetición conduce a ambas a adquirir una condición de verdad, por lo que sería difícil pensar en la existencia de fenómenos que simplemente suceden sin pertenecer a un orden de sucesión. En efecto, es un solo acontecimiento lo que provoca la catástrofe, la forma elemental y ensamblable por agregación que hace imposible la estabilidad, esos sucesos llegan sin previo aviso, muchas veces por azar, porque no estaban considerados dentro del modelo lógico de explicación aunque sucedan simplemente por capricho del mismo. Nadie sabe si terminará pronto con su relación actual de pareja, mucho menos cómo, pero si llegase a suceder sería recomendable que no dejara el presente texto en el baúl de los recuerdos.
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