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Autor de más de una treintena de libros, Carl Sagan, astrónomo de la Universidad de Cornell, fue un extraordinario divulgador de la ciencia. Cuando recibió el premio más importante que concede la Academia Nacional de Ciencias de Estados Unidos, se argumentó que ``nadie ha conseguido nunca transmitir las maravillas ni el carácter estimulante y jubiloso de la ciencia con tanta amplitud como lo ha hecho Carl Sagan... Su habilidad para cautivar la imaginación de millones de personas y explicar conceptos complejos en términos comprensibles constituye un magnífico logro''.
Cuando sabía que tenía poco tiempo de vida -su prematura muerte en 1996 fue lamentada por la comunidad científica mundial- se puso a reflexionar en torno a la importancia que tienen la ciencia, la racionalidad y el escepticismo científico para nuestra civilización; con brillantes argumentos, Sagan demuestra la necesidad del pensamiento científico para salvaguardar las instituciones democráticas y la civilización técnica.
La ciencia como una luz en la oscuridad es el provocador y sugerente subtítulo del libro El mundo y sus demonios, publicado en español póstumamente dentro de la colección La línea del horizonte, de Editorial Planeta.
A partir del relato de sus propias experiencias en la infancia y de la apasionante historia de algunos descubrimientos científicos, Sagan muestra cómo, a través del método racional, se pueden superar prejuicios y supersticiones para dejar al descubierto la verdad que, con frecuencia, resulta sorprendente.
Así, desenmascara de forma convincente las llamadas ``abducciones por extraterrestres'', desarticula paso a paso los argumentos de los charlatanes que afirman curar todo tipo de enfermedades y adelantándose a las fotografías logradas -apenas el pasado 5 de abril-, por el Mars Global Surveyor de la región marciana conocida con el nombre de Cydonia, Sagan desmanteló las especulaciones sobre el llamado ``rostro de Marte'' que a 16 meses de la muerte del célebre astrónomo apareció como lo que en realidad es: una región de montañas y fallas que, vista con detalle, pierde toda semejanza con un rostro humano.
Sagan rechaza la idea de que la ciencia destruye la espiritualidad o que es otro sistema arbitrario de creencias, y en El mundo y sus demonios reflexiona sobre el papel que debe jugar el pensamiento científico en campos como la educación, la tolerancia entre distintas culturas y la democracia. Posiblemente se trate de su libro más personal y el más lleno de historias humanas entrañables, cuyo prefacio está dedicado a sus profesores, valorados por su manera de enseñar, por su capacidad de transmitir información e inspirar a la nueva generación. (PV)