Asume Zedillo la responsabilidad política del incremento en impuestos y tarifas
Rosa Elvira Vargas, enviada, Tokyo, 16 de noviembre Ť Las acciones fiscales y el aumento en las tarifas de bienes y servicios del sector público que ha propuesto el gobierno federal para 1999, son ``difíciles pero necesarias y hay que tomarlas'', asumió desde aquí el presidente Ernesto Zedillo.
No hay gente que se sienta contenta por tener que pagar más impuestos, admitió, pero ante las expectativas internacionales de mayor descenso en el precio del petróleo y la escasa disponibilidad de capitales, de no actuar así la economía mexicana se volvería más vulnerable. En síntesis, aseguró, ``no hay otras medidas que puedan substituirlas''.
En los cálculos presidenciales, de no mantenerse finanzas públicas sanas, para 1999 podrían presentarse efectos graves como un aumento de la inflación y elevación de las tasas de interés; al mismo tiempo, se aceleraría la devaluación del peso y, en general, el nivel de vida de los mexicanos resultaría afectado.
``A partir de ello, asumo la responsabilidad política de esas medidas'', subrayó.
Tres días después de que la Cámara de Diputados conoció los criterios generales del Presupuesto de Egresos y la Ley de Ingresos para el próximo año, Zedillo hizo desde aquí la primera gran defensa de su política económica para ese periodo, y aseguró que mantener finanzas públicas sanas no es una obsesión de tecnócratas o de ciertos políticos, pero es un instrumento esencial para cumplir con otros objetivos.
``Propuse aumentar ciertos impuestos, pero en los países latinos no les gusta pagar más. No sé cómo sea en Japón, seguro no son recibidos con un aplauso, pero los pagan para que el país crezca con fuerza'', dijo, y se declaró consciente de que su programa económico ``no es del agrado de ciertas personas en México''.
La mañana del lunes y unas horas antes de viajar hacia la capital de Malasia, Kuala Lumpur, para intervenir en la sexta Cumbre de Apec -que desde ahora se antoja de magros resultados ante la ausencia de Bill Clinton, y donde no estará ajena la tensión política por los disturbios opositores al largo mandato del primer ministro Mahathir Mohamad-, Zedillo tuvo varias actividades en esta capital, que incluyeron un encuentro con el primer ministro, Keizo Obuchi, el ex premier Ryutaro Hashimoto y una visita de cortesía de los príncipes Akishino.
Antes, el mandatario participó en una reunión con los miembros de la poderosa Federación de Organizaciones Japonesas, la Keindanren, y su contraparte mexicana, el Consejo Empresarial Mexicano para Asuntos Internacionales, donde también planteó un discurso de nuevo optimismo por la evolución de la economía nipona.
Contra las expectativas del Fondo Monetario Internacional, que calcula un crecimiento del producto nacional japonés de apenas 0.5 por ciento para 1999, Zedillo planteó que podría ser de 2 por ciento.
Sin embargo, y dada la conformación del público, donde sobresalían mexicanos con gran influencia en la esfera político-financiera y representantes de poderosos capitales como Tomás González Garza, de Vitro, Empresas Regio y Grupo Financiero Serfin; el industrial Eugenio Garza Sada, así como los gobernadores de Coahuila, Chihuahua y Jalisco, el Presidente hizo hincapié en las particularidades de su política fiscal para el próximo ejercicio presupuestal.
Hizo también una extensa lectura de la situación financiera internacional, y aseguró que tanto México como Japón deben asumir su responsabilidad para incorporarse en la globalización y comprometerse a contribuir en el desarrollo de la economía mundial.
Destacó que la economía japonesa opera como motor para la economía de otros países asiáticos, porque si avanza esta nación, otras tendrán un futuro más próspero. Los países de ésta y otras regiones retomarán el camino de la recuperación económica. ``Me siento especialmente muy optimista'' porque los elementos de política financiera que ha adoptado Japón apuntan en ese sentido.
Hizo un paralelo con el caso mexicano, que en 1995 sufrió una crisis monetaria que podía permear en la economía mundial de forma muy negativa, pero que se enfrentó con ``las medidas adecuadas'' y pudo superarse, al tiempo que se logró controlar la inflación y mejorar la balanza comercial.
Consideró que a pesar de los factores externos, la economía mexicana sigue siendo positiva y alcanzará, al cierre de este año, un crecimiento de 4.6 por ciento. ``Si mantenemos una disciplina severa podríamos tener una tasa de inflación más baja'', aunque 1999 podría ser también un año difícil.
``No debemos estar tan pesimistas como lo éramos hasta hace unas semanas, aunque hay tres elementos que deben considerarse para el futuro inmediato en el contexto internacional: no se recuperarán los precios del petróleo y, por el contrario, podrían bajar un poco más; la economía mundial puede desacelerar su crecimiento, y el mercado mundial de capitales se contraerá porque puede haber turbulencias muy drásticas.''
Zedillo fue también optimista en sus expectativas sobre los niveles de intercambio e inversión entre México y Japón. ``Existe un gran espacio para explotar, y tanto los políticos como los empresarios tienen que hacer un gran esfuerzo para ese efecto''.
Indicó que al secretario de Comercio, Herminio Blanco, le había dado instrucciones para que comunicara que el problema de las empresas japonesas en el sistema de maquiladoras y de devolución de impuestos tendrá pronta solución, lo mismo que el fenómeno de los altos gravámenes a los componentes de los productos eléctricos, que rebasan el impuesto que pagan los productos terminados.