Masiosare, domingo 15 de noviembre de 1998


Jesús Ortega Martínez,
aspirante a la presidencia del PRD


Me querían
ganar
en la mesa


Arturo Cano y Alberto Aguirre


Una ``maniobra'', alza la voz el secretario general perredista. ``Alguien, con una malévola intención, quería ganar en la mesa y no en las urnas'', dice, sobre las interpretaciones del estatuto perredista que lo sacarían de la contienda por la presidencia del PRD.

Pasado el complicado trance -salvo que en el Consejo Nacional se jugaran otras cartas- Ortega reconoce que una candidatura única ``nos ayudaría a procesar mejor nuestra participación de cara a las elecciones del año 2000''. Aunque precisa: ``No hay mejor manera de legitimar la presidencia del partido, que la elección. Y vaya que necesitamos un presidente plenamente legitimado, para los grandes retos que va a enfrentar el partido''

En las últimas semanas, Jesús Ortega, Amalia García y Laura Castillo estuvieron en el centro de la polémica debido a que una interpretación rigurosa de los estatutos del PRD les impediría competir por la presidencia del Comité Ejecutivo Nacional (CEN).

Un acuerdo político de la cúpula partidista, logrado esta semana con la inusual coincidencia de Cuauhtémoc Cárdenas, Porfirio Muñoz Ledo y López Obrador, pareció despejar el camino, aunque el reglamento de elecciones propuesto por el CEN todavía debe pasar la prueba del Consejo Nacional.

Pasada la tormenta, Jesús Ortega se pregunta: ``¿De verdad ayuda eso al partido, cuando estamos metidos en la defensa de la legalidad en Tlaxcala, en las elecciones, en la confrontación con el PAN y el gobierno por lo de Fobaproa, cuando estamos metidos en batallas muy importantes?''

Colocado en esa línea, Ortega considera que la ``opinión'' solicitada a la comisión de Garantías fue ``una maniobra'' no contra alguien en particular ``sino contra el propio partido''. Y juzga que, en todo, caso, se debió impugnar cuando ya los candidatos se hubieran registrado.

-Superado el debate del 19, una feria de precandidatos está emergiendo...

-Y pueden apuntarse a lo mejor más compañeros. Unos 20, no sé cuántos... Siempre he creído que tenía y tengo derecho a ser candidato a la presidencia del partido. Rechazo toda interpretación que pretenda decir que un acuerdo político puede ser asumido para violentar la legalidad. No aceptaré un acuerdo político que violente la legalidad. Entonces me voy a registrar como candidato a consejero, probablemente en el primer lugar de la lista y tengo pleno derecho a hacerlo y allí no se va a violentar, en absoluto, ningún artículo estatutario.

-¿Y si hubiera una resolución adversa de la Comisión Nacional de Garantías y Vigilancia (CNGV)?

-Respeto la opinión de los compañeros de la CNGV pero no la comparto. Si la CNVG, esté quien esté, ante una impugnación resolviera lo que resolviera, obviamente yo soy gente de partido, hombre, ni duda cabe: voy a respetar la resolución. Pero en principio, me voy a registrar y voy a contender.

La encuesta definitiva

-Amalia García ha propuesto una encuesta para descartarse o descartarlo a usted.

-No le busquemos. La mejor encuesta es la de las elecciones. Es la única que sirve realmente, la definitiva.

-¿Considera la posibilidad de que impugnen su candidatura?

-Me voy a registrar y si alguien me impugna, que vaya a la CNGV y vamos a la controversia. Estoy absolutamente seguro que nada se violenta del estatuto en el registro mío, el de Amalia y el de Laura Itzel.

``Pero también debo dejar claro que no voy a dar ningún paso que afecte a la unidad del partido. Seré absoluta y plenamente respetuoso de la institucionalidad y legalidad partidarias.

-¿Una candidatura única?

-Una candidatura única nos ayudaría a procesar mejor nuestra participación de cara a las elecciones del año 2000. Con más tiempo, con mejores condiciones. Entonces, me dispongo a la búsqueda de una candidatura única, pero mantengo mi derecho, en este momento, a ser candidato a la presidencia.

``Aunque estoy claro y dispuesto a la búsqueda de una candidatura única, no hay mejor manera de legitimar la presidencia del partido, que la elección, que la soberanía de los electores. Y vaya que necesitamos un presidente plenamente legitimado, para los grandes retos que va a enfrentar el partido en el próximo periodo''.

-Estas dos semanas de polémica, ¿afectaron su imagen?

-Fue tan burda la maniobra, tan grotesca, que todo mundo se dio cuenta de la malévola intención que tenía esta solicitud del tal Eleocadio. Muchos compañeros se dieron cuenta de que alguien quería ganar en la mesa y no en las urnas y en lugar de desconcierto, causó indignación.

-Si el presidente del PRD se eligieras esta semana, ¿qué porcentaje cree que obtendría?

-Cometería una imprudencia si asumiera actitudes de triunfalismo. No voy a una guerra. Voy a una contienda democrática entre compañeros de partido y por lo tanto no voy a tomar ninguna acción que contribuya a friccionar.

``A Amalia, a Laura Itzel, a Mario, a CamiloÉ en primerísimo lugar -y lo digo con sinceridad- los considero compañeros de partido. Tenemos los mismos propósitos y los mismos ideales. Mis verdaderos enemigos no están dentro del partido, están fuera.

``Entonces, pecaría exactamente de prepotencia, de mezquindad, si diera resultados. Tengo confianza en que puedo ganar y en que puedo tener simpatías mayoritarias de la gente. Pero eso lo vamos a ver en las urnas, el día de la elección''.

Los ejes y el 2000

Jesús Ortega cuenta con la estructura más armada de entre todos los aspirantes, y con una propuesta montada en dos ejes. El principal, define, es ``contribuir a darle continuidad al proceso de construir un partido capaz de ganar las elecciones presidenciales del 2000 y sacar al PRI del Palacio Nacional''.

El segundo eje es ``la consolidación del PRD como un partido de izquierda nuevo, moderno, democrático, eficaz, con identidad partidaria, congruente con los principios que le dieron origen y con los valores más caros de la izquierda''.

Finalmente, sostiene, hay un objetivo que entrelaza a los dos ejes: ``la construcción de un país democrático, de libertades, de justicia, de un país de pleno apego a la legalidad y de bienestar para los mexicanos''.

Para ``sacar al PRI'', Ortega plantea ``la conformación de una gran alianza nacional democrática y patriótica, que agrupe a la mayoría de las fuerzas políticas que tienen estos objetivos y con ello a la gran mayoría del pueblo de México, para derrotar al neoliberalismo, al margen de qué partido sea el que lo represente''.

El error de los enterradores

-Los números electorales de este año colocan al PRD en el rango del 18%, pese a los triunfos en dos entidades. ¿Cómo ser un partido eficaz en el camino al 2000?

-Los compañeros que ya estaban tomando la pala para sepultar al priísmo cometieron un error. El PRI sigue peligrosamente vivo e incluso hay serios intentos regresivos. Los sintetiza una frase de Tulio Hernández: ``Tanta pinche democracia nos ha partido la madre''. Esta frase resume el sentimiento en el gobierno y en los sectores más conservadores del PRI. En el 2000 avanzamos hacia la instauración de un régimen plenamente democrático o se instauran nuevamente intentos regresivos, autoritarios.

``No debemos pensar que el triunfo está asegurado. Al contrario, necesitamos luchar intensamente y no ser confiados''.

El centro-izquierda y la nada

-En términos generales, todos los aspirantes a la presidencia del PRD podrían estar de acuerdo con lo que dice. ¿Por qué usted sería mejor?

-No es así. Hay compañeros que piensan diferente respecto a la Alianza y al Frente Democrático...

-Nos referimos a los dos ejes de su propuestaÉ

-Tampoco allí. Algunos compañeros no necesariamente están pensando en un partido de izquierdaÉ

-Eso ya está en sus documentos básicos.

-Algunos compañeros hablan de centro-izquierda, algo que desde el punto de vista ideológico no existe, es la nada. El centro-izquierda es, en todo caso, una estrategia, una táctica, es parte del programaÉ

-Un posicionamiento coyuntural.

-Sí. Pero totalmente diferente a una definición de carácter ideológico. No creo que existan los partidos de centro-izquierda. Con Bobbio pienso que existen la izquierda y la derecha, con toda claridad, delimitados perfectamente.

``Otro caso. Algunos compañeros piensan que cumplen su tarea si son testimoniales. Y un partido que pretende ser solamente testimonial, de la oposición eterna, me parece que está fuera de los objetivos fundacionales del partido. El PRD debe ser un partido con claridad en los principios, pero con efectividad para la búsqueda del poder político. Cuando hablo de sacar al PRI del Palacio Nacional, me refiero a un partido que tenga capacidad para ello. No solamente que lo diga. Y puede haber compañeros que se conforman con decirlo y hasta se lavan conciencias con decirlo. De lo que se trata es de hacerlo''.

El espíritu de las alianzas

¿Cómo consolidar la ``identidad partidaria'' con candidatos que están a años luz de la izquierda? Se ponen a Jesús Ortega los ejemplos del poblano Ricardo Villa Escalera y de Gastón Alegre en Quintana Roo.

El secretario general perredista se remonta a los tiempos en que su padre, ferrocarrilero vallejista, fue a dar a la cárcel con su credencial del PRI en el bolsillo.

``Perdemos de vista -justifica- que apenas estamos dando los primeros pasos para dejar el régimen de partido de Estado. El régimen de partido único asfixiaba la vida política nacional, abrumaba la vida política nacional, era lo único''.

Y luego se va hasta la Corriente Democrática para argumentar que ``a veces se simplifica mucho el asunto de las candidaturas externas: el PRD no acepta cualquier candidatura externa''.

Se le insiste en el punto de la ``identidad partidaria'' con candidatos fogueados en la derecha.

Reprocha:

``No podemos negarle a alguna gente que cambie de posición política. Yo no puedo ser tan intolerante y creo que no es un signo de un partido de izquierda, (excluir) a gente que tuvo determinadas ideas políticas y que ha cambiado y reconoce que estaba equivocado. Sería una intolerancia inaceptable. Porque desde ese punto de vista, sólo los que militaban en la izquierda socialista tendrían autoridad para propugnar el cambio en este país''.

Tendido en sus argumentos, Ortega sostiene que lo importante ha sido contar con programas compartidos con los candidatos externos y que la política de alianzas ha sido la correcta porque, de lo contrario, el PRD se hubiera convertido ``en una secta, y entonces estaría cancelado su futuro como opción de gobierno. Necesitamos aplicar una política inteligente, amplia de alianzas. ¿Cómo podríamos ganar la presidencia de la República si no hacemos esta política amplia de alianzas?''

-La cita no es textual, pero fue Cuauhtémoc Cárdenas quien dijo que era preferible no ganar en el 2000 que abrir la puerta a los oportunismos.

-Estoy totalmente de acuerdo con el ingeniero Cárdenas. No encontremos contradicción en ese punto. Por supuesto que es preferible perder la presidencia de la República antes de darle cabida a oportunistas. Pero cuando hablo de la política amplia de alianzas no estoy hablando de darle cabida a los oportunistas. No tendría sentido luchar. ¿Para qué luchamos?, ¿para qué contruimos este partido, para qué hemos luchado durante mucho tiempo? Se trata de conquistar el poder, pero para transformar el país, no por el poder mismo. Y menos con oportunistas.

``Puede haber errores, pero el espíritu de la política de alianzas no es para encontrar oportunistas, es para buscar y conseguir aliados que compartan lo esencial del programa perredista''.



No importa de
dónde venimos

Un buen cálculo político lo llevó a la secretaría general del PRD. En 1996, Jesús Ortega Martínez se inscribió para competir contra Andrés Manuel López Obrador, Amalia García y Heberto Castillo. Declinó a medio camino, tras un acuerdo con el tabasqueño, que le permitió lograr la segunda posición partidista y, de paso, colocar a cuadros de su corriente en posiciones clave. ``Apostó poco y ganó mucho'', se dice todavía en el PRD.

Desde el segundo puesto de mando perredista, Ortega pudo colocarse en la primera fila de los aspirantes a la presidencia del PRD. Será la primera vez que el presidente del PRD sea un militante sin pasado priísta.

¿Algún significado político en ese hecho?

Esta es la reflexión de Ortega:

``No tiene ninguna importancia. Es un falso debate y un análisis superficial. Incluso me parece una tontería.

``Como decía Heberto Castillo, no importa de dónde vengamos, lo que importa es a dónde vamos. Muchos analistas han perdido de vista que el PRD es la unidad de la izquierda, de la socialista y de la que provenía del PRI. El origen de la Corriente Democrática está en una confrontación con el neoliberalismo que había asaltado el poder del Estado.

``Y esta unidad de la izquierda priísta, que yo podría significar en una palabra, el cardenismo, tuvo como eje la pelea contra los neoliberales. El PRD es la fusión de estas dos grandes expresiones de la izquierda en México: el cardenismo, que es la izquierda del PRI, y la izquierda socialista con sus diversas expresiones: la partidaria, la social, la no partidista. Me parece un ejercicio inútil hablar de que ahora el presidente del partido provendrá de la izquierda socialista''.