La profesora Luna recuerda el motivo de la incursión de los maestros en el senado: ``Si la profesora Elba Esther tiene aspiraciones políticas en su partido -el PRI- es hora de que revalore su camino político. Los senadores pudieron quedar indignados con nosotros, pero también con ella''
Conciente del ``costo de opinión pública'' que tuvo la incursión en la Casona de Xicoténcatl, la profesora Luna pide que se recuerde el largo tiempo del conflicto y algo más: ``Queríamos pedir la intervención de la senadora Elba Esther, pues ella sigue manejando la vida política del sindicato''.
Dispuesta a ofrecer ``una disculpa pública a los senadores que se hayan sentido agraviados'', la dirigente sostiene que hay un clima de ``linchamiento político'' que pretende minimizar el conflicto que lleva ya cuatro meses.
``Hemos tocado todas las puertas y no hemos encontrado respuesta. Mientras tanto, continúa el bloqueo del Comité Ejecutivo Nacional (CEN) y se multiplican los problemas derivados de que no nos reconocen. Eso ha generado gran indignación entre los maestros''.
Con ese ánimo, afirma, se llegó a la movilización en el Senado, donde hubo algunos daños ``por los aventones''. ``Pero respecto al documento de Belisario Domínguez debe aclararse que éste se encontraba en una vitrina en el área resguardada por personal de seguridad de la Cámara. Para sustraerlo hubiera sido necesario romper la vitrina. Todo mundo se hubiera dado cuenta'', afirma.
Luna insiste en que los maestros llevaban el acuerdo de no tocar nada. Y que lo respetaron.
El arranque y el bloqueo
El congreso de la sección 9, celebrado en julio, fue de intensos jaloneos. Los delegados institucionales no presentaron planilla y quedaron fuera del Comité.
Unos días más tarde, Tomás Vázquez Vigil, secretario general del SNTE, dijo que se revisaría el procedimiento de elección y no se reconocería a la nueva dirección, pese a que los estatutos del gremio establecen que ninguna impugnación puede suspender los efectos de un nombramiento.
La falta de reconocimiento se ha traducido en la retención de cuotas sindicales y la imposibilidad de realizar labores de gestoría.
Esto significa que mensualmente se retienen a la sección 138 mil pesos. ``Cada mes los maestros de la 9 aportamos al CEN un millón 500 mil pesos, de los que se quedan con 91%''.
En el segundo, se impide a los dirigentes seccionales realizar trámites para que los maestros obtengan permisos e interinatos. Además, el CEN manejó unilateralmente el otorgamiento de becas a hijos de maestros y dejó fuera a solicitantes presentados por la sección.
En ese bloqueo, sostiene Luna, el papel más relevante lo ha jugado Benjamín González Roaro, subsecretario de Servicios Educativos en el DF y antiguo colaborador de la maestra Gordillo, quien ``ha apoyado abiertamente a la corriente institucional''. Por ejemplo, ``les han liberado tiempo para sus reuniones y sería conveniente realizar una auditoría administrativa para conocer el tamaño de los apoyos que les han dado''.
Sin propuestas
El CEN del SNTE insiste en que el grupo institucional de la sección 9 ``debe tener un espacio''. Pero no lleva su propuesta más allá, pese a que le han pedido una definición en la mesa de diálogo.
La madrugada del conflicto, los dirigentes de la sección 9 se reunieron con Tomás Vázquez Vigil, sin llegar a ningún acuerdo. Las pláticas continuaron esta semana y se reanudarán el próximo miércoles.
-¿Les ayuda el radicalismo?
-El radicalismo es del CEN, no de nosotros. A estas alturas, el Comité Nacional Electoral debió haber emitido una resolución sobre nuestro congreso, pero ni siquiera se ha instalado. Pero lo que quieren es una negociación para imponer la proporcionalidad, que no ganaron en el Congreso simplemente porque no registraron planilla.
Magisterio y política
Blanca Luna prefiere no aceptar la idea de que Gordillo esté buscando generar un problema político al gobierno de Cuauhtémoc Cárdenas. Pero también rechaza que la administración perredista tenga las ``manos metidas'' en el conflicto -como han sugerido algunos institucionales- debido a que un hermano de René Bejarano, director de Gobierno, es dirigente sindical.
``El compañero Elio Bejarano es un activista sindical de muchos años y todo mundo sabe que el movimiento magisterial se conduce mediante decisiones colectivas''.
Donde ``sí hay manos metidas'', afirma Luna, es en el CEN del SNTE: ``Todo mundo vio cómo Elba Esther se sacó de la manga a Tomás Vázquez y lo hizo un secretario general débil políticamente, a quien puede manipular''.
En el fondo del conflicto puede estar, señala, la influencia que la dirección del SNTE quiere tener en la transferencia de los servicios educativos al gobierno del DF. ``Debemos recordar que fueron los diputados federales institucionales quienes promovieron que en la ley se incluyera que estos servicios no se pudieran transferir en tanto el SNTE no estuviera de acuerdo''.
Los viejos tiempos
``Apelamos a la voluntad política de los dirigentes nacionales, a que no busquen polarizar más el conflicto. Deben reconocer que hubo un congreso y que somos la representación real y legal de los maestros'', plantea la maestra de primaria.
Sin embargo, su propio diagnóstico no parece apuntar hacia la ``voluntad política'': ``Después de nueve años de un proyecto elbista supuestamente incluyente y democrático, regresamos a los viejos vicios del sindicalismo corporativo y clientelar''. Como ejemplos menciona que los órganos nacionales del SNTE no funcionan, que no hay reuniones del CEN, que se excluye a los disidentes y que ``el patrimonio del sindicato se ha puesto al servicio de los campañas electorales del PRI en varios estados''.
El diagnóstico es duro: ``Han convertido al SNTE en un cascarón. Lo único que le queda de nacional es que cobra las cuotas sindicales en todo el país. Hay un desgaste permanentemente en múltiples negociaciones por niveles educativos y con cada gobierno estatal. Esto sin contar que cada vez son más los gobernadores que meten la mano en las secciones''.
En los últimos meses, sigue la dirigente, ha crecido el equipo de seguridad de la sede nacional, ``pero no porque tengan temor de la disidencia democrática'', sino porque los conflictos entre los institucionales han llegado a niveles de riesgo.
Blanca Luna termina con una imagen. La foto de Carlos Jonguitud en su curul, en 1989, con los ojos semicerrados y los maestros lanzando gritos tras él. ``Si la profesora Elba Esther tiene aspiraciones políticas en su partido, el PRI, es hora de que revalore su camino político. Los senadores pudieron quedar indignados con nosotros, pero también con ella''. (Arturo Cano).