Mantener una óptima oferta política, sin caer en el encono verbal ni en vacilaciones democráticas, es la vía a seguir por cualquier institución política. La exigencia ciudadana postula una actitud cada más crítica, exigente y participativa. Por lo mismo, en la actualidad el Partido Revolucionario Institucional (PRI) ha apostado por la convivencia pacífica y el respeto al marco de derecho a fin de encontrar las vías del progreso nacional. El PRI no se ha opuesto a los cambios que la sociedad mexicana exige, sino que los ha propiciado.
Frente al reto de la transición política que el país exige y de cara al siglo XXI, el Revolucionario Institucional busca nuevas fórmulas y estrategias para dar respuestas adecuadas a la población, muy por encima de los intereses particulares. Esta exigencia de la misma ciudadanía supone la democratización al interior del partido y, en especial, a la selección de sus cuadros dirigentes y de candidatos a puestos de elección popular.
Actuar con honradez, pugnar por una visión crítica y más participativa, buscando la voluntad popular, es sinónimo del priísmo nacional. El partido actual está abierto a las demandas y planteamientos de la ciudadanía sin dar la espalda a la realidad. Más participación, más democracia no son simples planteamientos o propuestas, sino un imperativo reconocido por la misma dirigencia nacional. Lo primordial es que sin dejar de atender los intereses de la sociedad civil, de clase o gremiales, o las expectativas e intereses electorales, pretenda fortalecer la cohesión ideológica y fomentar la educación y la movilidad social, como clave del desarrollo y de la justicia social.
Frente a situaciones inéditas, se plantean respuestas novedosas: el mismo titular del Ejecutivo federal ha buscado acotar el tradicional presidencialismo, apoyándose en la Constitución y respetando a los otros poderes. A nivel partidista, continúa asumiendo el liderazgo del PRI, lo cual no significa intervencionismo a ultranza.
Para muchos, el PRI actual requiere de una definición de su carácter y atender las necesidades de la modernidad económica interna y de globalización, lo que significa generar un discurso más propositivo, responsable, bajo el esquema de la justicia social. Con visión de futuro es válido encontrar los vínculos histórico-ideoló- gicos con la sociedad mexicana golpeada por la crisis económica y que considera que el emblema priísta está ligado a las decisiones de poder, a los funestos resultados de algunas gestiones administrativas que han actuado con autoritarismo, propiciando un esquema de baja calidad moral y de espaldas al pueblo.
Olvidan que el PRI, como lo han reconocido sus críticos más acendrados, ha ofrecido el tramo más largo de estabilidad política y fomentando la movilidad social. El instituto político representa, en la mayoría de nuestros estados, la voluntad popular ejercida en las urnas y corroborada con programas viables de gobierno. Tiene una base social significativa y un proyecto de nación con justicia para todos, además de experiencia, vocación de servicio y, sobre todo, capacidad de transformación.
* Senador de la República.