Astillero Ť Julio Hernández López
El Consejo Político Estatal del PRI de Chiapas sesionará el próximo lunes a fin de conocer, entre otras cosas, las presuntas peticiones de ``diversos grupos políticos y organizaciones sociales'' para que sea expulsado del tricolor el senador Pablo Salazar Mendiguchía.
Según la filtración que el comité estatal chiapaneco hizo llegar a medios de comunicación que le son afines, el argumento central contra el legislador priísta es que ``se ha colocado al lado de la oposición, criticando sistemáticamente a las instituciones mexicanas y recurriendo a discursos catastróficos para descalificar el esfuerzo gubernamental para alcanzar la paz en Chiapas''.
La embestida contra Salazar Mendiguchía forma parte de los mafiosos ajustes de cuentas que promueve el gobernador en turno, Roberto Albores Guillén. Cuando éste pasó de la diputación federal al relevo de Julio César Ruiz Ferro en el palacio de gobierno de Tuxtla Gutiérrez, se abrió una oportunidad de reacomodos políticos que pudo haber creado un ámbito favorable para la reconstrucción política de la entidad.
Sin embargo, Albores Guillén ofreció una tregua a los diversos grupos priístas (entre ellos el del propio Salazar Mendiguchía, quien había sido perseguido y hostigado por Ruiz Ferro), que duró tan sólo unas cuantas semanas, pues en cuento el mandatario interino fue avanzando en su estrategia de endurecimiento y agresividad se fue quedando nuevamente aislado y sin alianzas políticas al interior del propio ámbito priísta estatal.
Zarandeada en lo político por la accidentada historia de los distintos mandatarios que han gobernado Chiapas en los seis años recientes (Patrocinio González Blanco Garrido, Elmar Setzer, Javier López Moreno, Eduardo Robledo, Ruiz Ferro y Albores Guillén), la heroica entidad del sureste vive hoy jaloneos y aceleres relacionados con la elección de gobernador que se realizará en el año 2000.
Pero, como sucede con una insólita frecuencia en los asuntos chiapanecos, la decisión que se pretende tomar, el próximo lunes, de expulsar al senador Salazar Mendiguchía habría de revertirse peligrosamente para el priísmo de Albores Guillén.
De hecho, una pretensión como la anunciada convertiría a Salazar Mendiguchía en un fuerte precandidato a la gubernatura de Chiapas por la vía de una alianza en la que sin duda convergerían fuerzas partidistas como el PRD pero, además, organizaciones sociales diversas, entre las que se podrían contar inclusive algunas pertenecientes a la amplia franja del zapatismo y del activismo católico.
Los genios del sistema, en particular los acantonados en Bucareli, en la ciudad de México, tendrán hasta el lunes para tomar decisiones respecto al patíbulo montado por Albores Guillén contra Salazar Mendiguchía. Sólo una decisión de alto nivel podría evitar el linchamiento que prepara el gobernador.
Senadores frente a la irritación social
La irrupción de activistas de la corriente magisterial no oficialista en el Senado de la República muestra los grados de desesperación a los que son llevados algunos movimientos sociales por la desatención y el burocratismo.
Triunfadores en un proceso electoral de directivos en la sección nueve del sindicato nacional de maestros, los manifestantes del pasado miércoles han recorrido diversas instancias institucionales en demanda de que se reconozca su triunfo y se le dé la viabilidad adecuada. En contrapartida, han encontrado los obstáculos y la oposición que en el sistema genera todo lo que no puede ser controlable, como es la organización democrática de los maestros.
Sin embargo, la lucha de los profesores citados ha quedado en entredicho por los actos descontrolados que realizaron el pasado miércoles en el Senado. La presidenta de la Gran Comisión, María de los Angeles Moreno, vivió momentos difíciles a causa de enredos y problemas de los que, en estricto sentido, no tiene culpa personal ni institucional. Ausente, otra senadora, Elba Esther Gordillo, tiene, en todo caso, una relación directa con el tema. Pero ambas, más allá de su condición de damas, por el simple hecho de ser ciudadanas y de tener una representación constitucional, merecen un respeto al que no se puede faltar sin, al mismo tiempo, faltarle a los mismos principios que mueven la lucha democrática de los propios profesores.
Sigue el jaloneo en Quintana Roo
Ha renunciado al PRI el senador Jorge Polanco Zapata, que fue el personaje al que originalmente empujó el gobernador Mario Villanueva Madrid para que fuese el aspirante priísta a sucederlo.
A pesar de ese padrinazgo, o justamente a causa de él, Polanco Zapata no logró la postulación que buscaba. Inconformes con el golpe recibido, tanto Villanueva como Polanco aparentaron aceptar la decisión tomada en Los Pinos de abrir una consulta interna para elegir candidato, pero sin la participación del senador ahora dimitente a su partido original. Inclusive, en un aparente acatamiento de las reglas impuestas, Polanco fungió como coordinador de la campaña de uno de los candidatos, la diputada Addy Joaquín Coldwell.
Sin embargo, poco duró el falso idilio. Polanco renunció públicamente a la coordinación de la campaña de la señora Joaquín Coldwell y pretendió tejer un cierto disfraz de rebeldía.
El jefe del operativo, el gobernador Villanueva Madrid, no se quedó a medias en su enojo, y se manifestó públicamente contra el comité nacional priísta y en particular contra el secretario general, Carlos Rojas, aparentando que su molestia podría quedarse en estos personajes que, en realidad, no fueron sino los ejecutores de decisiones superiores a ellos y que, por ejemplo, fueron transparentadas con la suspensión de algunas visitas que el presidente Zedillo tenía programadas a Quintana Roo.
Ahora, la dupla Villanueva Madrid-Polanco Zapata pretende abrirse un nuevo camino hacia el poder y, según algunos rumores, el sendero escogido es el del PRD, cuyo candidato a gobernador es Gastón Alegre, un empresario enriquecido a la sombra de Miguel de la Madrid y Arturo Durazo Moreno. En caso de que fuese cierta la versión, el PRD tendría que dejar a un lado a un representante de las corrupciones y los negocios oscuros del pasado, para colocar como su nuevo candidato a un representante de esas mismas corrupciones, oscuridades y suciedades, pero del presente. ¡Bien por Villanueva Madrid! ¡Bienvenido el sindicato de los gobernadores al PRD! ¡Roberto Madrazo, Manuel Bartlett, Mario Villanueva y Polanco Zapata, los nuevos demócratas!