La visita a nuestro país de Gerry Adams, presidente del Sinn Fein -ala política del Ejército Republicano Irlandés-, acontece en momentos en que el conflicto chiapaneco atraviesa por una coyuntura particular. La presencia de Adams en México, a unos días del encuentro de representantes de la sociedad civil y legisladores integrantes de la Cocopa con los dirigentes del EZLN, podría servir, por una parte, como punto de referencia y aprendizaje para los diferentes actores involucrados en el diálogo y, por la otra, como catalizador del proceso de paz en Chiapas.
Los compromisos logrados en abril entre el gobierno británico, el de la República de Irlanda y los partidos nacionalistas y unionistas del Ulster, en los que Adams fue una de las figuras clave, han servido de ejemplo para otras naciones con problemáticas similares y mostraron al mundo que, mediante la participación comprometida y el ejercicio de la democracia, es posible superar las diferencias, los enconos históricos y las pugnas ideológicas para transitar hacia la reconciliación y la paz. En España, por sólo citar un caso, los acuerdos logrados en Irlanda del Norte actuaron como acicate para intensificar los esfuerzos en favor de una solución pacífica a las demandas nacionalistas del pueblo vasco y para, al menos, abrir la posibilidad de establecer negociaciones con ETA.
Ciertamente, los norirlandeses tendrán todavía que recorrer un largo trecho -como en nuestro país, una de las partes se ha negado a cumplir a cabalidad las disposiciones previamente signadas-, pero las bases para arribar a la paz de manera justa y equitativa ya han sido establecidas.
Para México, las negociaciones y el histórico referéndum en pro de la paz realizados en Irlanda del Norte deberían ser no sólo un punto de referencia sobre las maneras de conducir a buen término un diálogo plagado de dilaciones y desconfianzas sino, también, una muestra de cómo superar obstáculos -la intransigencia oficial, la militarización, entre otros- y lograr consensos que hasta hace poco parecían inalcanzables: la realización de elecciones libres y democráticas, la participación de gobiernos, grupos políticos y organizaciones rivales en una asamblea plural y la formulación, en conjunto, de una agenda que atienda los problemas de pobreza, desigualdad, injusticia y opresión que subyacen, como en Chiapas, en el fondo del conflicto del Ulster.
El gobierno de México, los legisladores y el propio EZLN tienen en Irlanda del Norte un caso aleccionador. Por ello, la presencia de Adams en el país representa, para los actores políticos y para la sociedad en general, una oportunidad de conocer de manera directa una de las experiencias en favor de la paz más relevantes de los tiempos recientes.