Una década de levantamientos pacíficos
Entrevista con Lourdes Tibán
Para muchos en América Latina, el movimiento indígena ecuatoriano es un modelo a seguir. Sobre la base de un profundo arraigo regional, las organizaciones indígenas se han convertido en la fuerza social alrededor de la cual se aglutinan las acciones nacionales y locales en contra del neoliberalismo. Desde la formación de la Confederación de Nacionalidades Indígenas del Ecuador (conaie) en 1986, la enorme capacidad de movilización de los indígenas los ha puesto en posición de hacer oír su voz en múltiples coyunturas definitorias.
Lourdes Tibán, dirigente de la región de Cotopaxi, hasta el 10 de agosto secretaria del Bloque Pachacuti-Nuevo País en el Palacio Legislativo apuntó, en conversación con Ojarasca, algunas claves del movimiento indígena ecuatoriano.
Una anécdota de Lourdes sirve de ejemplo del largo camino que han recorrido los indígenas ecuatorianos para la reconstrucción de su identidad: ``Cuando por primera vez en mi región tomaron en cuenta al indígena para participar en las fiestas del aniversario cantonal de Salcedo, nombraron reinas indígenas. Concursé en el evento y me condecoraron como Campesina Bonita del Cantón Salcedo. No entendí entonces: me preguntaba ¿qué mismo seré, indígena o campesina? Más tarde, entendí la importancia de que los indígenas se definan como `nacionalidades indígenas' y no como campesinos. Todavía ahora, cuando alguien va a buscarme a mi pueblo pregunta por la Campesina Bonita''.
Los primeros levantamientos
El movimiento indígena ecuatoriano ha asumido una serie de tareas locales --cabe destacar el control de sus recursos naturales codiciados por las compañías petroleras. Sin embargo, lo que lo puso en primer plano nacional, fueron las enormes movilizaciones que llegaron a paralizar al país durante semanas, a las que se ha llamado levantamientos indígenas.
``El primer levantamiento, en junio de 1990'' --afirma Lourdes Tibán--, ``con sus 16 puntos del Mandato por la Vida, paralizó por completo al país y demostró que el indígena no es un mito, sino una realidad viviente, con sus propios principios, costumbres y tradiciones''.
El segundo levantamiento se realizó el 12 de octubre de 1992, en rechazo a la conmemoración de los 500 años del mal llamado descubrimiento de América. En las provincias indígenas se quemaron grandes muñecos que representaban a los conquistadores españoles. ``Para que ni la ceniza ni el humo quedaran entre nosotros y empezáramos a vivir una vida nueva'' señala Lourdes Tibán. En este levantamiento se logró el compromiso del Estado de impulsar la educación intercultural bilingüe.
En junio de 1994, los indígenas se levantaron nuevamente, con el objetivo de derogar la reforma a la Ley de Desarrollo Agrario que alentaba la disolución de las tierras comunales y favorecía la formación de los llamados agribussines. Rodrigo Carrillo, miembro de la conaie, explicó: ``Simplemente no se puede convertir la producción comunal en explotaciones capitalistas. Esta ley impone una visión de la agricultura que no encaja con el pensamiento y la práctica indígena''.
El 5 de febrero de 1997 los indígenas volvieron a levantarse, esta vez en contra de la política conservadora del presidente Abdalá Bucaram, el alto costo de la vida y la corrupción gubernamental. Este levantamiento fue una iniciativa del movimiento indígena y su recién formado bloque parlamentario, el Movimiento de Unidad Plurinacional Pachakutik-Nuevo País, en alianza con la organización Seguro Campesino y otros movimientos sociales.
Ministerio o comisión
Este levantamiento se opuso a la iniciativa de Bucaram de crear el Ministerio tnico como brazo ejecutor de la política estatal para los pueblos indígenas. ``Nuestra exigencia fue la eliminación del Ministerio tnico, porque no estamos pidiendo caridad; queremos participar en los proyectos de todos los ministerios y no sólo en uno especializado para los indígenas. Esta dependencia pretendía fortalecer un compromiso político de algunos dirigentes indígenas con el gobierno'', opina Lourdes Tibán.
Abdalá Bucaram fue derrotado y se creó el Consejo de Planificación y Desarrollo de los Pueblos Indígenas y Negros (conpladein), una entidad autónoma y con recursos económicos propios, encargada de estimular proyectos que permitan mejorar la situación de los indígenas y negros y de promover la interculturalidad y la plurinacionalidad en la sociedad nacional.
Asamblea Constituyente
El resultado más importante del levantamiento de 1997 fue consolidar la Asamblea Nacional Constituyente. Para su preparación, el movimiento indígena realizó la Primera Cumbre de las Nacionalidades Indígenas del Ecuador, en la que se aprobaron los puntos principales que se propondrían en la nueva Constitución. Paralelamente se desarrollaron movilizaciones sociales, como la Toma de Quito por un Estado Plurinacional y la Constituyente, con representación de todos los pueblos que caminaron desde sus regiones a la capital, en una marcha que en algunos casos tomó más de un mes. En la contienda electoral para elegir asambleístas, el bloque progresista formado por indígenas, campesinos y otros sectores sociales logró seis representantes a la Asamblea.
A partir del pasado 10 de agosto está vigente en Ecuador una nueva Carta Magna, que reconoce derechos como el de conservar la propiedad imprescriptible de las tierras comunitarias y a las circunscripciones territoriales indígenas. Si bien, se reconocen diversos derechos (e incorpora entre los derechos y responsabilidades de los ciudadanos una vieja y sencilla regla indígena, en idioma quichua, ``Ama quilla, ama llulla, ama shua'', no ser ocioso, no mentir, no robar), la nueva constitución no dejó satisfechos muchos indígenas.
Lourdes Tibán señala: ``Lo que no se logró fue poner la palabra plurinacional, que para nosotros lo dice todo. Al final de la Asamblea Constituyente hubo lágrimas de algunos indígenas. Sin embargo, los dirigentes explicaron a los compañeros que el hecho no era grave, ya que se había conseguido introducir una sección completa dentro de la Constitución, que reconoce nuestros derechos fundamentales. Nina Pacari (destacada abogada india) les dijo: la casa está hecha, sólo ha faltado el nombre''.
Participación política
A mediados de esta década, el movimiento indígena ecuatoriano tomó una decisión importante: participar en los procesos electorales. Desde la preparación de la contienda electoral de mayo de 1996, se constituyó el Movimiento de Unidad Plurinacional Pachakutik-Nuevo País.
``Para esto se dio un largo proceso en las organizaciones, porque la visión desde fuera es que el político es sucio, ladrón; que para lanzarse necesita ser millonario dueño de empresas. Analizamos que el indígena siempre fue utilizado por los partidos políticos, que nos ponían de relleno en las planillas electorales, para que los nuestros votaran porque un indio estaba en la lista, pero nunca ocupábamos los lugares principales'', señala Tibán. Y afirma que en un principio existió mucha resistencia a participar en los procesos electorales: ``Surgieron muchas interrogantes: ¿Qué ganamos y qué perdemos al participar en la política? ¿Existen líderes capaces de enfrentar a este sistema antidemocrático y corrupto? ¿Acaso las organizaciones se podrían politizar? Los pueblos indígenas del Ecuador tenemos claro que nuestro fin no es la participación en la política, no se trata de ocupar cargos públicos que el gobierno ofrece para neutralizar la lucha. Tenemos metas sociales, pero creemos que es necesario introducirnos en la vida política, porque buscamos un cambio a través de la transformación de leyes y de un nuevo ejercicio de la autoridad''.
(Entrevista: Eugenio Bermejillo)
ubién emitió su ley indígena-- mantuvo su bajo perfil y enfoque culturalista y no arriesgó hacia conceptos que no tienefoque culturalista y no arriesgó hacia conceptos que no tieneKNú