La Jornada 8 de noviembre de 1998

``Socio pobre'', papel de México en el TLC

Elizabeth Velasco C. Ť Dirigentes de 53 organizaciones nacionales reunidas en la Central Latinoamericana de Trabajadores (Clat) lanzarán este lunes ante el presidente Ernesto Zedillo un llamado al conjunto de mandatarios de la región frente a la necesidad de crear una nueva arquitectura económica y financiera que genere un contrapeso político y social a las recetas del Fondo Monetario Internacional (FMI) y del Banco Mundial (BM), que ``han fracasado'' en el mundo y generado crecientes niveles de pobreza, particularmente en los países en vías de desarrollo.

Al mismo tiempo, enfatizarán ante el primer mandatario que México ``es y debe ser parte viva y sustantiva de la comunidad latinoamericana de naciones. Por identidad cultural, histórica y de tradición, México no pertenece al proyecto del norte; pertenece a América Latina'', anticipó a La Jornada el secretario general de la Clat, Emilio Máspero.

Sobre problemas muy puntuales que viven los trabajadores demandarán a los gobernantes de los países de la región garantías para la protección del derecho de asociación, a la contratación colectiva y a la huelga e insistirán en facilitar procesos de organización no sólo sindicales, sino también de otro tipo de expresiones que surgen de la sociedad civil.

La central --que inicia hoy aquí su 11 congreso con el propósito de ``reafirmar'' los lazos que unen a México con los países de América Latina y el Caribe-- propone concretar el sueño bolivariano de unir a las naciones de la región como alternativa frente a la globalización y al Acuerdo de Libre Comercio para América del Norte (mejor conocido como TLC).

``Somos más de 500 millones de latinoamericanos, incluyendo a México y a Brasil, lo cual nos ubica de cara a la comunidad internacional como una especie de nueva potencia, porque tenemos los recursos necesarios para podernos desarrollar y para comercializar en condiciones diferentes, y no en las que marcan los tratados bilaterales, que significan expoliación de los recursos naturales'', dijo Roberto Gómez, líder de la Confederación de Trabajadores Democráticos de Colombia e integrante de la Clat.

Y es que en el contexto del Tratado de Libre Comercio (TLC), México ``es como el socio pobre que es estafado. Cuando se suscribió ese acuerdo se habló de desarrollo industrial, y aquí no hay ningún desarrollo industrial. Hay maquila y superexplotación de los trabajadores, particular- mente de las mujeres''. Las condiciones de desigualdad, ``absolutamente inaceptables'', están presentes desde el mismo origen del TLC. ``Cuando un obrero en Estados Unidos y en Canadá devengaba 5.25 dólares por hora, a un obrero mexicano le pagaban 46 centavos de dólar por hora''. Para Gómez, el TLC es un ``pacto tramposo que en nada beneficia a México, pero sí se corre el riesgo de separación de este país del conjunto de naciones de América Latina''.

Al suscribirse ese acuerdo, ``comenzamos a ver --como los pasos de un animal grande-- la separación de México del resto de América Latina y su integración al norte, y no nos podemos dar el lujo de que se produzca un desmembramiento de un país tan importante'', explicó.

Tanto el TLC, como la Iniciativa Bush para las Américas y otros acuerdos de libre comercio que Estados Unidos intenta poner en marcha con el Mercosur, sólo pretenden convertir al continente en una ``especie de supermercado hemisférico, desde Alaska hasta la Tierra del Fuego, en donde los países no industrializamos vamos a llevar la peor parte'', destacó Roberto Gómez.

Entrevistados por separado durante un homenaje que rindieron a los héroes mexicanos en el Hemiciclo a Juárez, Máspero manifestó que los sindicatos confrontan la tarea de hacer frente a la ideología y a las políticas neoliberales en cada país y en el mundo.

``Hoy constatamos que el neoliberalismo está lleno de contradicciones; grandes soportes, el FMI y el BM, ahora frente a las crisis de Asia y de Rusia saben que sus recetas ya no dan resultado. Y tan es así que los gobiernos de Francia, de Inglaterra, así como de otras naciones desarrolladas, están reclamando una profunda reforma de esos organismos internaciones, porque han fracasado''.

Sin embargo, en América Latina el problema es que ``hoy todos los partidos políticos están contaminados por el neoliberalismo, y la relación de fuerza política es favorable al neoliberalismo''.

Ante ello, los sindicatos ``lo primero que tenemos que hacer es unirnos entre nosotros, pero además crear una nueva fuerza de relación y de poder con los movimientos que emergen de la sociedad civil (de mujeres, de defensa de los derechos humanos, de protección del medio ambiente) e inclusive relacionarnos con instituciones como la Iglesia'', de manera que pueda constituirse un gran frente común para dar la batalla.