La Jornada 8 de noviembre de 1998

El fotoperiodista, un testigo incómodo en las altas esferas, dice Pedro Valtierra

Blanche Petrich Ť Es una imagen de enero de 1998, en X«oyep. Fue, y sigue siendo, uno de los campamentos de desplazados por la violencia antizapatista en Chenalhó más desprovistos, enlodados y abandonados. Los refugiados habían llegado bajo la lluvia, aterrados, a mediados de noviembre. Así seguían en diciembre cuando la matanza de Acteal se sumó a su miedo y a sus lágrimas.

El 3 de enero llegó una partida de soldados a la oscura hondonada de X«oyep e instaló su destacamento, cortando el paso entre las enramadas que cobijaban del duro invierno a los refugiados -varios cientos- y el único ojo de agua disponible para todos ellos. La desesperación se desbordó. La lente de Pedro Valtierra captó un segundo de ese proceso, un instante de la resistencia.

``Miro la foto y veo reflejada la impotencia, el coraje y la mucha valentía de una mujer indígena -a pesar de su aparente debilidad física-, por un lado y, por el otro, la actitud un poco irónica pero impotente al mismo tiempo del soldado, que representa ese no saber qué hacer del gobierno ante un problema histórico, como lo es Chiapas''.

Zacatecano, fotorreportero desde los 19 años, Pedro Valtierra repasa su trabajo, el de su generación, el legado de otros ``monstruos'' del periodismo gráfico mexicano, el impulso de los nuevos fotorreporteros que invaden las planas de los diarios y revistas con una formación, preocupaciones y conceptos nuevos.

A su alrededor transcurre el mediodía de un domingo, el otoño en el Parque México, una lluvia de hojas doradas, perros en la fuente y niños en patines y bicis.

-Si tomamos como punto de partida esta foto tuya que fue seleccionada como la imagen del año para el premio Rey Juan Carlos, si vemos otras fotos... es muy dramática la imagen que México está proyectando al mundo.

-Es el reflejo de una realidad muy dura. No hay paliativos. Retratar es ser fiel. No siempre se logra, porque finalmente una foto es apenas un instante de la historia. Pero a veces conseguimos que una foto sintetice un problema y que al mismo tiempo estéticamente esté bien compuesta y que periodísticamente tenga los elementos informativos necesarios y pueda mostrar qué es lo que está pasando.

``Uno, antes de ser fotógrafo, es parte de la sociedad, que vive las carencias, las preocupaciones, que quiere ver un país diferente y que para nada está desligado de lo que pasa en la calle. Por eso tene-mos algo que aportar, porque estamos involucrados.

El legado de Nacho y Héctor

-Los fotógrafos de tu generación tienen un legado importante...

-Son dos, principalmente, los fotógrafos que más tienen que ver con nosotros, aunque no son de ninguna manera los únicos, Nacho López y Héctor García. Ellos a su vez reciben la influencia de los primeros, los hermanos Casasola y los Mayo.

``Pero de Nacho y de Héctor aprendimos directamente. De Nacho, su capacidad de análisis, su formación académica. Fue un intelectual con una formación estética muy importante, y su compromiso no es sólo lo social sino la composición. En esos años los temas de la marginación, la injusticia y la calle eran difíciles de publicar.

``Y de Héctor, su aportación fundamental al fotodiarismo, quizá más ligado al periodismo que Nacho, documentando el movimiento de médicos, de ferrocarrileros, de mineros y siempre con el afán de responder a una tarea periodística, no con un afán comercial. Muchas veces se le cerraron las puertas de los diarios, porque estaba muy metido en el movimiento y entonces publica su propio periódico, Ojo, de 5 mil ejemplares, que se agota, con lo que él demuestra que sí puede haber una alternativa.

``Hay otros aportes al fotodiarismo contemporáneo notables pero poco reconocidos. Está por ejemplo Raúl Anaya. Quizá sea el único que tiene fotografías del asalto a Madera, en Chihuahua''.

Escuela de Pedro, Marta, Toño, Marco

-Son ya 20 años de presencia en el fotoperiodismo mexicano. Ahora les toca a ustedes hacer escuela.

-Yo no empecé en el Unomásuno sino en El Sol, con Benjamín Wong. No se le toma muy en cuenta al hablar de la apertura, pero El Sol de esos tiempos tuvo una actitud pionera, sobre todo de apertura para la imagen fotográfica. El Sol, incluso antes del Unomásuno, despliega espacios muy importantes para la foto, con conceptos como el de vida cotidiana que antes no había. Wong personalmente seleccionaba las fotos.

``Luego se da el rompimiento de Excélsior, y, creo, empieza una etapa importante para el fotoperiodismo, porque se abre una posibilidad de retratar la realidad desde una posición más independiente y crítica. Y el Uno... es el que da pie a las ideas más nuevas. Se conforma un grupo distinto, con ideas innovadoras, con más atención a las presiones sociales: estaba Carlos Payán con su eterna lupa, desplegando frente él las fotos como barajas, con sus preocupaciones estéticas. Estaba Manuel Becerra Acosta, con su determinación de enviar a sus reporteros a los conflictos de Centroamérica -cultural y geográficamente más cerca de nosotros-, y ya no depender más de las agencias extranjeras. Yo fui muy afortunado. A los 23 años ya estaba en Nicaragua. En este momento, Marta Zarak significó mucho para los fotógrafos de mi generación, por ser la primera mujer retratando una guerra''.

-Aparecen los alambres de púas en primer plano, los retratos del funcionario ridiculizado, el diputado roncando en su curul, los pies con huaraches del campesino en los mítines, los perros callejeros de Pedro Valtierra...

-Se nos permitió desarrollar un estilo propio. Pero no sólo fue mi estilo; hubo varios. Yo me identifico principalmente con Antonio Turok, Marta Zarak y, sobre todo, ya en la etapa de La Jornada, con Marco Antonio Cruz, a quien yo situaría entre los más destacados.

``Asocio el éxito de esos estilos con la actitud de los directivos. En todos los diarios hay gente que logra grandes fotos, pero no siempre tienen quien los entienda y promueva. Desafortunadamente, en un periodismo de declaraciones la única foto posible es la cara de los políticos, no hay más. Periódicos con ideas más abiertas le permiten a la gente de la calle salir en la primera plana.''

El relevo generacional

--Está a la vista también un relevo generacional en el fotodiarismo.

--Hay un cambio muy importante y, afortunadamente, a favor de la fotografía. Hace 20 años éramos relativamente pocos. Hoy la cantidad de fotógrafos que se han incorporado a los medios es impresionante, y entre ellos son muchos los que destacan por su sensibilidad, por su conocimiento del país, por su preocupación por lo que está pasando y por su talento con la cámara.

``La diferencia está, creo, en que muchos de mi generación no tuvimos una sólida formación académica. Yo, como ejemplo, no terminé la carrera en la universidad. Donde habíamos cinco ahora hay 100 fotógrafos. Y de esos 100 la mayoría tiene preocupaciones creativas, por la problemática social y por los distintos aspectos del momento; son fotógrafos conscientes de que hacer foto no es sólo retratar pobres, protestas, al ingeniero Cuauhtémoc Cárdenes, o del subcomandante Marcos o a Ricardo Monreal. Saben que deben retratar al país más ampliamente, que la historia también está en las Lomas.

--Por cierto, las capas altas, o las oligarquías como dirían algunos, son poco retratadas y reporteadas en México.

--No lo hacemos como lo hace Hola, las revistas del corazón europeas o las de sociales estadunidenses. Ese México es muy cerrado, no abre sus puertas como lo hizo en su momento la sociedad porfiriana, documentada fotográficamente. Las comidas, el poder, los vestidos, los personajes de la lana, todo estaba al alcance de la novedad del momento, la cámara. Ahora no se dejan ver. Somos unos testigos incómodos en las cenas del gran magnate. Eso es algo que nos falta por hacer.

--¿Qué otras ausencias en el fotodiariarismo contemporáneo?

--Las clases medias tampoco están bien fotografiadas. El mundo indígena, por tradición, sí es materia prima de los fotógrafos. Pero hay ahí dos corrientes, la que los retrata como objetos, no como sujetos. Son objetos muy estéticos, es cierto, tienen rostros maravillosos y una cultura fantástica, pero es la parte folclórica. Hay otra corriente que tiene un acercamiento más respetuoso, que se acerca más no a su imagen externa sino a sus expresiones, a sus luchas; los retrata como sujetos de su propia historia, no sólo como objetos.

--Si antes eran cinco y ahora son 100, a esos 100 les resulta mucho más difícil destacar con un estilo propio, crear algo original, incluso vender material en un medio saturado.

--Yo veo que los fotógrafos de hoy tienen muchas ganas, que pueden dar mucho de sí. Tiene algunas ventajas. El reportero gráfico en los periódicos de antes era apenas un técnico que no tenía más responsabilidad que llegar, disparar y ya. Era práctica común que el fotógrafo sólo acompañara al reportero y éste le dijera toma tres fotos del entrevistado y una a mí con él y ya. Eso se daba mucho. Ahora los jóvenes ya llegan con su concepto, con su idea, así sea una simple conferencia de prensa. Están siempre a la búsqueda de la luz, la expresión, el estado de ánimo.