En Tamaulipas, el depósito de fósiles vertebrados más antiguo de México

Hallan pterosaurio plantígrado

Una nueva especie de pterosaurio (reptil volador), con una edad aproximada de 150 millones de años, vuelve a poner de moda a los famosos dinosaurios y otros reptiles que vivieron en ese tiempo. El especimen fue encontrado entre fósiles de la formación La Boca, en el Cañón del Huizachal, Tamaulipas, que han dado cabida a muchas fantasías, y en especial han suscitado más inquietudes entre los científicos empeñados en conocer la evolución de la vida en el planeta.

Lo importante del hallazgo es la interpretación que se ha hecho sobre la postura del pterosaurio en pie, pero sobre todo el análisis que permitió establecer que el deambular de ese reptil volador era plantígrado (apoyaba toda la planta al caminar, como lo hacen los osos y los humanos) y no digitígrado (apoyándose sobre los dedos, de puntitas), al igual que caballos o venados, según consideraba la mayoría de los paleobiólogos antes de esta contribución.

La idea que surgió al respecto se debió a la relación de parentesco que los pterosaurios guardan con los dinosaurios, considerados en su mayoría digitígrados. La perfecta conservación tridimensional del ejemplar permitió el estudio detallado de cada una de las articulaciones de los huesos de la pata derecha, ya que la extremada delicadeza de los restos de todos los pterosaurios encontrados previamente propiciaba su compresión (aplanamiento), perdiéndose en gran medida la correcta relación de las articulaciones.

Como resultado de los proyectos de investigación que se han desarrollado sistemáticamente en el Departamento de Paleontología del Instituto de Geología de la UNAM, se descubrió este extraordinario especimen que reviste especial importancia científica por su magnífico estado de conservación. Su estudio fue objeto de un artículo que se publicó en la prestigiada revista Nature, a principios de este año.

La investigación fue realizada por la doctora Marisol Montellano y el MC René Hernández, ambos del Instituto de Geología, en colaboración con los doctor James Clark, de la Universidad George Washington; James Hopson, de la Universidad de Chicago, y David Fastovsky, de la Universidad de Rhode Island.

Los investigadores han estudiado por más de 10 años los depósitos fósiles de la formación La Boca, en rocas de origen continental, en edad que los geólogos conocen como jurásico temprano (la de los grandes dinosaurios). El ejemplar en estudio corresponde a una nueva especie de pterosaurio, representado por la parte posterior del cráneo, articulado con cuatro vértebras cervicales, casi una completa, y la extremidad posterior derecha.

El fósil es uno de los miles de restos paleontológicos que existen en el país y necesitan ser estudiados y protegidos como parte de un importante patrimonio científico-cultural.

La Boca es el depósito más antiguo de fósiles de vertebrados terrestres de que se tenga conocimiento en México, los cuales están incluidos en una secuencia de rocas vulcano-sedimentarias y lutitas de característico color rojo. Los pterosaurios han sido encontrados en asociación con una abundante y diversa fauna que incluye restos de dinosaurios, cocodrilos (no acuáticos), reptiles cavadores emparentados con lagartijas y serpientes (que representan grupos desconocidos para la ciencia), así como un grupo de reptiles conocido como esfenodontes, que en nuestro tiempo poseen un representante viviente en Nueva Zelanda: el tuátara (en Tamaulipas por lo menos existen tres especies de fósiles).

Finalmente, quizá los fósiles más importantes de La Boca son algunos cráneos de reptiles mamiferoides, entre los que destaca la nueva especie Bocatherium mexicanum, y varios grupos (en estudio) de vertebrados íntimamente relacionados con los mamíferos primitivos, que contribuirán seguramente a contar la historia del hombre.