Culiacán, Sin. Después de 50 albures lanzados al respetable público, Güicho Domínguez cumple su misión: dice a miles de culiches que la mejor opción es Juan S. Millán, candidato del PRI. Luego pregunta:
-A ver, ¿por qué partido van a votar este domingo?
-¡Por el PRD! -se escuchan gritos aislados, aunque la mayoría de los miles ahí reunidos prefieren no decir nada.
El pueblo en tanto jamás vendrá a un cierre de campaña si no toca la banda El Recodo.
Cierre de campaña del PRI el miércoles 4. El cierre de Juan S. Millán, el senador de la CTM con imagen de reformista, el que ganó holgadamente la candidatura en una contienda interna en la que enfrentó al candidato de, nada más y nada menos, el secretario de Gobernación, Francisco Labastida.
¿Alguien se acuerda de la Nueva Cultura Laboral, cuyos postulados Millán hizo firmar al mismísimo Fidel Velázquez con el dirigente empresarial Carlos Abascal?
Tampoco nadie parece recordar que el candidato que hoy cierra campaña ganó la elección interna con la bandera de reformador, que una y otra vez dijo que enfrentaba al ``priísmo tradicional'' con la fuerza de la sociedad.
Nadie parece recordarlo, porque este cierre de campaña es -seguramente- la envidia de más de un priísta ``tradicional''.
La ``fiesta de la victoria'' fue profusamente anunciada en radio, televisión, prensa y volantes callejeros. Así la anunciaron, como una fiesta. Con uno de los grupos más queridos por el respetable sinaloense: la legendaria banda El Recodo, de Cruz Lizárraga. Y para completar, un cartel de primera: la Banda Magey, la Organización Zeta, Miguel y Miguel, Pancho Barraza y los Intocables del Norte. La mejor fiesta de Culiacán en muchos años. Y gratis.
El escenario debía corresponder a la calidad de las bandas. Tres monumentales templetes, enormes grúas y pantallas, altísimas torres de sonido, decenas de reflectores y, para completar, tres enormes retratos del candidato a gobernador, uno bajo la banderota nacional. ¿Y el logotipo del PRI? Por ahí, perdido, pequeñito en la parte baja de una manta.
Desde el puente que cruza el río se domina el escenario del cierre priísta. De un lado, un enorme terreno sirve de estacionamiento para más de cien camiones llegados de todos los rincones de Sinaloa. Del otro, miles de personas tratan de acercarse a la plataforma donde estarán los ídolos musicales.
La parte política de la ``fiesta de la victoria'' se resuelve rápido. Juan S. Millán es el único orador. El suyo, discurso brevísimo y de anticipo de carro completo, con un sello adicional: ``¡Quiero ser el mejor gobernador que jamás haya tenido Sinaloa!''
Algo dice también de la necesidad de ``nuevos valores'' para la sociedad sinaloense, golpeada como pocas por la violencia del narcotráfico.
El impacto del discurso no dura mucho. En cuanto Millán termina, los Intocables se arrancan con la canción de un mujeriego bebedor metido ``en el negocio'', que proclama: ``traigo mi .45 para cobrar las afrentas/ mi vida pende de un hilo/ en cualquier rato revienta''.
Los nuevos valores, qué caray.
Un río de gente fluye hacia el cierre priísta. El candidato y sus invitados, Mariano Palacios Alcocer y Miguel Alemán, ya se han ido. Se van también, de a pocos, los militantes priístas con sus camisetas de Millán y sus pancartas. Llegan racimos de jóvenes que vienen nomás a la fiesta.
Esperando a Vicente
Se desgañita Rafael Morgan en el cierre de campaña del PAN. Su voz suena cansada y no se entiende qué dice. Igual que los demás oradores del PAN, se lanza contra los ``corruptos'' del PRI y los ``falsos redentores'' del PRD (partido que se coló en la última fase de las campañas, no a la pelea por la gubernatura, sí a la disputa de los puntos que harían falta a los panistas para cerrar la brecha que los separa de los priístas).
Morgan, presidente estatal del PAN, alarga el tiempo. El cierre no estaría completo si falta Vicente Fox. Un problema con su avión lo ha retrasado, así que los panistas engordan la lista de oradores y cada tanto hacen un ``paréntesis musical'' para extender el mitin.
El hombre de la voz aguardientosa, Rafael Morgan, fue candidato panista a la alcaldía de Culiacán en 1989. Es uno de los muchos políticos sinaloenses que repiten en la contienda de este año.
En aquel año, la policía desalojó a Morgan, con otros centenares de panistas, de un plantón frente a la casa de Francisco Labastida, entonces gobernador del estado. Se lo llevaron inconciente. Unos días después, Morgan reapareció y, encorajinado, encabezó un intento de toma del palacio municipal. Adentro del edificio estaban unos 500 priístas. Afuera, otros tantos panistas que no pudieron derribar el portón. Fue entonces cuando arrojaron antorchas por las ventanas. La policía lanzó gases lacrimógenos y los priístas salieron. Sin embargo, después se encontró un cadáver carbonizado. No se supo qué hacía ahí una persona. El muerto de 1989 sigue siendo un misterio.
Pero los conflictos poselectorales no murieron. En 1992 la policía desalojó otro plantón de panistas, encabezado por Emilio Goicochea, también entonces candidato a gobernador. Sólo así Renato Vega pudo tomar posesión.
En 1995 recuerda José Luis López Duarte, presidente estatal del PRD,- los panistas hablaron de fraude a las 12 del día y a las seis de la tarde tuvieron que dar marcha atrás, porque la victoria electoral fue para ellos.
En las filas millanistas se cree que la gubernatura no estará en riesgo, pero que el conflicto podría brotar de las cerradas contiendas por los ayuntamientos. Los plantones panistas casi se dan como un hecho.
Un escenario ``muy competido'', considera López Duarte, ``es caldo para el conflicto poselectoral, sobre todo si hay márgenes pequeños y nebulosos''.
Alianza fallida
Rubén Rocha Moya, el candidato externo del PRD, trae las cifras en la punta de la lengua. Cerveza en mano, sentado a la mesa con Cuauhtémoc Cárdenas, saca su vena de profesor universitario para, en plan didáctico, desestimar las encuestas. Dice que en 1992 al PRD le pronosticaban 2% y obtuvo 4.8%; que en 1995 los sondeos lo colocaban con 6% y logró el doble; que el año pasado le daban 13% y se hizo de 22.7%''.
Rocha señala hacia otra mesa del restaurante. ``Ahí estuve con Emilio (Goicochea) el día que dieron a conocer la encuesta del CEO''.
Y en esa mesa del Tres Ríos, Goicochea le propuso al candidato perredista un acuerdo ``al menos para cuidar las casillas''
Aparte, el candidato del PAN confirma que le propuso a su adversario formar un frente común contra el PRI. La propuesta incluía una presentación conjunta de los candidatos ante los medios. Los perredistas no quisieron la foto.
``Mandaron una gente de quinto nivel, no les interesó'', se queja Goicochea. Y remata: ``Rocha hizo el trabajo sucio. A lo mejor el dinero que tuvo al final de su campaña salió del PRI''.
La réplica corre a cargo de José Luis López Duarte: ``El PAN busca respaldo, no alianzas, lo único que quiere es incondicionalidad. Además, prefiere las alianzas con el PRI que con nosotros''.
Con tostadas de camarón y tacos de marlin celebran los perredistas su cierre de campaña. Todo un éxito tratándose de Culiacán, dicen.
Al centro de la mesa, Cuauhtémoc Cárdenas que firmó camisetas y pancartas durante largos minutos al finalizar el mitin y fue despedido con gritos de ``¡Presidente!'', igual que sucedió con Vicente Fox en el acto panista.
En su discurso, Cárdenas dijo que quienes intenten ganar por la vía del fraude no pasarán.
Pero estos son otros tiempos. José Angel Pescador, suspirante priísta a la gubernatura y cónsul mexicano que mandó informes al PRI nacional sobre las actividades de Vicente Fox en Estados Unidos, decía el mismo día a la prensa local: ``Antes se prestaba a que hubiera prácticas que se apartaban de la ley, porque no había representantes de partidos en las casillas, pero ahora es diferente''.
Frente a Cárdenas, Rubén Rocha, normalista rural y ex rector de la Universidad Autónoma de Sinaloa, presentado insistentemente en el mitin como maestro en ciencias (de la educación, habría que precisar). Los perredistas se obsesionaron con los grados académicos, porque Rocha hizo bandera de campaña el señalamiento de que Millán se presentaba como licenciado sin haberse titulado y que incluso su certificado tenía irregularidades. Atrás quedaron los tiempos en que Rocha y Millán se llevaban bien, los tiempos en que el segundo llegó a ofrecer al primero la Secretaría de Educación en su gobierno.
El priísta no se pudo quitar el golpe.
Domingo anterior a los comicios. Gabriel Jiménez Remus, coordinador de los senadores panistas acaba de declarar, con respecto al Fobaproa, que su partido está empeñado en ``salvar'' a México. Ahora camina con sus compañeros de bancada rumbo a un autobús que los llevará a un mitin. Con paso lento. Mira el camión y pregunta: ``¿Ese es el de Canales?''
La broma del senador tiene que ver con la denuncia del PRI sobre el uso de un autobús del gobierno de Nuevo León para la campaña sinaloense del PAN. Una muestra apenas del capítulo sinaloense: las campañas electorales convertidas en un torneo de acusaciones, en una feria de trapitos al sol.
Aunque Emilio Goicochea fue quien informó a Rocha de que el certificado de estudios de Millán era ``falso'', el panista no se salvó de los ataques del perredista. Rocha lo acusó de tener sus empresas en el Fobaproa y fue el primero en hablar de una posible concertacesión entre el PAN y el gobierno.
Las cuentas
Los estrategas del PRI en todos sus escenarios y los del PRD en sus cuentas pesimistas, calculan un triunfo priísta por una diferencia de entre 8 y 15%. Y coinciden en otro punto: la posibilidad de un conflicto poselectoral en la disputa por los ayuntamientos, donde la contienda será muy cerrada en las principales ciudades. Entre PRI y PAN en Culiacán y Los Mochis. Entre los tres partidos en Mazatlán.
Los priístas consideran que también puede haber un escenario ``complicado'' en los municipios de Navolato, Salvador Alvarado y Angostura.
El panista Rafael Morgan dice que su partido obtendrá ``tranquilamente'' 48% de los votos.
Mientras, Felipe Calderón se reunía con Francisco Labastida, la misma seguridad mostró Juan Millán en una rueda de prensa en la que se pronosticó una ventaja de entre 85 y 120 mil votos. Otros cálculos los priístas dejan la cifra en 50 mil sufragios.
En porcentajes, los priístas estiman que en la contienda para gobernador obtendrán alrededor de 43%, contra 33% del PAN y 19% del PRD y sus aliados (PT y PVEM).
El equipo perredista considera factible una disputa ``por el tercio mayor''. En el peor escenario, dicen estarían entre 23 y 25% de los sufragios, y en el mejor entre 28 y 30%.
Los perredistas consideran que están en la disputa en Mazatlán, El Fuerte, San Ignacio, Sinaloa de Leyva, Rosario, Guasave, Salvador Alvarado y Angostura.
Sus cálculos son optimistas, dicen, porque para esta campaña manejaron un presupuesto cinco veces mayor que en los comicios del año pasado. Poco, de cualquier manera, para el despliegue de recursos que hicieron sus adversarios, especialmente el PRI, que en la recta final de las campañas apabulló en las calles, en la prensa, la radio y la televisión.
El PAN en un vocho
Emilio Goicochea hubiera preferido enfrentar al candidato de Francisco Labastida: ``Lauro (Díaz Castro) es más confiable; en cambio, de Juan Millán todo se espera, porque representa el pasado oscuro de México que queremos enterrar'', dice el candidato del PAN, el Día de Muertos, a unos pasos de la tumba de Manuel J. Clouthier.
A juzgar por las flores, la tumba de Clouthier tiene pocos visitantes. Y eso que, como dice la frase atribuida a un viejo militante azul y blanco de estas tierras, ``antes del Maquío, el PAN de Sinaloa no llenaba un volkswagen''.
Hoy, en el año del Fobaproa y empeñado en ``salvar'' a México, el PAN pelea fuerte la gubernatura de Sinaloa, la entidad que vio nacer y morir -en un accidente que muchos consideran no esclarecido- a su mítico candidato presidencial de 1988.
Los tiempos del vocho terminaron hace mucho y hace tres años el PAN se hizo de los ayuntamientos de Mazatlán, Los Mochis y Culiacán, las principales ciudades. Ahora quiere la gubernatura.
En medio del jaloneo por el Fobaproa, las columnas y los rumores multiplican, en la recta final de las campañas, las versiones de una concertacesión: Sinaloa a cambio del voto del PAN en el Congreso.
En sus discursos y ruedas de prensa, los panistas rechazan la especie y hablan de un ``empate técnico''. Parten de sus propias encuestas y de la realizada por el CEO de la Universidad de Guadalajara, donde Goicochea aventajaba con dos puntos.
Aquí se recuerda que hace tres años la misma institución le daba el triunfo al PRI en todas las alcaldías. Y fue cuando el PAN se quedó con las principales ciudades del estado.
Emilio Goicochea enciende una veladora en la sencilla tumba de Clouthier. ``Sabemos que está allá arriba echándonos porras'', dice. Luego recorre los pasillos del cementerio y saluda a los deudos.
En 1992, durante su anterior batalla por la gubernatura, Goicochea replicaba cuando le decían que era un político: ``¡No me ofendan!''
Hoy, antes de irse del panteón, sentencia: ``Maquiavelo se ruboriza con Millán''. Sí, Goicochea hubiera preferido al candidato del secretario de Gobernación.
Renato Vega Alvarado personifica el contrapunto de los miembros del autodenominado Sindicato de Gobernadores: no figuró para nada en las campañas del PRI.
Con Vega, dicen los millanistas, Sinaloa se gobernó ``con piloto automático''. Hoy se despide del poder con más pena que gloria.
Por ejemplo, paga anuncios en los periódicos, la radio y la TV para presumir las 20 mil obras realizadas durante su gobierno, pero prácticamente no lo invitan a los actos de campaña de su partido.
Y por si fuera poco, hasta sus antiguos amigos se ensañan con él. Por ejemplo, el empresario Rolando Andrade, involucrado por las autoridades desde hace tres años en la desaparición de tres jovencitos, le dedicó una calurosa despedida en un desplegado de plana entera en los diarios locales. La inserción, publicada el 26 de octubre, está dirigida a
``Ing. Renato Vega Alvarado
Desgobernador del estado de Sinaloa''.
Llena de insultos, la carta abierta acusa a Renato Vega de estar ligado al crimen organizado y remata con frases como: ``Y respecto a ti, aplicando un apropiado adjetivo recientemente usado por el señor presidente de la República, realmente eres peor que una asquerosa rata inmundaÉ''
En su carta, Andradetambién asegura tener testigos y pruebas de los ilícitos cometidos por el gobernador y sus ``corruptos e ineptos'' funcionarios. Aquí aseguran que el gobernador Vega no dijo ni pío.
Mientras llega Vicente, los oradores panistas machacan contra el candidato ``de las tres caras'', en referencia con los desafortunados espectaculares donde Juan Millán aparece retratado tres veces (con camisas verde, blanca y roja) y se burlan del ``rumbo firme'' que propone el priísta: ``Es el mismo rumbo del pelón Salinas que todavía anda huyendo''.
¡Ah, Salinas!, ese demonio útil de priístas y panistas.
Gustavo Guerrero, candidato del PRI a la alcaldía de Culiacán, carga en sus espaldas los años en que venía aquí a presumir que trabajaba con Carlos Salinas en la Secretaría de Programación y Presupuesto.
Los panistas no se escapan. Una inserción en la prensa local sin firma, pero con olor perredista, reproduce un boletín de Acción Nacional de 1992: ``Emilio Goicochea Luna aseguró ante los medios de comunicación local que los cambios impulsados por el presidente Salinas son más profundos que los de la revolución de 1910 y se hicieron sin derramar una gota de sangre.
``La sociedad, reconoció, le tiene (sic) mucho a Carlos Salinas de Gortari y nosotros creemos que está enderezando el rumbo que lleva el país y también tenemos confianza en su promesa de respetar el voto''.
Para completar el cuadro de la guerra sucia electoral, manos anónimas repartieron volantes con los dibujos de tres calvos, imitando los anuncios de Millán. Los tres eran: Luis Echeverría, Carlos Salinas y el propio Millán.