Antonio Gershenson
La Niña y los huracanes

A las 7 de la mañana del martes 27 de octubre, en una foto de rayos infrarrojos desde satélite, Mitch cubría casi totalmente la mitad nororiental del mar Caribe. Aunque el daño principal se concentró, en este caso, en Centroamérica, en nuestro país se volvieron a presentar inundaciones en varios estados. Leímos en estas páginas que este huracán había sido el más destructivo en esa región en 200 años.

Tuvimos, en buena parte de México, la sequía más severa en muchísimo tiempo. Luego, las peores inundaciones. El año pasado, cuatro huracanes sucesivos en nuestra costa del Pacífico, entre ellos Paulina. Ahora, en el lado del Golfo y el Caribe, Mitch, para no hablar de otros fenómenos como el Jorge, que no nos llegó tan cerca pero sí afectó los mismos mares y fue intenso.

Durante la anterior Niña, en 1995, tuvimos tres huracanes sucesivos frente a nuestras costas del Golfo de México, incluido el Roxana, a pesar de que ese fenómeno no fue tan intenso como el actual. En general, durante los años de Niña hay, en el océano Atlántico, alrededor del doble de huracanes que en los años de Niño y, además, es cuando se dan ahí huracanes más intensos.

Para la mayor parte del territorio nacional, El Niño significa sequía y La Niña inundaciones, aunque en Tijuana sucede lo contrario. Todavía nos falta por vivir un invierno húmedo y muy frío, posiblemente con nieve. Los alcances del fenómeno son muy amplios, especialmente ahora que coincidió con la oscilación del Atlántico norte, similar en algunos sentidos y con su expresión más notoria entre Groenlandia y Europa. Este año, en Francia, tierra de uvas, tuvieron que encender desde agosto la calefacción de invierno.

¿Qué hacer? Entre las medidas necesarias se pueden mencionar aunque sean algunas. En varias de nuestras zonas costeras se necesitan construcciones más resistentes y con sótanos. El equipo de los observatorios meteorológicos, especialmente del sureste y del sur del país, debe ser reparado o renovado, lo cual implica presupuesto suficiente. También son importantes las reservas regionales de alimentos básicos y medicamentos.

Considerando las cosas en plazos más largos, veremos que el calentamiento global está contribuyendo a esta inestabilidad en el clima. Se deben desarrollar las alternativas existentes para que no se emita tanto bióxido de carbono, metano, óxidos de nitrógeno y, en general, los llamados gases de efecto de invernadero, que impiden que el calor se disperse adecuadamente hacia la atmósfera y son causa primordial de este calentamiento del planeta. La quema de combustibles fósiles, como el petróleo, el carbón y sus derivados, en su mayor parte para usos industriales y para generar electricidad, es causa de ese calentamiento. Se deben apoyar las fuentes renovables de energía que no tienen esta problemática.

Si tenemos enfrente el problema, y se le puede ya ver, no hay por qué esperar al desastre para actuar.