La Jornada viernes 6 de noviembre de 1998

Eduardo Galeano
Gran Circo Gran: Hoy Función Hoy

Los magos. Durante todo 1998, los grandes medios de comunicación, expertos en ilusionismo, hicieron gala de su maestría en las artes del escamoteo. Un día de octubre, perdida al pie de una de las páginas y páginas dedicadas a las funciones de Monica Lewinsky en la Sala Oval, algún diario

publicó, bien chiquita, una noticia insignificante: un estudio científico, realizado por tres organizaciones ecologistas internacionales, había llegado a la conclusión de que el planeta ha perdido un tercio de su riqueza natural en el último cuarto de siglo. Llevaría entre 5 y 10 millones de años recuperar los animales y las plantas que se han extinguido. No lo escuché por radio, ni lo vi en la televisión.

El hombre-bala

Otra noticia insignificante, que no se leyó, ni se vio, ni se escuchó: el ex presidente George Bush confesó que el petróleo fue la causa de la guerra contra Irak. En su libro de memorias (George Bush y Brent Scowcroft, A world transformed, Knopf, Nueva York, 1998), Bush admite lo que siempre había negado. ¿Se desató la Operación Tormenta del Desierto en defensa de la libertad de Kuwait, el indefenso país invadido?

Estados Unidos bombardeó Irak porque no se podía permitir ``que un poder regional hostil tuviera de rehén buena parte del suministro mundial de petróleo'', aclara Bush, con todas las letras.

El gorila

Cuando Augusto Pinochet fue atrapado y enjaulado en Londres, por demanda de la justicia española, se desató en el mundo un gran debate jurídico.

Desde que había asaltado el gobierno chileno en 1973, Pinochet había violado todas las leyes de su país, del planeta y del espacio sideral; pero prestigiosos juristas y democráticos presidentes opinaron que sus crímenes debían ser juzgados por la ley de Chile. Cosas de circo: la ley de Chile impide que sus crímenes sean juzgados. Es la ley por él dictada, que para algo era dictador.

Los dueños del circo

Poco antes, el National Security Archive publicó, en Washington, algunos documentos de la CIA, de la época del presidente Salvador Allende.

1970, órdenes del presidente Nixon y de Kissinger al director de la CIA: ``¡Salven a Chile! ¡Usen nuestros mejores hombres! ¡No escatimen gastos! ¡Hagan gemir la economía chilena!''

Poco después, instrucciones de la CIA al jefe de misión en Santiago: ``Es nuestra firme y continua política que Allende sea derribado por un golpe de Estado''. Y en 1973, la celebración: ``El golpe de Estado ha sido casi perfecto'', dice el informe de un oficial de inteligencia.

El clown

Otro destape, de otro organismo oficial estadunidense. El FBI acaba de revelar su investigación sobre Marx: sobre Groucho Marx.

Hace medio siglo, el FBI sospechaba que Groucho Marx podía estar afiliado al Partido Comunista. En las 186 páginas que se han hecho públicas, no se encuentra ni una sola prueba. Ya Groucho había advertido que jamás entraría en ningún club dispuesto a admitir a alguien como él entre sus socios.

Otras 16 páginas siguen vedadas al público, por razones de inteligencia militar. Ya Groucho había advertido, también, que la expresión inteligencia militar contiene una contradicción en sus términos.

Los enanos

A pesar de la crisis mundial, hay mercados que prosperan. Por ejemplo, el mercado infantil del futbol profesional.

El club Barcelona acaba de pagar 5 millones 300 mil dólares por un jugador de Nigeria, Hauruna Babangida, que tiene 15 años de edad.

Babangida es un adulto hecho y derecho, comparado con algunas nuevas estrellas del futbol argentino. Veinticinco mil dólares pagó un empresario por Gerardo castro, de nueve años de edad, que jugará en River Plate, y otro empresario anuncia que pagará el doble por Ariel Huguetti, un malabarista de la pelota, que acaba de cumplir 12 años.

--Si no tuviéramos problemas económicos, yo no aceptaría los 50 mil dólares -explica el papá de Ariel Huguetti.

El malabarista

Otro mercado que prospera es el mercado de la guerra. El Instituto Internacional de Estudios Estratégicos difunde, desde Londres, los más recientes numeritos del negocio: Estados Unidos vende el 45 por ciento de las armas que el mundo compra.

``La conquista de la paz es el gran desafío que tiene planteada la humanidad'', declara el presidente Bill Clinton, que viene de gastar 75 millones de dólares arrojando bombas sobre objetivos civiles en Sudán y Afganistán.

Los guardianes del circo

La terapia de las armas parece saludable a muchos ciudadanos.

En vísperas de las recientes elecciones brasileñas, inmensos carteles mostraban el caño de una pistola, en los muros de Río de Janeiro, y proclamaban: ``¡Pena de muerte, ya! ¡El buen bandido es el bandido muerto!'' Un ex inspector de policía, llamado Sivuca, convocaba así al electorado. Sivuca fue elegido diputado estadual.

En cambio, el diputado mexicano Luis Miguel Ortiz cree que hay que ahorrar balas para castigar al delincuente: propone ``que lo colguemos en una plaza pública y repartamos alfileres, para que todos los ciudadanos piquen sus partes nobles hasta que se muera''.

Los trapecistas

A veces, en las alturas financieras, los saltos mortales son de veras mortales.

Las bolsas de valores se han venido abajo, y en la caída perdió 100 mil millones de dólares, en 1998, la empresa de inversiones Long-Term Capital Management. En 1997, dos de sus socios principales, Robert Merton y Myron Scholes, habían ganado el Premio Nobel de Economía.

Los contorsionistas

La tempestad amenaza con volar el circo, y los gobiernos del mundo se lanzan presurosos al rescate de los banqueros en bancarrota.

El gobierno de México quiere convertir en deuda pública los pasivos de los bancos privados en quiebra, por la módica suma de 50 mil millones de dólares. Japón destina 240 mil millones de dólares, de fondos públicos, al salvataje de los bancos que no pueden cobrar lo que prestaron.

Artes de circo: retorciendo prodigiosamente el cuerpo, el capitalismo se convierte, cuando le conviene, en un socialismo al revés. El socialismo no está tan mal, al fin y al cabo, mientras se socialicen las pérdidas.

Los fakires

Los nadies, que nada tienen, pagan la cuenta, que así de injusto es el ajuste que los ajusta.

Para enseñar economía a sus alumnos, el profesor Jorge Marchini suele contar una historia. A fines del 94, cuando estalló la penúltima crisis en México, y el efecto tequila asustó al mundo, la televisión entrevistó a una mujer que vendía sus pobres chucherías, expuestas en el suelo, frente a la catedral en el Distrito Federal:

--¿Tendrá que pagar México las consecuencias de sus gastos excesivos? -preguntó el periodista.

La mujer miró, sorprendida, a la cámara de la televisión:

--¿Hubo una fiesta, en este país? Yo no me había enterado.