Demoledores, el análisis y la crítica de Sartori en su libro Homo videns
Arturo García Hernández Ť ``Provocador'', ``fascinante'', ``polémico'', ``demoledor'', ``dramático'', fueron algunos calificativos que mereció el libro de Giovanni Sartori, Homo videns. La sociedad teledirigida (Taurus), en su presentación al público, durante la cual se perfiló un incipiente debate sobre las dos tesis centrales del trabajo del politólogo italiano: 1) que al destronar a la cultura escrita, la televisión está reblandeciendo gradualmente la capacidad cognitiva del hombre; y 2) que dicho medio promueve formas de hacer y entender la política que atentan contra la democracia.
Carmen Aristegui (conductora del noticiario En blanco y negro de Multivisión), José María Pérez Gay (director de Canal 22) y Sergio Sarmiento (ex vicepresidente de noticias en Tv Azteca) comentaron Homo videns, ante cuya lectura -coincidieron-- nadie puede permanecer indiferente.
Referente obligado
Aristegui dijo que los planteamientos de Sartori -``referente obligado para el pensamiento occidental de fin de siglo''- son ``atendibles y por supuesto preocupantes''. Aunque toda la exposición del autor italiano es de enorme importancia -añadió-, ``lo verdaderamente inquietante ya no es sólo señalar lo que se transmite o el cuestionamiento a quienes controlan los medios de comunicación, sino la brutal afirmación de Sartori en el sentido de que la televisión está cambiando la naturaleza del hombre''.
En seguida preguntó la periodista: ``¿De verdad la televisión está siendo productora de hordas de seres humanos incapaces de comprender conceptos y abstracciones?, ¿estamos ante una fatalidad tan grande que tendríamos que pedir lo imposible, es decir, pedirle a la humanidad que apague sus televisores, sus computadoras y no vuelva a usar Internet?'' Sartori sabe ``que los seres humanos deben confrontarse para tener interés en algo, y el libro eso hace: confronta y desafía''.
A decir de Aristegui, ``se puede aceptar o no que ya haya procesos irreversibles; se puede intentar argumentar que la cultura audiovisual debe complementarse con la cultura de la palabra y con el pensamiento abstracto (...) Se puede pensar cualquier cosa después de leer este libro, menos quedar en la indiferencia''.
José María Pérez Gay destacó que el libro de Giovanni Sartori ``agrega un análisis y una crítica más contundentes'' que las tesis que hasta ahora se han acuñado para cuestionar a la televisión y sus efectos sobre la sociedad. Es decir, el investigador italiano trasciende el común denominador de las críticas que se han hecho a ese medio electrónico, que ``la televisión idiotiza'', conclusión en la que -de acuerdo con Pérez Gay- el poeta y crítico alemán Hans Magnus Enzensberger distingue cuatro variantes: la tesis de la manipulación, de la imitación, la tesis de la simulación, y cada una de las tres anteriores se condensan en la cuarta: la idiotización, según la cual ``los medios no sólo debilitarían la capacidad crítica y de discernimiento, la sustancia moral y política de los usuarios, sino también su capacidad de percepción e incluso identidad psíquica''.
Pérez Gay retomó fragmentos de las tesis de Sartori, para quien ``el niño formado en la imagen se reduce a ser un hombre que no lee, y, por tanto, la mayoría de las veces es un ser `reblandecido por la televisión, adicto de por vida a los videojuegos. El video niño es el producto del triunfo de la imagen sobre la palabra''.
Por obvio que pueda parecer -continuó el director de Canal 22- ``el empobrecimiento de la capacidad de entender es, quizá, una de las partes más apasionantes del libro''.
Pensar en la tv cultural
Mientras leía el libro de Sartori -relató el también escritor- ``me pregunté si el homo sapiens no sólo ha perdido su capacidad de abstracción, sino también su memoria y su imaginación ante el medio televisivo. Quiero decir, ¿el homo videns padece amnesia y es incapaz de imaginar?, ¿la imaginación se cosifica ante la pantalla? El tiempo, esa forma a priori de la percepción trascendental, ¿se ha convertido para él en un eterno presente? ¿El pasado y el futuro del homo videns han sido también destruidos por la televisión? Y esto me ha llevado a pensar en una de las ausencias del libro de Sartori -claro, lo digo por obvios motivos profesionales-: en la otra televisión, que de modo despectivo desde su nacimiento dieron en llamar cultural o educativa (...) Estoy convencido de que la televisión cultural toma su fuerza de la imaginación y en la memoria visuales y verbales''.
Al concluir su intervención, Pérez Gay dijo: ``No me hago ilusiones. Conozco el medio televisivo, sé de qué hablo. El diagnóstico de Sartori es demoledor. (...) Hay que leer el Homo videns... no como un grito de Casandra, sino como un manifiesto a favor de nuestros hijos. Porque, como escribió Walter Benjamin, `sólo por aquellos que no tienen esperanza nos está dada la esperanza'''.
De la hipótesis a la comprobación
Sergio Sarmiento -ex vicepresidente de noticias en Tv Azteca- señaló que la tesis de que la televisión anula la capacidad de abastracción en el hombre está apoyada ``en un argumento muy sencillo, muy bello, es un argumento contundente, lo que no sé es si es un argumento cierto''.
Desde su punto de vista, ``no encontramos en realidad ningún tipo de prueba o ningún tipo de indicador que nos demuestre que la televisión nos ha sorbido el coco, o que nos ha reblandecido la capacidad de entendimiento (...) La tesis no se corrobora en la realidad''. Aseguró Sarmiento que la hipótesis de Sartori ``es fascinante'', pero dijo no estar ``seguro de que la simple hipótesis elegante resuelva el problema. Debemos pasar de la hipótesis a la comprobación''.
La parte del libro que tiene que ver con las consecuencias políticas de la televisión, ``tampoco me convence mucho'', además de que es una tesis menos original. ``Me parece también cuestionable a pesar de que evidentemente tiene elementos de verdad''. Como prueba de su afirmación, el periodista se refirió al caso William Clinton-Monica Lewinsky:
``Después de una impresionante campaña de medios en contra de Bill Clinton'', el pasado 3 de noviembre ``los votantes, los electores, se comportaron con una enorme sensatez y dijeron: `yo no quiero que los medios de comunicación o los republicanos se metan en la vida privada''.
Abundó: ``Creo que la televisión cambia el lenguaje político, pero no estoy convencido de ninguna forma que anule la capacidad de decisión de las sociedades''.
Después de insistir en que le parecía un volumen ``provocador'', Sarmiento dijo creer que ``es el libro de un hombre que se sintió molesto súbitamente por lo que advirtió como un deterioro de la capacidad de conocimiento de las generaciones jóvenes. Creo que es un libro de reacción emotiva''.
Al responder los comentarios de los presentadores, Sartori dijo que no era la originalidad a lo que aspiraba en su libro, sino que recaba lo que se ha dicho con el propósito fundamental ``de transmitir conocimiento de una manera útil''.
Sobre las formas de probar sus tesis, el politólogo habló de las múltiples dificultades técnicas, logísticas y económicas que requeriría un estudio de este tipo. Además, remarcó la validez de elaborar tesis a partir de impresiones recibidas a lo largo de sus 50 años como profesor universitario en Italia y en varias de las universidades más prestigiadas de Estados Unidos: ``La ventaja que tengo sobre muchos de ustedes es que, por mi edad, conozco al hombre antes de la televisión y después de la televisión, por eso tengo una percepción más clara''.
Añadió que en los años cincuenta sus alumnos leían y comprendían libros que no entienden sus discípulos actuales:
``El libro es el mismo, son ellos los que han cambiado''. También ha detectado cómo generación tras generación han perdido la ``capacidad de construir argumentos lógicos''.
La responsabilidad del Estado
Cuando el intercambio de opiniones derivó hacia el caso de la televisión mexicana, tanto José María Pérez Gay como Carmen Aristegui consideraron que sí puede aceptarse que en alguna medida la tv ha tenido el efecto que escribe Sartori, pero ambos llamaron la atención para no olvidar la responsabilidad que en esto tiene el Estado mexicano, al no poner una mayor atención en educación y cultura.
Ambos fueron implacables en su cuestionamiento a los modelos de entretenimiento que han privilegiado las dos cadenas de televisión abierta en México: Televisión Azteca (paradójicamente la empresa que invitó y diseñó la agenda de Sartori ) y Televisa.
Al final del acto (cerca de las 22:00 horas del jueves) Giovanni Sartori tuvo que retirarse apresuradamente para asistir a una cena con el presidente de Tv Azteca, Ricardo Salinas Pliego, quien ya había llamado al lugar de la presentación (Poliforum Cultural Siqueiros), molesto porque la cita era a las 21:00 horas.